Chipre, la baza turca para el Parlamento Europeo

Centenares de personas se concentran en el centro de Nicosia contra el «genocidio» turco a pocos días de las elecciones europeas

Carlos Manzano

Carlos Manzano

Turquía podría tener por primera vez representación en el Parlamento Europeo. Chipre vota en las próximas elecciones europeas este 26 de mayo, como en muchos otros países europeos como España. Sin embargo, las divisiones entre grecochipriotas y turcochipriotas son evidentes a pocos días de los comicios. Los ciudadanos de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre -solo reconocida por Turquía- podrán pasar la línea verde que separa en dos la isla y su capital, Nicosia, para votar en el sur de la ciudad en estos comicios comunitarios. Aunque esto no acaba de gustar a los grecochipriotas ni a la amplia comunidad armenia en el país.

Niyazi Kizilyurek, candidato del Partido Progresista del Pueblo Obrero, podría ganar un asiento en la cámara de representación europea. Kizilyurek promueve un acercamiento a la República Turca del Norte de Chipre y para los más críticos, su elección como eurodiputado supondría «normalizar la ocupación turca de la isla de Chipre». Además, el candidato defiende que, desde las primeras elecciones en el país, así como al Parlamento Europeo, «no ha habido ningún representante turcochipriota» en la República de Chipre, la zona dominada por los grecochipriotas. Por su parte, Nicos Anastasiades, presidente de la República de Chipre, remarcó en la cumbre de Sibiu, Rumanía, hace unas semanas, que la Unión Europea «se mantiene unida detrás de Chipre» y, por ende, espera que «Turquía respete los derechos soberanos de los Estados miembros de la UE». El presidente marcó distancias con sus compatriotas turcos, especialmente en la zona ocupada, con un claro mensaje a futuro por la posible entrada de Kizilyurek en las instituciones europeas.

Por primera vez la isla entera podrá votar como una sola comunidad, un solo pueblo, donde griegos, armenios y turcos conviven en un día de elección democrática, sin votar de forma dividida como ha sucedido desde la ocupación del norte de la isla por Turquía en 1974. Este gran avance enturbia el sur de la capital, donde los turcochipriotas deben pasar para poder echar su papeleta electoral y la República de Chipre podría no permitir su libre acceso, como impide el paso a la parte griega a los ciudadanos de Turquía. No obstante, cabe resaltar que legalmente toda la isla pertenece a la Unión Europea, incluida la autoproclamada república del norte.

El rencor vuelve a la capital

A tan solo una semana de las elecciones europeas, el pasado domingo, centenares de personas se congregaban en la plaza Elefhtherias, junto al ayuntamiento de Nicosia -conocido como el Bastión D’Avila-, con banderas griegas y chipriotas, vistiendo camisetas a juego con un único mensaje: “Genocidio, 100 años: 1919-2019”. La manifestación continuó por las calles Ledras y Onasagorou, aproximándose al concurrido paso protegido por la ONU a la zona turca, la línea verde, para acabar dando media vuelta y volviendo al consistorio, donde las banderas llevan todo el mes a media asta. Muchos ciudadanos de origen armenio también se sumaron a la reivindicación que se fundamenta en el odio hacia los turcos tras el inicio de la guerra entre Grecia y Turquía en mayo de 1919. Un mes para recordar a sus ancestros, padres y abuelos, por el daño causado a grecochipriotas y armenios, pero con la vista puesta en unas elecciones que permitirán votar a los que parte de la población chipriota llama “genocidas”.

