La ruta europea de los camiones de la muerte

El hallazgo de 39 inmigrantes muertos en un camión frigorífico en Essex destapa una práctica que es muy común y que solo reflejan los medios cuando termina en tragedia

El puerto de Zeebrugge en Bélgica EP

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Después de pagar 10.000 euros por persona, muchos inmigrantes, incluso familias enteras se juegan la vida una vez más dando bandazos en trailers de carga a través de miles de kilómetros de carretera. Esa era la esperanza de los 39 fallecidos hallados esta semana en un camión frigorífico en el Reino Unido. El norirlandés de 25 años que iba al volante , seguramente por accidente, encendió el motor refrigerante del acoplado y la temperatura descendió a 25 grados bajo cero. «Si tuvieran que abrir todos los contenedores o todos los camiones que están sellados con los papeles en regla... habría colas de camiones de aquí a Bruselas. Y eso lo saben los traficantes de personas. Todos los días llegan por los menos 4.000 camiones a ese puerto », explica Dirk de Fauw, consejero del puerto belga de Zeebrugge, «es imposible revisarlos uno por uno». Esa es la clave de la proliferación de los «camiones de la muerte».

Ya en 2014 fue hallado un inmigrante en un contenedor en el puerto de Tilbury, en Inglaterra, que viajaba junto a otros 34 afganos que sobrevivieron. En 2105 aparecieron los cadáveres de 71 refugiados sirios en un camión procedente de Budapest y abandonado en una carretera austriaca. En 2016, un inmigrante de 18 años murió aplastado mientras se aferraba a un camión en Banbury, Oxfordshire y otro cuerpo fue hallado poco después en un camión procedente de Francia en Kent. España es escenario también de esta actividad de transporte por carretera. La llegada a las costas españolas suele ser caótica y los traficantes de personas dejan a sus «paquetes» entrar a su suerte en territorio Schengen. Pero más tarde, los que han conseguido llegar con vida, son a menudo reagrupados para seguir el transporte por carretera, según explican fuentes de la ONG alemana Aktion Deutschland Hilft. Es la misma estrategia que en los pasados años utilizaban las mafias en el este, conduciendo a los reagrupados a casas de seguridad en Bulgaria , generalmente cerca de las fronteras serbias o rumanas, en las que permanecían a la espera de camiones frigoríficos en los que continuar viaje.

Por el Brexit

«Los traficantes de personas continúan optando por los camiones refrigerados de paredes duras para transportar inmigrantes ilegales al Reino Unido», confirma tras el fatídico hallazgo de esta semana Debbie Busler, directora de apoyo a los refugiados en la Cruz Roja Británica, «la perspectiva de que se van a cerrar las fronteras por el Brexit está acelerando los transportes en esta dirección y en esa precipitación cometen errores, pero llevaban tiempo utilizando este método». Y España se ha convertido en un paso inevitable para muchos de esos inmigrantes.

Huyendo de violaciones a los derechos humanos, la pobreza o la persecución, 150.000 personas cruzaron en 2018 el Mediterráneo con destino a Europa. Al menos 2.200 de ellas perdieron la vida en el intento, según cifras de la Comisión de Refugiados de la ONU, Acnur, que no prevé un descenso significativo de estas cifras en 2019, pero que sí advierte que las rutas utilizadas para llegar a Europa se están occidentalizando. Si entre 2014 y 2017 el grueso de la inmigración llegaba al continente a través de las rutas del este del Mediterráneo, Balcanes occidentales y la denominada Ruta del Este, a partir de 2018 se aprecia un severo aumento de los traslados a través de la ruta denominada «Mediterráneo occidental», que parte de las costas de Marruecos y Argelia y desembarca en el sur de España y Levante. Frontex contabilizó el año pasado por esta ruta 57.034 llegadas, un aumento del 131% respecto a 2017, con 23.063 llegadas detectadas, y que multiplica por cinco las registradas en 2016 (9.990). Aktion Deutschland Hilft anotan incluso cifras mayores a través de esta ruta, que superan las 66.000 personas. «La mayoría de los refugiados que llegaron a Europa el año pasado entraron por España», afirma el último informe de esta organización.

El hecho de que España se haya convertido en 2018 en el país con más llegadas ilegales no pasa inadvertido en Alemania, receptor final de la mayor parte de estos inmigrantes y seguido por Francia e Italia. Esta pasada semana, el secretario de Estado español para la UE, Marco Aguiriano, ha sido recibido en Berlín por uno de los tres ministros de Estado de la Cancillería, Hendrik Hoppenstedt, y por su homólogo, el socialdemócrata Michael Roth, para un diálogo informal sobre inmigraciones, «sobre cómo resolver a largo plazo y de manera definitiva el problema de migraciones y refugiados, un fenómeno que no va a desaparecer», según Aguiriano. En esta reunión fue tratada la experiencia española con el norte de África y se tantearon posibles futuras fórmulas de reparto de inmigrantes y refugiados en el territorio europeo. Fuentes al tanto de la conversación afirman que se habló de un posible mantenimiento de las cuotas de aceptación flexible, en el que países que no deseen recibir refugiados ofrezcan a cambio contrapartidas, como el caso de la República Checa, que ofrece efectivos que se trasladan para atender la situación sobre el terreno, o renuncias a fondos europeos.

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