Macron, con un seguidor en la inauguración de un monumento en memoria del genocidio armenio en 1915
Macron, con un seguidor en la inauguración de un monumento en memoria del genocidio armenio en 1915 - Efe

Macron suma fuerzas para derrotar a Le Pen

El candidato centrista apela a los «valores de Francia» frente a la ultraderecha

Hollande pide votar a su ex ministro de Economía en la segunda vuelta de presidenciales, el 7 de mayo

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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La ventaja de cerca de tres puntos sobre Marine Le Pen que le otorgan los resultados definitivos de la primera vuelta electoral, así como la amplia variedad de apoyos que ha recibido desde el domingo, refuerzan al centrista Emmanuel Macron, 39 años, como el candidato más sólido ante las presidenciales del próximo 7 de mayo en Francia.

A los varios respaldos recibidos se sumó este lunes el del actual presidente, François Hollande, que anunció de forma solemne que votará por él dentro de dos semanas. «Frente a los riesgos que supondría la victoria de Le Pen no sirve callarse o refugiarse en la indiferencia», aseguró. A su juicio, los franceses se juegan el alma del país, la unidad de la nación, la pertenencia a Europa y su lugar en el mundo.

«Todo lo que he tratado de conservar en mi mandato», resumió.

Macron agradeció a Hollande su apoyo a través de Twitter y añadió:«El próximo 7 de mayo se trata de ser fiel a los valores de Francia».

Sin embargo, uno de sus retos es precisamente desmarcarse de la herencia del presidente con quien fue ministro de Economía. El partido de la ultraderechista Marine Le Pen, de hecho, no desaprovechó la ocasión. El vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot, declaró en la cadena LCI que «Macron es el candidato de Hollande, ahora las cosas están claras».

Su otro gran desafío ante el 7 de mayo será ahormar un proyecto más allá del «todos contra Le Pen». Nadie sabe qué gobierno podría formar Macron, qué fuerzas parlamentarias pudieran apoyarlo ni qué partidos pudieran morir o nacer para adaptarse al nuevo paisaje político, que no tiene precedentes en la historia de la Vª República, fundada en 1958.

El candidato de ¡En Marcha! se impuso con el 24,01% de los votos, mientras que Le Pen obtuvo un 21,3%. En tercer lugar quedó el conservador François Fillon, con el 20,01%, seguido por el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon (19,58%). El socialista Benoît Hamon quedó relegado a la quinta plaza, con solo un 6,36%, no muy lejos del sexto, el ultraconservador Nicolas Dupont-Aignan, que alcanzó el 4,7%.

Aritméticamente, Francia es masivamente conservadora, ya que, en total, las derechas suman más del 46%. Pero la fragmentación es devastadora para la derecha histórica.

La «tercera vuelta», las elecciones legislativas

Jugando la carta del centro, el exbanquero de negocios y exministro de Hollande ha conseguido una primera victoria indiscutible, aunque en lo que pudiera llegar a traducirse todo ello es incierto. Los franceses han dado la victoria a un candidato de menos de 40 años, al frente de un minúsculo partido sin representación local, regional ni parlamentaria.

En caso de entrar finalmente en el Elíseo el 7 de mayo, a continuación formaría un gobierno provisional, pero luego vendrían las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio. ¿Podrá conseguir la mayoría parlamentaria un grupúsculo que apenas tiene un año de existencia y sin experiencia política de ningún tipo?

El resto de partidos esperan a esa especie de «tercera vuelta» de las elecciones presidenciales para intentar recuperarse e imponer al joven jefe del Estado una cohabitación de imprevisible geometría política.

A la izquierda, la catastrófica derrota de Hamon no prejuzga el hundimiento socialista en las legislativas. El ex primer ministro Manuel Valls y otros líderes del PS esperan presentar listas que puedan influir en una eventual mayoría gubernamental de Macron.

Las extremas izquierdas, sumando Mélenchon y otros candidatos de ideología anticapitalista y trotskista, han obtenido un resultado espectacular, de más del 20%. Sin embargo, los comunistas, que integraban la coalición Francia Insumisa, aspiran ahora a hacer la guerra electoral por cuenta propia en las legislativas, mientras que el resto de los grupúsculos izquierdistas llevan varias décadas peleándose entre sí. Es decir, mucho izquierdismo gritón, pero poco peso político de fondo.

Mélenchon y los demás dirigentes izquierdistas equiparan a Macron y Le Pen, presentándolos como representantes» del mismo «capitalismo salvaje y ultraliberal». El candidato de Francia Insumisa no ha llegado a pedir el voto para ninguno de los dos finalistas, aunque la consulta que se abrirá entre sus simpatizantes para fijar posturas no prevé el voto para la líder del Frente Nacional.

Macron no solo se ha convertido en la opción preferida de la clase política tradicional (desde Fillon a Hamon, pasando por Hollande y el ex primer ministro Manuel Valls), sino también de los medios económicos y empresariales. Las bolsas europeas mostraron su alivio con subidas de hasta el 4,77%, como en el caso de Milán y la patronal francesa, la Medef ha pedido votar por él.

Desde fuera, desde el Gobierno de Merkel al de Mariano Rajoy, así como la Unión Europea, han dejado clara su inclinación por el candidato centrista.

Macron viene repitiendo que, como el general De Gaulle, busca «coger lo mejor de la derecha, lo mejor del centro y lo mejor de la izquierda, para gobernar y reformar juntos». En la teoría política, tal proyecto pudiera parecer seductor. En la práctica es de muy compleja realización. «Todos contra Le Pen» puede funcionar electoralmente. «Gobernar juntos» quizá sea harina de otro costal.

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