El sombrío 4 de julio de Biden: «La democracia no está garantizada»

El presidente se desploma en las encuestas ante el peso de la inflación y el temor a una recesión

Joe Biden junto a su mujer, Jill Biden, en la celebración del 4 de julio Reuters
David Alandete

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En un tono más sombrío de lo habitual para una celebración de todo un día de la independencia americana, Joe Biden advirtió en la Casa Blanca este 4 de julio que « no hay nada garantizado en nuestra democracia , nada garantizado en nuestro modo de vida». Horas antes seis personas habían muerto a tiros en un desfile cerca de Chicago, la inflación ha provocado un malestar generalizado que se traduce en las encuestas de opinión y una comisión del Capitolio estudia si pide la imputación del anterior presidente por su papel en la fallida insurrección de 2021.

El segundo día de la independencia de Biden en la Casa Blanca es muy distinto al primero, marcado por el aumento de los tiroteos, el temor a una recesión y las desavenencias entre demócratas y republicanos, agravadas por las últimas sentencias del Tribunal Supremo, incluida la que anula el aborto como derecho constitucional.

Biden aludió onerosamente en su discurso a la investigación en el Capitolio a Donald Trump, tras las explosivas revelaciones de que el ex presidente quiso ir con la turba al Capitolio para presenciar el saqueo. Para los diputados en la comisión correspondiente, esto puede ser prueba de incitación a algo similar a un golpe de estado para perpetuarse en el poder. El domingo, la republicana Liz Cheney dijo en televisión que Trump bien puede ser imputado por ello.

Biden, junto a su mujer, sin corbata, recién llegado de Camp David, proclamó que la democracia hay que defenderla. «Tenemos que luchar por ella, defenderla y ganárnosla votando», y que la libertad está «bajo asalto en casa y en el extranjero». A unos cientos de metros tenía el presidente la explanada en la que Trump se dirigió a sus seguidores el 6 de enero de 2021, y desde la que les invitó a «marchar al Capitolio», que fue saqueado, con resultado de siete muertes.

Hace apenas un año, Biden era más optimista. La pandemia acababa, los fuegos artificiales volvían con todo su esplendor a las explanadas ante el monumento a Lincoln, se veía venir una recuperación en términos sanitarios y económicos. Este 4 de julio el ambiente en la Casa Blanca era sombrío , ya no sólo por la insidiosa repetición de los tiroteos mortales, uno tras otro, en escuelas, iglesias y conciertos. Está también la inflación y lo que Biden considera el precio de la guerra de Rusia en Ucrania y las sanciones derivadas.

Este año, en plena ofensiva en Europa, el Kremlin dijo que Vladímir Putin no felicitará a EE.UU. por su independencia, rompiendo con un viejo protocolo de cortesía. Biden no se dio por aludido.

Las encuestas son dramáticas para un Biden que mantiene que se volverá a presentar a las elecciones en 2024 , a los 82 años. Según el último sondeo de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, una abrumadora y creciente mayoría dice que país va en la dirección equivocada, incluidos ocho de cada 10 demócratas. El 85% de los adultos estadounidenses afirma que el país va por mal camino, y el 79% describe la economía como mala. La inflación es del 8,6%.

«Sé que puede ser agotador e inquietante, pero esta noche quiero que sepan que vamos a superar todo esto», dijo Biden en su breve discurso, antes de acercarse a un pequeño concierto con un picnic, a un calor de 32 grados y una humedad del 37%, un sudoroso día de verano típico en esta capital. El presidente arguyó que la vida se va recuperando tras la pandemia, y que a pesar de todo, la economía estadounidense sigue siendo la «más fuerte» del mundo.

Biden añadió que «en los últimos días, ha habido razones para pensar que este país está retrocediendo, que la libertad se ha reducido, que los derechos que suponíamos protegidos ya no lo están», añadió. Era una referencia a la sentencia del aborto. «Sé que puede ser agotador e inquietante. Pero esta noche, quiero que sepan que vamos a superar todo esto», dijo.

Lejos quedan los fastos de Trump en 2019, cuando el expresidente decidió dar un discurso celebrando la gloria de la nación americana entre tanquetas y banderas, ante el monumento a Lincoln, mientras cazas atronadores surcaban los cielos.

Biden optó por mandar un mensaje con la comida del picnic: hamburguesas, patatas fritas y 'cookies'. Eso sí, siendo el presidente demócrata, hubo alguna concesión a la modernidad con hamburguesas veganas. Los invitados eran militares con sus familias, sentados a mesas blancas con manteles de cuadrícula roja y azul, los patrióticos colores de la bandera nacional.

En un concierto breve, el solista Andrey Grammer entonó con gran energía el tema ‹Give love›. Hunter Biden, el hijo del presidente, envuelto en varios escándalos por sus negocios en Ucrania y China, comía discretamente entre el público.

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