Pedro Rodríguez

Trump, en el club de la comedia

La carcajada se convierte en la respuesta más diplomática hacia el hiperbólico presidente de EE.UU.

Pedro Rodríguez

La cita anual de la UNGA –Asamblea General de Naciones Unidas– hace tiempo que se convirtió en lo más parecido a un micrófono abierto para ensayar la efectividad de monólogos geopolíticos. Cada septiembre, el mejor show del orden creado tras la Segunda Guerra Mundial vuelve a Nueva York. Y junto al atasco apocalíptico generado por tamaña saturación de comitivas oficiales, la UNGA no suele fallar al ofrecer grandes momentos para la historia de las relaciones internacionales.

Desde el zapatazo de Kruschev hasta el discurso de 4 horas y 29 minutos de Fidel Castro, pasando por el chantaje pistolero de Arafat (rama de olivo o plomo) hasta llegar al azufre diabólico del comandante Chávez. Sin olvidar, por supuesto, la delirante intervención de Gadafi en 2009, maltratando literalmente a la pobre Carta de San Francisco. O Netanyahu recurriendo al dibujo-caricatura de una bomba con la mecha encendida y un grueso rotulador para ilustrar el peligro existencial del programa nuclear de Irán.

La UNGA representa a los 193 miembros de Naciones Unidas, todos con un voto equivalente a diferencia del Consejo de Seguridad y sus cinco miembros permanentes. Entre sus prerrogativas figura aprobar el presupuesto de la organización y adoptar tratados globales. Con tantos intereses cruzados, la UNGA se caracteriza por el pulso permanente entre reformistas contra inmovilistas.

Esa carencia de consenso ha sido superada en el fastuoso arranque del periodo de sesiones número 73. Sin agotar el primer minuto de su intervención, el presidente Trump ha logrado el milagro de unir al mundo en carcajadas. La gran pregunta es qué delegación fue la primera en partirse el bazo con la hiperbólica megalomanía presidencial.

Ese cachondeo cosmopolita, que sorprendió hasta al propio Trump, ha logrado eclipsar casi todo lo demás. Y la embajadora americana ante la ONU, Nikki Haley, ha puesto la coda diciendo en Fox News que las risas son un signo de toda la admiración y el respeto internacional que genera la “honestidad” de Trump. Ja, ja, ja, ja, ja…

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