Este sentimiento anti-turco se ve plasmado en el pensamiento chipriota. El sábado era asesinado en el centro de Nicosia Mbah Franklin Mbah, camerunés de 28 años, que según medios chipriotas había venido pidiendo asilo al país. Los hechos sucedieron pasada la media noche del sábado, hacia las 2:30 horas en el Club Nocturno OXI, donde Mbah se vio implicado en una pelea con tres chicos de la zona sur de la isla, quiénes lo agredieron con botellas y objetos punzantes. Herido, fue perseguido hasta la antigua estación central de autobuses, en la Plaza Solomos, donde pidió auxilio, desplomándose poco después junto al primer andén. A la mañana siguiente, el domingo, poco antes de la manifestación contra el “genocidio” turco, la policía de la ciudad acordonaba la estación donde un gran charco de sangre evidenciaba que el joven camerunés había muerto desangrado. Los vecinos de la zona se acercaron a ver qué sucedía. La mayoría coincidían en decir “musulmanes”. El pueblo había dado su veredicto. Aunque la investigación ha desvelado que no hay una conexión, al menos directa, entre los musulmanes suníes de la zona turca y la muerte del joven africano.

Solo los turcochipriotas pasan la línea verde

Convertido en un reclamo turístico, la frontera entre ambos países hace todavía más complicada esta reconciliación y reunificación de la isla, a pesar de la apertura en estos comicios europeos. Licomedes K., empleado hostelero de la capital, responde contundente al preguntarle sobre el paso fronterizo de Nicosia: «No existe frontera, simplemente es un paso. Entre España y Francia hay frontera, pero entre Cataluña y España no, ¿verdad? Pues esto es lo mismo». El grecochipriota remarca que «no existen dos países», porque según K. son un solo país, pero «el norte está ocupado ilegalmente por los turcos».

Ante esto, cabe recalcar que la mayoría de los armenios y grecochipriotas no suelen pasar a la zona turca, de hecho, la ciudad ha crecido hacia el sur mientras la zona turca se ha estancado. Fuera de las murallas venecianas que rodean de forma circular el casco histórico de la ciudad -partiendo la línea verde de la ONU el círculo en dos- los edificios de la zona turca del norte caen prisioneros del tiempo junto a una población empobrecida y con servicios casi inexistentes.

Los turcochipriotas pasan a la República de Chipre por necesidad. La calle Ledras o la avenida del archiduque Makarios III -arteria principal de la capital- cuentan con establecimientos de grandes cadenas norteamericanas y de Europa Occidental como Bershka, Pull & Bear, Starbucks o McDonald’s. En cambio, en el lado norte de la ciudad tan solo existe un núcleo de tiendas turísticas, sin grandes marcas comerciales, y una demanda que solo puede satisfacerse pasando a la zona griega. Los turbantes y la comida turca conviven en el sur mientras en el norte tan solo se relacionan turistas y turcochipriotas. «Los chipriotas no solemos pasar al norte de la ciudad, a la zona ocupada, de hecho, yo no he estado nunca», nos explica Anastasia quien ha venido a la capital a promocionar la riqueza natural de los montes Troodos, al suroeste de la isla.

¿Dónde está la campaña europea?

Más allá de los vaivenes entre las tres principales comunidades de la isla, de la ocupación de Turquía o del sentimentalismo hacia Grecia, llegan las elecciones europeas. Resulta curioso no ver ninguna pancarta electoral por las calles de Nicosia, ni por la ciudad vieja ni por la novísima ampliación que recuerda más a las ciudades occidentales que a las del oriente mediterráneo. La política europea no entra en campaña en Chipre.

Los grecochipriotas hablan poco de sus políticos, lo hacen más de Grecia y contra Turquía. En la parte turcochipriota, el ciudadano medio ha decidido hacer oídos sordos a la situación política actual traspasando sin reparo los controles de la línea verde. ¿Dónde está la campaña? Se juega en los medios de comunicación, en las redes y en los sentimientos étnicos, históricos, religiosos y culturales, pero no en las calles. Muchos carteles con la bandera de la Unión Europea están pintados en acto de protesta junto a la línea verde de la ONU. No se oye opinar sobre las elecciones al Parlamento Europeo, no se escucha hablar de Europa en Nicosia.

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