Díaz-Canel, primer presidente cubano que participará en la Cumbre Iberoamericana después de 20 años

La última vez que un mandatario de la isla tomó parte en el encuentro internacional fue en el año 2000, en el que estuvo presente Fidel Castro. Su hermano, Raúl Castro, que tomó el relevo, nunca acudió

Quién gobierna en Cuba

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, durante la clausura este lunes del VIII Congreso del PCC EFE
Susana Gaviña

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Este miércoles comienza la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, bajo el título «Innovación para el Desarrollo Sostenible – Objetivos 2030. Iberoamérica frente al reto del Coronavirus», que se celebra de forma híbrida en Andorra. Híbrida porque tan solo participarán de forma presencial los líderes de cinco países: Portugal , con la presencia del presidente Marcelo Rebelo de Sousa, y su primer ministro, Antonio Costa; así como los presidentes de Guatemala , Alejandro Giammatei; de la República Dominicana , Luis Abinader; y de España , Pedro Sánchez; además, claro está, de los anfitriones, en la persona del primer ministro de Andorra , Xavier Espot. También estará presente, como es tradición, el Rey de España, Felipe VI.

El resto de mandatarios participarán de forma telemática. Entre los que han confirmado su presencial virtual hay dos que llaman la atención de una manera especial: el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel , que acaba de ser nombrado primer secretario del Partido Comunista de Cuba, en el congreso clausurado este lunes en la isla; y la del líder chavista , Nicolás Maduro .

En el caso de Cuba, país que ha mantenido durante años la incertidumbre de su representación casi hasta el último momento, es llamativo porque hacía dos décadas que un presidente cubano no participaba en el evento. La última vez que contó con el máximo mandatario de la isla fue en 2000, cuando acudió Fidel Castro a Panamá, donde supuestamente fue desmantelado un atentado contra él, en el que estaba implicado el presunto terrorista Luis Posada Carriles. Desde entonces, ningún presidente cubano (Fidel o Raúl) ha participado en la cumbre, justificando sus ausencias por motivos de trabajo, la recuperación de alguna lesión u otros compromisos. En su lugar, siempre ha sido enviado alguien de menor nivel. Hasta este año, cuando la prensa oficialista cubana confirmó -hace tres días- la presencia virtual de Díaz-Canel en el encuentro.

Frente a los que afirman que esto significa el regreso de Cuba a la cumbre, el investigador del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, quiere precisar que «Cuba realmente nunca se fue. Lo que ocurre es que participó con otro nivel de representación. Pero nunca ha estado ausente». Si es cierto, por ejemplo, que Raúl Castro, que sucedió a su hermano Fidel al frente de la presidencia en 2006, nunca acudió. «Era otro momento. Y entre otras cuestiones, ahí estaba al lado, sustentando esa política Venezuela, que podía cumplir un rol», explica Malamud a ABC.

Situación de la economía

Para el analista, la razón que habría llevado ahora al Gobierno cubano a recuperar su presencia al más alto nivel sería la situación «de la economía cubana, que está en un estado muy complicado, y ahora necesita otros aliados . Esto evidentemente -añade- explica la postura de Díaz-Canel, junto con el intento de transmitir, después del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, una sensación de normalidad y de apertura». La presencia de Díaz-Canel en la cumbre «podría haberla tenido más peso si hubiera sido presencial», afirma Malamud, para quien al tratarse tan solo de una participación virtual es más que probable que «pase desapercibida». Además, «el glamur de Díaz-Canel no es por supuesto el que tenía Fidel, y ni siquiera el de Raúl», remata.

A las cumbres iberoamericanas del 2001 al 2007 Cuba envió a su vicepresidente, Carlos Lage , excepto a la del 2005 de Salamanca, donde encabezó la delegación de la isla el entonces canciller Felipe Pérez Roque. En 2008, en la cita que se celebró en San Salvador y reunió a 18 jefes de Estado, Lage fue desplazado por una delegación del país caribeño liderada por su embajador en Brasil, Pedro Núñez Mosquera , que volvió a representar a Cuba en Panamá en 2013 como director de Asuntos Multilaterales de la Cancillería de la isla. Con este bajo perfil de asistencia, La Habana parecía saldar cuentas con el país donde presuntamente Castro había sido objetivo de un atentado años antes.

