arando en el mar

El Carnaval también es cultura

Es una industria que genera una actividad beneficiosa para la comunidad que debe ser, por nuestro bien, viable y sostenible

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El carnaval de Tenerife, que junto con el que se celebra en Cádiz, está declarado como Fiesta de Interés Turístico Internacional es, junto con el de Río de Janeiro, uno de los carnavales más importantes y famosos del mundo. Lo decimos nosotros porque estamos orgullosos de ello, pero también lo dicen los expertos, las estadísticas y los medios de comunicación que año tras año lo destacan y lo ensalzan, no sólo como una actividad social importante, que lo es, sino como una actividad económica, cultural y turística fundamental para nuestra economía.

Y deberíamos amplificar y destacar en este glosario adulatorio la parte cultural de la fiesta porque no se debe olvidar que el carnaval está estrechamente vinculado a las raíces y a la esencia del pueblo canario en general y del tinerfeño en particular; y podríamos considerar, sin ánimo de caer en la vanagloria, que se trata de una de las más conocidas e importantes aportaciones culturales de nuestra tierra hacia el exterior.

Y cuantos esfuerzos se hagan en el sentido de exportar nuestro carnaval, como promoción de nuestra diversidad cultural, serán siempre bienvenidos.

Nuestro carnaval, junto con el que se celebra en Las Palmas de Gran Canaria que cada año que pasa supera en fama y prestigio al anterior, o el de Los Indianos, que se celebra en Santa Cruz de La Palma, conocido como la fiesta del polvo y del ritmo caliente que parodia el retorno del emigrante rico bajo intensos aromas caribeños, son expresiones de júbilo, de fiesta, de diversión, espectáculo y, sobre todo, una extraordinaria muestra de nuestra forma de ser y de entender la vida.

El carnaval es un elemento unificador de la sociedad donde todos se divierten sin distinción alguna y, a la vez, constituye un elemento cultural a través del cual se muestra nuestra capacidad de diversión, creación y fantasía; además de mostrar al mundo una muestra de nuestra cultura a través del disfraz – los trajes de las reinas del carnaval son verdaderas obras maestras del diseño y de la fantasía-, pero también por medio de la música, del baile, de las cabalgatas, de nuestros grupos de carnaval como las rondallas, las murgas o las comparsas, sin olvidarnos de las mascaritas que juntos conforman la esencia del espectáculo que gracias al arte y a la tradición conforman nuestra esencia cultural.

El carnaval, pues, es una industria que genera una actividad turística y cultural beneficiosa para la comunidad que debe ser, por nuestro bien, viable y sostenible; fortalecida por nuestra propia experiencia, iniciativa y talento, como característica propia de nuestra idiosincrasia canaria. Es más, nuestro carnaval es un elemento esperanzador que incrementa positivamente el “Destino Canarias” agregando valor a la estrategia de la competitividad. Por ello es necesario fortalecer los vínculos entre turismo y cultura; una cultura que debe abarcar no sólo los espectáculos y los museos, o la música y la gastronomía, sino que también debe incluir nuestras fiestas populares y romerías, así como, por supuesto, nuestro carnaval.

Ver los comentarios