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Destroza una sucursal bancaria y espera sentado a que lo detenga la Policía

Entró con una barra de hierro, tranquilizó a clientes y empleados y la emprendió con el mobiliario. Él no es cliente

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La oficina principal de Ibercaja en Huesca quedó destrozada este jueves por la extraña ira de un hombre de 55 años. Ante la atónica mirada de los doce empleados de la sucursal y de los nueve clientes que estaban en ese momento en la oficina, este individuo entró provisto de una barra de hierro con el único y declarado objetivo de acabar con todo lo que encontrara en el interior. Eso sí, sin arremeter contra los allí presentes.

Cuando entró a la sucursal tranquilizó a empleados y clientes de que nada les iba a pasar a ellos, que estuvieran calmados. Act seguido la emprendió contra el mobiliario, cristales y decoración. El destrozo fue de órdago.

Tras acabar su «trabajo», se sentó tranquilamente en una silla de la oficina bancaria para esperar que acudiera la Policía a detenerle.

Cuando llegaron los agentes, no ofreció resistencia alguna.

El desconcierto se multiplica porque se desconoce qué le llevó a actuar de ese modo. Se especula con que sufra algún tipo de trastorno mental. Lo que está claro es que no lo hizo por despecho, por venganza o por enfado con los servicios del banco, porque ni siquiera es cliente de Ibercaja.

Los destrozos fueron de tal envergadura que la oficina tuvo que ser cerrada al público, a la espera de que se repare todo lo que se llevó por delante con su barra de hierro.

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