José A. Álvarez Gómez

Esperando el «Big One»

El profesor de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid José A. Álvarez Gómez analiza los últimos terremotos en el sur de California

José A. Álvarez Gómez

California es famosa, desde el punto de vista geológico, por albergar la falla de San Andrés, generadora del gran terremoto de 1906. Sin embargo muchas otras fallas acompañan a la falla de San Andrés en su tarea de absorber la deformación que genera el desplazamiento de la placa del Pacífico respecto a la de Norteamérica.

El contacto entre placas litosféricas (o tectónicas) genera extensas áreas sometidas a esfuerzos que fracturan la corteza terrestre. Estas zonas forman bandas de centenas de kilómetros de ancho donde la corteza está siendo fragmentada y triturada. Las superficies de contacto entre fragmentos son las fallas, que generan terremotos cada vez que se supera su umbral de resistencia. Algunas de estas fallas forman grandes estructuras continuas a lo largo de miles de kilómetros y absorben la mayor parte de la deformación, como la falla de San Andrés.

La serie sísmica que está teniendo lugar en Ridgecrest, California, está siendo producida por, al menos, dos fallas de menor importancia que forman parte de la «Zona de Cizalla del Este de California». El primer evento, ocurrido el 4 de julio, con una magnitud 6.4 tuvo lugar en una falla de dirección NE-SO situada unos kilómetros al norte de la falla de Garlock. Produjo una intensa serie sísmica y desestabilizó otra falla, esta de dirección NO-SE, que dio lugar al terremoto de magnitud 7.1. Esta segunda falla es similar a la que en 1872 produjo el terremoto de Lone Pine en Owen Valley (de magnitud alrededor de 7.5) situada unas decenas de kilómetros al norte.

Este encadenamiento de terremotos es habitual, y es el mecanismo responsable de la ocurrencia de réplicas tras un terremoto. Cuando una zona intensamente fracturada empieza a desestabilizarse se desencadena un proceso de liberación de energía que se detiene cuando la corteza terrestre ha alcanzado de nuevo un nivel de esfuerzos estable. Este funcionamiento es similar al de una válvula que deja salir el exceso de presión. Si el sistema ha liberado la energía suficiente la serie sísmica disminuirá en intensidad a lo largo de los próximos días y semanas. Por otra parte, debido a la lejanía de esta serie sísmica con la gran falla de San Andrés, su influencia sobre ella es mínima, por lo que el «Big one» se sigue esperando.

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