Los representantes galos, ante el punto fronterizo en el que tiene lugar el festivo Tributo de las Tres Vacas
Los representantes galos, ante el punto fronterizo en el que tiene lugar el festivo Tributo de las Tres Vacas - patxi uriz
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El tratado de paz con España que le ha costado a Francia 1.920 vacas en 640 años

La lista suma y sigue: este lunes, como cada 13 de julio, tendrán que entregar otras tres reses

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Desde el año 1376, Francia entrega tres vacas a España cada 13 de julio. Para ser exactos, el valle galo de Baretous se las da al navarro del Roncal bajo la supervisión de las autoridades de Ansó (Huesca). Es el tributo con el que se revalida, año tras año, la Paz de las Tres Vacas, acuerdo sellado en octubre de 1375 en la iglesia de Ansó (Huesca).

Es el tratado internacional más antiguo que está en vigor en toda Europa y su escenario es el Pirineo. Los protagonistas, la localidad altoaragonesa de Ansó y las poblaciones del navarro Valle del Roncal y del situado justo al otro lado de éste, en la vertiente gala del Pirineo, el valle francés de Baretous.

Hace 643 años, gentes de ambos valles se enzarzaron en una disputa que acabó en una pequeña guerra de trágicas consecuencias. Lo que empezó siendo una disputa personal entre un ganadero del Baretous y otro del Roncal se fue extendiendo en una tensión creciente que acabó provocando un baño de sangre. La primera víctima mortal del conflicto fue el baretonés Pierre Sansoleren, que murió a manos del roncalés Pedro Karrika tras discutir ambos, según parece, por culpa de los pastos y del agua. Aquella muerte fue vengada por los galos, que emboscaron y asesinaron a Karrika y varios familiares suyos.

La sangrienta disputa entre valles a uno y otro lado del Pirineo no acabó ahí. Se sucedieron los enfrentamientos encarnizados, que culminaron con la conocida como Batalla de Aguincea. Cuentan algunas crónicas que en ella murieron 53 navarros y 200 franceses. En la batalla tomaron parte gentes del Baretous contra navarros de los pueblos de Isaba, Uztarroz, Urzainki y Garde.

El rey y el vizconde

El asunto había llegado demasiado lejos y, temiendo que los sangrientos enfrentamientos se repitieran e incluso pudieran extenderse territorialmente, el rey Carlos II de Navarra y el vizconde Gastón III de Foix-Bearne decidieron negociar un arreglo. Los ánimos estaban demasiado disparados y las posturas tan encarnizadamente encontradas que ambos dirigentes convinieron que la solución quedara en manos de un tercero, un mediador, un árbitro que, en aras de la mejor justicia, fuera un buen conocedor de los usos y costumbres del Pirineo. Y el mediador elegido fue la villa altoaragonesa de Ansó. Exactamente «seis hombres buenos» de este pueblo, cabecera del valle aragonés vecino del navarro del Roncal -al valle de Ansó pertenece Fago, entre otras poblaciones-.

El pacto de Ansó

El arbitraje dio su fruto. La sentencia fue dictada en la iglesia de Ansó el 16 de octubre de 1375. En él se establecieron las condiciones de la paz entre los valles del Roncal y de Baretous, que pasaban por que cada año el lado francés entregara tres vacas al español. La fecha fijada para la entrega era el 16 de agosto, y así debía hacerse cada año para que el pacto fuera renovado.

Desde entonces, ni un solo año se ha dejado de cumplir tal condición, convertida desde hace tiempo en una fiesta tradicional y de hermanamiento. Este lunes se cumplirá la entrega número 640, porque otros tantos años han transcurrido desde que aquel pacto cumpliera tal condición por vez primera según el pacto de Ansó. La suma, por tanto, ascenderá ya a 1.920 vacas entregadas desde entonces.

Tres vacas idénticas

Las reses, también según aquel tratado internacional sellado en Ansó, han de ser «sine macula» (sin defecto alguno) y todas de idéntico aspecto -del mismo «astaje, pelaje y dentaje»-. El lugar de la entrega, también siempre el mismo: la piedra de San Martín («Pierre de St Martin»), el hito número 262 de la línea divisoria de frontera entre España y Francia.

De las tres vacas que se entregan cada año, dos le corresponden siempre a la localidad española de Isaba, mientras que la otra se reparte de forma rotativa entre el resto de municipios del valle del Roncal a los que alcanzó aquel sangriento conflicto y la posterior paz sellada en pacto internacional: Uztarroz, Urzainki y Garde.

Este año, curiosamente, la «Pierre de St Martin» será escenario protagonista por partida doble: el lunes tendrá lugar allí la tradicional renovación del pacto de Ansó; y el martes será la meta de la décima etapa del Tour de Francia, que arrancará en Tarbes.

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