Caídos en desgracia Lage y el canciller Pérez Roque, en 2009 sería Bruno Rodríguez , nombrado canciller en sustitución de Pérez Roque, y que en la actualidad continúa en el cargo, quien acudiera a la Cumbre de Estoril (Portugal). Este repetiría en las citas siguientes, hasta 2014, cuando tuvo lugar la cumbre en Veracruz (México). En esa ocasión, el enviado fue el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, después de barajarse muy seriamente la presencia de Raúl Castro (que nunca ha acudido a ninguno de estos encuentros).

Parecía que 2018 iba a ser el año en que un presidente cubano volvería al encuentro. Para entonces Díaz-Canel ya había asumido el cargo de manos de Raúl Casto, pero la cumbre, celebrada en Antigua (Guatemala), volvió a anotar la ausencia del mandatario cubano, que fue reemplazado por el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez.

Maduro, sí; López Obrador, no

Otra de las sorpresas de la cumbre es la participación virtual de Nicolás Maduro , lo que ha provocado un gran malestar en la oposición venezolana, que esperaba la presencia del presidente interino Juan Guaidó en su lugar. Al igual que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro , muy molesto y que habría rechazado participar en la cumbre precisamente por la decisión de Andorra, país organizador, de invitar al líder chavista, según recoge Efe.

Bolsonaro saluda a Guaidó en una foto de 2019 AFP

«Esto responde al conflicto internacional sobre quién tiene legitimidad para ser presidente de Venezuela. Una discusión que el año pasado tenía una mayor entidad que en este momento, y que ahora es más simbólica que real por la pérdida de protagonismo de Guaidó en la escena internacional», precisa Malamud.

Entre las ausencias, además de la de Bolsonaro, destaca la del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador , cuyo «desprecio de la política internacional es evidente. No ha estado en ninguna cumbre, como la de la Alianza del Pacífico -señala el investigador-. Incluso antes de la pandemia, cuando se podía viajar, López Obrador no había salido de su país en viaje oficial como presidente. En campaña ya había dicho que la mejor política exterior, era la política interior», recuerda Malamud. «Deja todo el campo de política exterior a su canciller. La ausencia de López Obrador no es ninguna sorpresa, y yo también la vincularía con la pugna que tiene con España, más simbólica, por su petición de pedir perdón. Algo anecdótico», matiza.

Para Malamud, más allá de las ausencias -algo que no considera relevante-, esta cumbre es importante por el momento en que se va a celebrar. «Es prácticamente el único espacio donde los mandatarios de cada país se pueden encontrar y buscar soluciones comunes, algo que se echa muy en falta en América Latina. Mirando precisamente la reconstrucción pos-pandemia, esta cumbre puede ser importante en la medida en que los protagonistas intenten buscar de buena fe soluciones adecuadas». Además de valorar el trabajo «previo» que antecede a estas citas, «que es muy importante y continuado», el investigador quiere destacar que lo que ha habido «desde unos años para aquí, es una clara apuesta de todo el sistema iberoamericano, no solo de esta cumbre, por la cooperación ».

También quiere subrayar la capacidad de la Cumbre Iberoamericana para «resistir» y «sobrevivir» ante la «crisis venezolana», que «ha engullido a muchas instituciones de integración latinoamericanas, que ha hecho descarrilar las cumbres Celac-Unión Europea ... Una crisis que prácticamente ha contagiado para mal a toda la proyección exterior latinoamericana», insiste Malamud. El investigador de Elcano considera que el desarrollo de este encuentro es «siempre muy positivo». Y más cuando se da en un ambiente tan complicado, tan deteriorado y tan marcado por la pandemia. «No olvidemos que América Latina es la región del mundo más golpeada por el Covid-19: con solo un 8% de la población mundial, tiene prácticamente el 30% de las víctimas mortales. Sin hablar de las repercusiones sociales, económicas y políticas. En este contexto, hay un ámbito donde los gobiernos se pueden encontrar para potenciar o ampliar su cooperación. Su colaboración en distintas materias es siempre positivo».

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