Francisco de Andrés - A propósito

Boris con red

Al final el primer ministro británico ha salido un híbrido de Theresa May y Pilatos

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Lo único meridianamente claro en el embrollo de esta nueva fase del Brexit es la voluntad del primer ministro británico, Boris Johnson, de pasar a la Historia como el «héroe» que sacó al Reino Unido de la Unión Europea, y no como el «villano» que labró su fracaso económico y la partición política del país. El acuerdo anunciado ayer está calculado para que el «premier» se lleve el mérito de un final feliz y al mismo tiempo pueda ser exculpado en el caso –todavía altamente probable– de que el Reino Unido se vaya sin acuerdo el 31 de octubre.

La maniobra de Johnson para avanzar por el cable con red de seguridad no está nada mal. El respaldo inequívoco de los 27 a lo pactado, y las declaraciones de Juncker –«no hay acuerdo para una prórroga en la salida»– neutralizan la ley Benn aprobada en el Parlamento británico por los adversarios de Johnson para forzarle a ampliar el plazo. La UE sería también responsable de un Brexit sin acuerdo si eventualmente el Parlamento Europeo rechaza lo pactado entre Londres y Bruselas.

En el frente británico, el más tumultuoso, la apuesta también está bien medida. La oposición laborista sigue negando la premisa mayor –la mera salida de la Unión, con o sin acuerdo– y exige que lo pactado sea sometido a referéndum, otro referéndum, algo que el Gobierno considera inaceptable. Para tumbar el pacto en los Comunes, y precipitar por tanto una salida sin acuerdo el 31 de este mes, basta con que los laboristas sumen el apoyo de los unionistas de Irlanda del Norte, o quizá de una partida de los más de 20 diputados «tories» expulsados del partido por Boris Johnson en las últimas semanas por su tibieza «brexiter».

Pero el mayor peligro para precipitar un Brexit sin acuerdo–algo que en el fondo no parece importarle mucho a Johnson– procede quizás de la bancada de la DUP. Los protestantes norirlandeses pierden mucho poder con lo pactado entre Johnson y Bruselas. Tendrán que mantener al menos cuatro años las reglas de unión aduanera de la UE, y no dispondrán de poder de veto frente a la otra mitad católica, que estará encantada de continuarlas. Al final Boris Johnson ha salido un híbrido de Theresa May y Pilatos.

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