Ramón Pérez-Maura

Johnson se sale otra vez con la suya

Los laboristas vuelven a pedir un referendo tras el acuerdo con la UE, lo que prolongaría este proceso mucho más allá de una posible prórroga

Ramón Pérez-Maura

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sir Keir Starmer , el ministro para el Brexit en la sombra, insistió ayer en que la celebración de un segundo referendo es inevitable, lo que prolongaría este proceso mucho más allá de una posible prórroga hasta el 31 de enero de 2020. Según Starmer “cualquiera que sea el resultado, tanto si el mal acuerdo de Boris Johnson es aprobado o si logramos uno mejor, lo que es posible, habrá que someterlo a un referendo frente a la opción de la permanencia”. Es decir, tres años perdidos.

Es evidente que la oposición está muy nerviosa porque después de derrotar al Gobierno en el Parlamento el sábado, Boris Johnson supo salirse una vez más con la suya. Dijo que no iba a pedir la prórroga y en puridad no lo hizo. Mandó a Donald Tusk tres cartas. Una era una fotocopia del Benn Act que obliga a pedir una prórroga y que iba atribuida al Parlamento. Otra era una carta del primer ministro al presidente del Consejo Europeo pidiendo esa prórroga -una carta que no lleva la firma manuscrita de Boris Johnson, simplemente su nombre mecanografiado. Y en una tercera carta, firmada y rubricada, Johnson informaba a Tusk de que para él es un error prorrogar esta situación y, por lo tanto, hay que terminar con la pesadilla el 31 de octubre.

Ya se sabe, que la estrategia de sir Oliver Letwin para introducir la enmienda dilatoria, tenía mucho más de bloqueo que de garantizar el cumplimiento del acuerdo. Por algo Letwin ha diseñado su enmiendag con la ayuda de lord Pannick, el barrister -abogado de las Cortes Superiores- de Gina Miller, la empresaria que lleva meses frenando el Brexit en los tribunales.

Hoy debería volver a fijarse la atención en la Cámara de los Comunes. Escribir la crónica previa de una sesión del Parlamento británico solía ser algo tan rutinario que carecía de interés alguno. También es verdad que no era así hace unos siglos, cuando hubo que pintar ante las bancadas frontales unas líneas rojas a distancia suficiente para que no pudiesen cruzarse espadas. Hoy en día todo seguía un orden predecible, con una cortesía parlamentaria inigualada en el mundo -y que sigue en vigor en buena medida- hasta que las tensiones del Brexit se lo han llevado todo por delante. En los Comunes el orden del día debe fijarlo el Líder de la Cámara, que es un ministro del Gabinete y a John Bercow («Ooooorder») le corresponde aplicarlo y, en su caso, introducir enmiendas y puntos de orden.

El Líder de la Cámara, Jacob Rees-Mogg , dejó claro el sábado que hoy lunes habría una votación relevante, en referencia indiscutible al acuerdo entre los 27 estados miembros de la UE y el Reino Unido. Pero hay serias dudas de que eso vaya a ocurrir porque Bercow puede impedirlo aduciendo una cuestión de orden. Lo que, una vez más, pondría en evidencia la escasa voluntad que tiene un mayoría dispersa del Parlamento de cumplir el mandato popular de 2016.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación