Manuel Erice - CORRESPONSAL EN WASHINGTON

Clinton arrasará a Trump... No tan rápido

La senadora es clara favorita en una elección presidencial, pero no se pueden descartar las sorpresas en este proceso electoral sin precedentes

Manuel Erice
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La especie corre como la pólvora entre periodistas y analistas más variados. Estudios demoscópicos y politólogos lo proclaman a los cuatro vientos. Las encuestas lo avalan, la última con un 51%-39% de ventaja. En una elección presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump en noviembre, la más probable tras las primarias de Nueva York, la exsecretaria de Estado ganará cómodamente. Con racionalidad, todo apunta en esa dirección. En el estudio más sesudo de los elaborados recientemente, un metódico análisis estado por estado comandado por Larry Sabato, el prestigioso profesor de la Universidad de Virginia concluye que si se da esa pugna en las urnas, Estados Unidos contaría, sin duda, con la primera presidenta de la historia.

Hay argumentos para avalarlo.

Sólo con la animadversión que Trump se ha generado entre las cada vez más decisivas minorías hispana y afroamericana, que además demuestran una notable inclinación hacia la candidata demócrata, el millonario tendría muy cuesta arriba la victoria, por no hablar de la amplia mayoría de mujeres que lo rechazan. Es más, en todos los sondeos publicados, Trump siempre ha aparecido por debajo de Clinton, en contraste con las altas posibilidades que da la demoscopia a John Kasich u otros aspirantes republicanos que quedaron por el camino, en especial Marco Rubio, casi todos ellos mejor parados que Clinton. Pero las bases republicanas, que sólo tienen en cuenta la posibilidad de ganar la elección presidencial en un 10% a la hora de votar, han decidido respaldar hasta ahora al más rebelde, al antipolítico, al enemigo del establishment.

Entonces, ¿está todo dicho? En absoluto. En el proceso electoral más incierto, extraño y enrarecido en décadas, en el que ni los más afinados están acertando, en el que a Donald Trump se le daban semanas de recorrido cuando irrumpió en escena el pasado verano, todo es posible. Incluso, que el "showman" llegue a la Casa Blanca. No es ésta una elección para análisis científicos, pero Trump jugará sus cartas y tiene opciones. La primera pasa por la debilidad de Clinton, que cuenta con la animadversión del 55% de los americanos. Cierto que el magnate recibe el rechazo del 65%, en un proceso sin precedentes en que los dos probables candidatos están quemados sin empezar a gobernar. El millonario conoce tanto a su rival que hasta le ha financiado campañas, a ella y a su marido, Bill Clinton. No en vano, ambos asistieron como invitados a su boda con Melania, en 2006. Tampoco querría yo como enemigo a Trump, capaz de ventilar los asuntos más ocultos de quien pasa por ser una política favorecida por los banqueros y Wall Street, como le recuerda el socialista Sanders. Como los extremos se tocan, los expertos dan por hecho que no todos los votantes del senador por Vermont irían con Clinton y que habría trasvase de votos de Sanders a Trump…

¿Hay más debilidades de Clinton? Sí. En Nueva York, Sanders le ha ganado con facilidad en los grupos de votantes blancos y jóvenes, como viene siendo habitual. Que los últimos se vayan masivamente con Trump no es tan factible, pero que el llamado "blue collar", el trabajador de clase blanca, el gran protagonista de esta campaña de indignados, no está con Hillary, parece obvio.

Yo, por si acaso, no me jugaría mucho dinero…

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