opinión

No es inmovilismo

No son unas mesas más o menos las responsables de incomodidades ciudadanas que se pretenden corregir

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En distintos momentos, haciendo referencia a situaciones diferentes, he reiterado en esta columna la importancia de la claridad en las políticas como factor fundamental para el desarrollo correcto de la actividad empresarial.

Y conviene comentarlo una vez más, con lo que me sumo a la inquietud de muchos empresarios ante la incertidumbre que podemos tener como consecuencia de las políticas que en ocasiones solo intuimos de las diferentes administraciones locales, provinciales, autonómicas o nacionales.

Sabemos perfectamente que las certezas ya no existen en esta sociedad, mucho menos en el ámbito empresarial, pero incorporar dudas adicionales a la gestión como consecuencia de criterios cambiantes no suficientemente explicados o al menos justificados, que impactan directamente sobre certezas anteriores y que no suponen necesariamente mejoras en los procedimientos sino orientaciones políticas donde solo deberían primar criterios técnicos, no parece la mejor forma de hacer empresa que, no podemos olvidarlo, es un soporte básico de nuestro modelo de convivencia.

Los inversores en general y particularmente los empresarios, necesitamos transparencia, seguridad en los criterios y naturalmente la capacidad de equivocarnos, pero nosotros, tras el análisis objetivo de las condiciones en las que se desarrollará la actividad de la empresa. Si se cambian las reglas de juego sobre las que se construyeron las hipótesis –legales, por supuesto- a mitad de la partida, nos retraemos, que la inversión suele tener miedo de lo que no conoce, sobre todo cuando no tiene posibilidad razonable de conocerlo.

Ocurre a todos los niveles, por temas que afectan al funcionamiento global del país –dudas de inversores, por ejemplo, como consecuencia de planteamientos territoriales- o por temas muy locales que pueden modificar las premisas de inversión que tenían asumidas las empresas, que necesitan trabajar a largo plazo.

Polémicas como la de los veladores en Alicante o la apertura comercial voluntaria en festivos en ciudades turísticas aportan poco a la necesaria continuidad que necesitan las empresas para progresar y las ciudades para crecer.

Cúmplanse las ordenanzas municipales y no olvidemos que no son unas mesas más o menos las responsables de incomodidades ciudadanas que se pretenden corregir.

El apoyo al comercio, a la industria, al turismo, son temas sobre los que habría que buscar permanentemente el consenso porque constituyen pilares fundamentales de nuestra economía.

Javier Fur es Presidente del Círculo de Economía de Alicante

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