Los dirigentes del G7 firman un acuerdo antiterrorista , «un mensaje de amistad, vecindad y colaboración» con Reino Unido.
Los dirigentes del G7 firman un acuerdo antiterrorista , «un mensaje de amistad, vecindad y colaboración» con Reino Unido. - REUTERS

El G-7 no logra un pacto con Trump sobre cambio climático y comercio

El primer ministro italiano y presidente de turno del G7, Paolo Gentiloni, explica que «el Gobierno estadounidense tiene una reflexión interna en curso sobre los Acuerdos de París (2015)» y que todavía no ha adoptado una posición

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Comenzó cuesta arriba la reunión de los siete líderes más poderosos del mundo. La cumbre del G-7 más blindada de la historia se abrió ayer con la foto de familia en uno de los lugares más sugestivos de Sicilia: el teatro griego de Taormina. Pero bajo el sol mediterráneo, el clima político era frío y ensombrecido por el huracán Donald Trump, lo que hace presumir que será modesto el resultado de esta cumbre, que concluirá hoy en la tarde en una ciudad militarizada, con la presencia de 7.000 miembros de las fuerzas del orden. Los líderes europeos se esforzaron por reducir las tensiones surgidas entre Alemania y EE.UU., después de que el presidente norteamericano se lamentara de que el superávit comercial de Alemania estaba dañando a la economía de Estados Unidos.

El dardo de Trump a Alemania pone de manifiesto que el comercio internacional es una de las espinas de esta reunión, definida por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, como «la más difícil de las cumbres del G-7 en los últimos años». Sobre política comercial no podrá haber acuerdo porque Estados Unidos y Europa están completamente alejados. Trump aboga por el proteccionismo con el argumento de que la globalización le sale muy cara a su país.

Además de la canciller alemana Angela Merkel, del primer ministro japonés Shinzo Abe y del canadiense Justin Trudeau, en esta cumbre se estrenan cuatro de los siete líderes del G7: La primera ministra británica, Theresa May; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro italiano, el anfitrión Paolo Gentiloni, y el presidente de EE.UU., Donald Trump, quien irrumpió como un debutante incómodo, que puso obstáculos no solo sobre el comercio exterior, sino también en otra cuestión clave como el cambio de clima. Trump quiere acabar con los acuerdos de París para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras para el presidente francés, Emmanuele Macron, esos compromisos son una prioridad en su agenda política. La sensibilidad que suscita esta cuestión se reflejó en la protesta de Greenpeace que alzó una reproducción de la estatua de la Libertad de cuatro metros de altura, con un chaleco salvavidas, en una playa de Taormina. Era una protesta simbólica para destacar la amenaza por el cambio de clima y el aumento del nivel de los mares.

Terrorismo

El principal punto de acuerdo fue la lucha contra el terrorismo. Se acordó reforzar la cooperación y presionar a las grandes empresas de internet para que no permitan que sus contenidos sean utilizados por los terroristas ni se sigan difundiendo páginas en las que se enseña a fabricar bombas.

Italia ha cuidado especialmente que en el comunicado final haya una declaración sobre inmigración. A Sicilia han llegado en este año más de 50.000 inmigrantes. El gobierno italiano considera que la inmigración procedente de África es una bomba de relojería a largo plazo y que es necesario dar estabilidad a esos países para erradicar el terrorismo y frenar el éxodo hacia Europa. Por eso se ha organizado en la cumbre una sesión especial con los líderes de Túnez, Nigeria, Níger, Kenia y Etiopía.

Hasta última hora se estará trabajando en la declaración final, porque, insólitamente, y quizás por primera vez en una cumbre del G-7, los siete líderes llegaron a Taormina sin tener claramente definidas o cerradas cuestiones importantes. Con Rusia excluida desde el 2014 de la mesa de los grandes, por la crisis de Crimea y Ucrania, esta fue la cumbre de la improvisación.

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