Netanyahu arremete contra la Justicia, los medios y la Policía en la primera sesión de su juicio por corrupción

Por primera vez un primer ministro israelí en ejercicio se sienta en el banquillo

Benjamin Netanyahu, en el centro, habla ayer con su abogado en el tribunal de Jerusalén AFP

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El juicio a Benjamín Netanyahu por corrupción, abuso de confianza y malversación arrancó este domingo con un ataque frontal del primer ministro israelí contra «funcionarios en la policía, fiscales y los medios», porque considera que «están intentando acabar con el Gobierno en contra de la voluntad del pueblo». El premier llegó al Tribunal del Distrito de Jerusalén «con la espalda erguida y la cabeza alta» y rodeado de ministros y altos cargo del Likud que le mostraron todo su apoyo en este día histórico en el que por primera vez un primer ministro israelí en activo comparecía ante la Justicia .

Netanyahu denunció que «lo que se está juzgando es un esfuerzo para frustrar la voluntad del pueblo, para derrocarme a mí y al campo de la derecha» y adelantó que seguirá «liderando el Estado de Israel». El veterano dirigente tachó las acusaciones en su contra de «ridículas» y se mostró como víctima de un intento de «derrocar al Gobierno».

Mientras Netanyahu atacaba a diestro y siniestro en el interior del juzgado, en las calles de la ciudad santa se organizaron dos protestas. Frente a su residencia oficial, en el barrio de Rehavia, los miembros de la campaña «Bandera negra» se concentraron tras una gran pancarta que rezaba «crime-minister» (juego de palabras entre primer ministro y delincuente) y pidieron a gritos su dimisión.

A las puertas del tribunal, sin embargo, llegaron sus más fieles seguidores luciendo camisetas que decían «nunca caminarás solo» y gritando consignas contra el ex fiscal general Avichai Mandelblit, encargado de investigar durante tres años las acusaciones al primero ministro, a quien acusaron de «golpista» y «antisemita».

En ninguna de las dos concentraciones se observó respeto alguno por las restricciones impuestas por el coronavirus , la pasión pudo con la distancia social o las mascarillas y las fuerzas de orden bastante tuvieron con controlar los ánimos.

El primer ministro, cuya vista duró apenas 50 minutos, «está decidido a librar una guerra contra las instituciones legales de Israel y dividir a la población. Es el comportamiento que esperas de líderes que se adoran a ellos mismo más que al estado al que juraron servir y proteger», apuntó en su artículo de opinión en el diario «Haaretz» Chemi Shalev, quien calificó el proceso legal que arrancó en Jerusalén como «Benjamín Netanyahu contra el Estado de Israel».

El aliado de Netanyahu en el gobierno de unidad nacional, Benny Gantz , pidió respeto a la «presunción de inocencia» de su socio, pero mostró su confianza en el sistema legal del país, el mismo que, según el actual primer ministro trata de «derrocar» al ejecutivo que lideran de forma rotatoria.

A un mes de poner en marcha la anexión de Cisjordania, Netanyahu sigue los pasos de Ehud Olmert , ex primer ministro de su mismo partido que fue juzgado y declarado culpable por un delito de corrupción por el que pasó 16 meses en prisión. La diferencia es que la acusación contra Olmert llegó cuando ya había dejado la jefatura de Gobierno. Moshe Katsav , presidente del país entre 2000 y 2007, también del Likud, fue sentenciado a cinco años de prisión en 2010 por «violación y agresiones sexuales».

Los tres casos por los que se le juzga

Los casos contra Netanyahu son los conocidos como « Caso 1000 », en el que está imputado por fraude y violación de confianza por recibir regalos como puros, joyas y viajes por un valor de unos 180.000 euros de empresarios millonarios de Hollywood, a cambio de favores; el « Caso 2000 », en el que le imputan también por fraude y violación de confianza debido a la conspiración con el dueño del diario «Yedioth Ahronoth», Arnon Mozes, también acusado, a cambio de obtener una cobertura favorable, y el último en explotar, y el más grave, es el « Caso 4000 », en el que hará frente a cargos por sobornos, fraude y violación de confianza tras presionar para garantizarse una cobertura informativa favorable para él y su mujer a Walla, portal de noticias propiedad de Shaul Elovitch, principal accionista de Bezeq, el gigante de las telecomunicaciones en el país. A cambio, le habrían ofrecido favores gubernamentales en forma de regulaciones que reportaron millones de dólares a su compañía.

Los jueces fijaron la próxima vista el 19 de julio y en ella no será necesaria la presencia del jefe de Gobierno.

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