Detalle de dos de los mantos que muestra la exposición organizada por el Cabildo
Detalle de dos de los mantos que muestra la exposición organizada por el Cabildo - fabián simón
ARTE

El millonario tesoro de los mantos de la Virgen del Pilar

El Museo Diocesano de Zaragoza muestra estos días 36 de los más de 500 mantos, de altísimo valor histórico y artístico, que atesora la Basílica

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como broche de las celebraciones del 1.975 aniversario de la Venida de la Virgen a Zaragoza, se ha inaugurado una exposición en el Museo Diocesano de la capital aragonesa, en la que se muestran los mantos más antiguos que se conservan en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. La muestra nos permite ver 36 magníficas piezas que van desde 1762 -fecha en la que se hace el conocido manto del Cabildo que exhibe la Virgen cada 12 de octubre- hasta la década de 1920, en la que el modernismo emerge en las habituales decoraciones florales de los mantos.

A través de ellos podemos ir recuperando la importancia de la devoción a la Virgen del Pilar, personificada en estos mantos por los que tradicionalmente se pasan los niños y que, a lo largo de los siglos, ha ido cambiando en su presentación.

Los más de quinientos ejemplares que custodia la Sacristía de la Virgen —de millonario valor en conjunto— son una muestra más de cómo el mundo cristiano ha buscado durante siglos la protección de María de Nazaret, bajo cuyo manto se busca el amparo y la defensa frente a los problemas. Esta iconografía fue potenciada desde los tiempos del imperio bizantino, cuando surgió la fiesta del Velo de la Virgen que recordaba cómo el manto, cayendo sobre los discípulos mientras María era subida al cielo por su Hijo, se convirtió en la personificación de ese papel de María de Nazaret como protectora de la humanidad.

Auténticos tesoros textiles

En el conjunto de los que se exhiben en esta primera muestra de los mantos podemos destacar el referido del Cabildo, bordado en hilo de oro sobre terciopelo con el anagrama de María, que se fecha en 1762 y que fue obra de alguno de los notables bordadores que viven en la ciudad, de los que perdura el importante taller de Lizuain del que nos queda un manto de 1822 con bordado de «rizado de oro». Junto a ellos destaca el realizado y regalado por el pintor José Garnelo y Alda, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, pintado en 1903 sobre terciopelo blanco destacando la sagrada Columna.

De exuberante decoración vegetal es el regalado por la colonia aragonesa en Manila, fechado en 1864, y es pieza extraordinaria el manto de José Burillo y su esposa Asunción Alonso, que obtuvo la medalla de oro de la Exposición de Zaragoza en 1908 y la de la Exposición de Valencia en 1909. Este elenco se puede cerrar con el manto de la Peregrinación Nacional Eucarística de 1917, de decoración figurativa excepcional.

Junto a la decoración vegetal que envuelve el anagrama de María, también abundan motivos heráldicos como el escudo de España, en el regalado por Restituto Rodríguez en 1913, el símbolo heráldico de Aragón, en el manto regalado por Amado Alfaro en 1880, el de Zaragoza en el manto que regala en 1915 María Pilar Mac-Crohon, y la representación de los Corporales de Daroca que presiden el manto del arcediano Laredo que se regaló en 1830 para ponérselo a la Virgen en la fiesta del Corpus.

Legados de la realeza y de la nobleza

También hay algunos escudos en algunos mantos que regalan los nobles a la Virgen del Pilar, entre los que destacamos el de la condesa de Torreflorida (1856) agradeciendo haber recibido el título; el de la condesa de Añober de Tormes (1896); el de los barones de La Linde (1900) tras la curación de su hija; el de los marqueses de la Cadena (1905); el de minuciosas labores de bordado regalado por los condes de Fuentes (1907) sobre raso blanco; el de la marquesa de Ordoño de Murcia (1905); el de terciopelo azul del conde de Vilches (1918); el de terciopelo carmesí del marqués de Ayerbe (de principios del siglo XX), y el de terciopelo blanco de los barones de La Menglana.

Cabe destacar un manto que tiene especial relevancia en la historia de la monarquía española y que es conocido como manto de la reina María Cristina, mujer profundamente devota de la Virgen del Pilar, esposa de Alfonso XII y regente del reino a fines del siglo XIX. Este sobrio y magnífico manto ha salido en dos ocasiones de España, para estar en los últimos momentos del rey Alfonso XIII, en Roma, y en la ciudad de Lausana cuando muere la reina Victoria Eugenia.

Enriquecidos con joyas

La riqueza de los bordados y de las telas que los acogen se incrementó hasta hace unos años con la presencia de joyas en los mantos, colgadas en sus enganches o incluso cosidas en el mismo, como se puede ver en el manto de Manuel Carrera con la pulsera y broche de su esposa Dolores Miranda (1916). Esta costumbre se abandonó a lo largo del siglo XX cuando los mantos cobran personalidad propia y se convierten en el testimonio del fervor y el respeto de los creyentes hacia la Virgen del Pilar, convertida en una de las devociones marianas más importantes del mundo y, como decía el ateo pero devoto pilarista Luis Buñuel, quizás en la más importante de todas ellas.

--------------(Domingo Buesa Conde, autor de este artículo, es presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, y director del Museo Diocesano de Zaragoza)

Ver los comentarios