La guerra de los republicanos con Trump amenaza el recorte fiscal

El plan del presidente de EE.UU. para bajar los impuestos choca con los senadores críticos

Banderas rusas caen ante Donald Trump y Mitch McConnell mientras se dirigen a un almuerzo en el Congreso Reuters
Manuel Erice Oronoz

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La aparente paz que pusieron en escena la semana pasada Trump y el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Mitch McConnell , era sólo un decorado. La intención que mostraron ambos en el Rose Garden de la Casa Blanca de llevar a buen puerto la mayor bajada de impuestos desde la era Reagan se mantiene en pie, pero crece el fuego amigo en el legislativo, el camino obligado para sacar adelante el plan.

La resistencia de los senadores críticos con Trump, lodos de polvos esparcidos en la campaña presidencial que han macerado con la investigación de la posible connivencia electoral de su candidato con Putin, constituye el principal peligro. Un partido con el mayor poder acumulado en décadas y un presidente con un Congreso supuestamente controlado son incapaces de entenderse para impulsar una agenda política aún vacía.

Tras el fiasco de la demolición del Obamacare, la reforma fiscal proclamada por Trump llama a la puerta como la mayor oportunidad para encauzar el mandato, pero también el mayor riesgo de que «corra la sangre» en las elecciones parciales al Congreso de 2018, en palabras del propio presidente.

Cerca de cumplirse el primer aniversario de la inesperada victoria electoral de Donald Trump, aún no se ha estrenado el casillero de reformas legislativas republicanas. Los pocos avances se cuentan a golpe de órdenes ejecutivas del presidente, ya medio centenar, y en muchos casos precisamente para eludir a sus congresistas.

La presión de Trump para que las cámaras le allanen el camino no ha hecho sino recrudecer la batalla. Los cinco senadores críticos, encabezados por John McCain , Ted Cruz y Rand Paul , tumbaron la sustitución del Obamacare (sistema de cobertura sanitaria del anterior presidente) a las primeras de cambio. La ira de Trump, comprometido con sus acólitos, se cebó con el líder de la mayoría, a quien asaeteó desde Twitter por su «incapacidad». La respuesta de McConnell pone el dedo en la llaga de un populismo que no siempre casa con la realidad: «Las expectativas del presidente eran muy altas».

Sus aspiraciones en materia fiscal, construidas con promesas a un público que ansía ahora su cumplimiento, también parecen rozar lo imposible. Pero Trump presiona para que los congresistas republicanos cuadren el círculo, aunque no las cuentas. Su plan de reducción fiscal añadiría 1,5 billones de dólares a un déficit desbocado, que supera ya los 20 billones.

La apelación republicana a suprimir o limitar el llamado 401(K), un recurso que permite a los empleados ahorrar parte de su sueldo sin penalización, ha sido contestado con un no rotundo por Trump: «No habrá cambios en el 401(K). Siempre ha sido una ventaja fiscal muy popular entre las clases medias, y se va a mantener». Que el mensaje del presidente llegue casi siempre en tono de aviso a navegantes y vía Twitter ayuda poco a limar asperezas.

Problemas en la cámara alta

Los republicanos se quejan de que Trump intenta imponer su plan sin atender a razones. Y le argumentan que su pulso pone en peligro la aprobación de la ley de presupuestos, precisamente el sendero elegido por los republicanos para sacar adelante su reforma fiscal. Muy alejado de los mecanismos políticos y legislativos, el pasado domingo, en una videoconferencia con los republicanos en la Cámara de Representantes, el presidente les arengó para impulsar el proyecto cuanto antes.

Pero los obstáculos esperan en la cámara alta, siempre determinante. Pese a que los republicanos han elegido el camino más fácil, el de la mayoría simple (sus 52 senadores de cien), un déficit tan elevado puede provocar que la minoría demócrata recurra al filibusterismo y bloquee la tramitación.

Tampoco queda claro cómo convencerá la cúpula republicana a los senadores díscolos. Ayer fue el primer intento, en un almuerzo durante la primera visita de Trump al Congreso como presidente. En el encuentro, el portavoz, Paul Ryan , reiteró el compromiso de que la reducción fiscal recibirá el definitivo visto bueno en diciembre. 

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