Samra Kesinovic
Samra Kesinovic - ABC

Samra Kesinovic, de aventajada estudiante a yihadista

Conoció a un imán con el que trabó amistad y la convenció para unirse a EI en Siria. Después intentó fugarse, pero el grupo terrorista ha acabado con su vida a martillazos

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Samra Kesinovic, una joven austríaca de familia bosnia, dejó antes de fugarse una nota en la que advertía a sus padres: «No nos busquéis, serviremos a dios y moriremos por él». Esto sucedía en abril de 2014, cuando Samra tenía 15 años y viajó hasta Siria para enrolarse en las filas de Estado Islámico junto con su amiga Sabina Selimovic. Ambas, kalashnikov en mano, protagonizaron algunas de las campañas propagandísticas del grupo terrorista.

El portal informativo austríaco «oe24.at» ha confirmado ahora que Samra ha muerto a golpes de martillo en la ciudad siria de Raqqa. Segun declaraciones de algunas personas que convivieron con ella y pudieron escapar, la joven cayó enferma el pasado mes de octubre tras ser testigo de los atroces crímenes cometidos por los yihadistas.

Tras un intento de fuga, habría sido violada de nuevo y castigada con la pena capital. Los expertos en lucha anti terrorista de Naciones Unidas ya daban por muerta a su amiga desde finales de 2014.

Samra, cuyos padres se habían refugiado en Austria en los años 90 huyendo de la guerra en Bosnía, no recibió una educación religiosa. Era una alumna aventajada en el colegio y quería estudiar en una prestigiosa escuela de comercio. Sus planes se torcieron cuando conoció a un imán con el que trabó amistad y la convenció para asistir a clases de religión. Mientras seguía con su vida de estudios, compras con amigas, y alguna discoteca, hizo que sus padres solicitasen su pasaporte con la excusa de un viaje para aprender idiomas. Fue lo único que se llevó.

Poco después de su desaparición escribieron en la plataforma «ask.fm»: «Sin la ayuda de dios no estaríamos aquí» y comenzaron a publicar en las redes sociales fotos en las que aparecían portando armas y ocultas por el burka y mensajes en los que informaban que se habían casado. Recluidas en una casa junto a otras mujeres occidentales en la que «servían» a los combatientes, quedaron embarazadas y al menos un niño ha nacido antes de sus muertes, aunque las autoridades austríacas no pueden precisar cuál de ellas es la madre.

Ver los comentarios