«Chalecos amarillos»

Un español residente en París, sobre las protestas: «La situación ha empeorado, hay más violencia»

Al menos 90 personas han resultado heridas y más de 200 han sido detenidas durante la jornada violenta de este sábado en París, según Le Monde

Uno de los participantes de las protestas de los «chalecos amarillos» en París AFP
Silvia Nieto

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La jornada de protestas del movimiento de los «chalecos amarillos» está causando este sábado estragos particularmente violentos en París. Los principales periódicos franceses, Le Monde y Le Figaro, abren sus respectivas ediciones digitales con imágenes de los altercados, destacando que coches de Policía, tiendas y monumentos -han aparecido pintadas en el Arco del Triunfo- están siendo víctimas de la furia de los manifestantes más radicales . La protesta, que ha ido en aumento durante las últimas semanas, comenzó como una respuesta contra el auge del precio de los carburantes en Francia, pero ha terminado siendo un termómetro del profundo malestar que padece parte de la sociedad gala.

El giro violento de las protestas se deduce de los datos escandalosos que los medios franceses ofrecen hoy. Le Monde habla de 92 heridos y 205 personas detenidas en París, donde las lujosas tiendas del céntrico bulevar Haussmann han tenido que ser evacuadas, y las no menos suntuosas de la rue de Rivoli también han padecido la ira de los manifestantes. Además, los «chalecos amarillos» han dirigido su furia contra el histórico edificio de la Bolsa, en pleno corazón de la capital.

La revuelta, en todo París

«La subida del precio del carburante ha atacado el bolsillo del consumidor medio, que es el que tiene que coger el coche para ir a trabajar», explica Adrián Almoguera , estudiante de doctorado y residente en París, a ABC. «Hay una gran desconexión entre el centro y la periferia: la periferia de Francia y París no tienen nada que ver, pero eso también se traslada a nivel urbano, porque la periferia de París y su centro también son muy distintos», añade. El investigador, que ha presenciado el ambiente en las calles de la capital de este sábado, se ha cruzado « c on muchos jóvenes, aunque hay gente de todas las edades » perteneciente al movimiento de los «chalecos amarillos».

«He visto a gente que es pacífica y a otra que no, a algunos que daban voces y a otros que no. Pero hoy, con respecto al fin de semana pasado, la situación ha empeorado, porque hay más violencia en las calles . Han atacado una tienda de Chanel y las fachadas de bancos, y la revuelta se extiende por la ciudad, ya que no solo se desarrolla en los Campos Elíseos», ha explicado.

«Hay un presidente -añade Almoguera, en referencia a Macron- que ha tenido bastantes derrapes, empleando tonos clasistas, como cuando dijo que, cruzando la calle, encontraba a un hombre un trabajo . Es impopular, y representa la desconexión entre París y la provincia ».

Apoyo mayoritario

Consciente de que la movilización es, en buena medida, una respuesta a su gestión, Macron ha intentado tener gestos con los participantes en las protestas. El pasado martes, precisamente, el mandatario afirmó que su deseo es preocuparse tanto por «el fin del mundo» -en referencia a su inquietud por el cambio climático- como por todos los ciudadanos que no llegan «a fin de mes» . Además, intentó diferenciar a los manifestantes pacíficos de los «casseurs», aquellos que se dedican a romper cosas -«casser» significa «romper» en francés- y azuzar la violencia en las calles.

A pesar de intentar apagar el incendio, lo cierto es que una mayoría de la sociedad francesa, según las encuestas publicadas en algunos medios, parece respaldar la movilización. Así, en una de Le Figaro, el 84% de los consultados decían que la protesta estaba «justificada» .

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