Los aranceles a México provocan un nuevo choque entre Trump y los republicanos

Todos los actores implicados mueven sus piezas gestionar una amenaza con potencial para perjudicar las economías de ambos países y complicar su relación política

La planta de Cuautitlán en México ABC

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Faltan cinco días para que entre en vigor el arancel con el que Donald Trump amenazó a México la semana pasada por no controlar la entrada masiva de inmigrantes centroamericanos a EE.UU. y, de momento, todo apunta a que será un asunto que volverá a poner en juego la relación entre el presidente y sus aliados republicanos en el Congreso.

Entre bambalinas y a la luz pública, todos los actores implicados mueven sus piezas para gestionar una amenaza con potencial para perjudicar las economías de ambos países y complicar su relación política. México muestra confianza en llegar a una solución dialogada que evite la medida de fuerza que defiende Trump, mientras que el presidente de EE.UU. adopta su papel preferido en una negociación: la posición de fuerza desde la que conseguir mayores beneficios.

Esto se traducía ayer en unas declaraciones en las que mostraba pocas intenciones de levantar la amenaza antes del 10 de junio, la fecha señalada para la entrada en vigor de la barrera comercial. «Hay más posibilidades de que entren los aranceles», dijo ayer desde Londres en conferencia de prensa. «Estaremos negociando mientras los aranceles estén en vigor», añadió, en una muestra de que anticipa más capacidad de obtener lo que quiere de México si sus productos ya sufren penalizaciones comerciales.

«México no debería permitir la entrada de millones de personas en nuestro país. Podrían pararlo muy rápido y creo que lo harán», aseguró. Entre las acciones que la Casa Blanca exige a sus vecinos del Sur están el fortalecimiento de su frontera con Guatemala, por donde penetran la gran mayoría de los centroamericanos que cruzan México para llegar a EE.UU., detener los autobuses que van cargados de estos inmigrantes y permitir que quienes solicitan asilo en territorio estadounidense se queden en México en lugar de esperar a que sus casos se substancien en EE.UU. México se ha negado en pleno a la tercera petición y no se ha pronunciado con claridad sobre las dos primeras, que requieren cambios estructurales que no parecen viables en un periodo de tiempo tan corto.

Trump, sin embargo, no tendrá que lidiar solamente con México. También con la oposición interna a una guerra comercial con su tercer socio, que se suma a la mantiene con China, en medio de la finalización del nuevo tratado comercial con Canadá y México y que solo perjudicará a las empresas y consumidores estadounidenses. La oposición no solo viene de los demócratas, sino también partes de la bancada republicana y grupos de interés cercanos al presidente, como Americans for Prosperity, financiado por los hermanos multimillonarios Koch -donantes a su vez de Trump-, que ayer mandó una carta al Congreso para que evite los aranceles.

«Dado el daño potencia a nuestra economía y a nuestros intereses nacionales, creemos que es el momento de que el Congreso recupere su mandato constitucional para la imposición de aranceles y evite próximas aumentos arancelarios unilaterales por parte del presidente», exigía la misiva.

Varios republicanos de alto rango, como Chuck Grassley, presidente del comité de Finanzas del Senado, ya mostraron su malestar cuando Trump vertió su amenaza la semana pasada. Ahora hay una rebelión cociéndose para evitar el arancel : The Washington Post asegura que los republicanos han empezado a negociar una votación para una resolución en contra de la declaración de emergencia sobre la situación en la frontera que Trump emitió a comienzos de año. En ella se basó para obtener fondos extraordinarios para la construcción del muro con México -parte de ellos bloqueados ahora por la justicia- y para imponer aranceles.

El Congreso ya aprobó una resolución contra la declaración de emergencia en marzo, incluido el Senado , de mayoría republicana. Trump vetó la resolución y el Congreso no tuvo la mayoría reforzada que se requiere para contrarrestar el veto.

En el caso de que se produzca la resolución, Trump volvería a usar su veto. Es posible que el Senado tenga suficientes votos para salvar el veto, pero es muy difícil que eso ocurra también en la Cámara de Representantes, que requiere una mayoría de dos tercios y donde la lealtad de los republicanos en la cámara baja es más fuerte.

La trifulca con el Congreso, en cualquier caso, sería un problema para la imagen y debilitaría la relación con su partido en un momento clave , en la antesala de las elecciones presidenciales del año que viene. La confrontación con los republicanos se produciría casi al mismo tiempo que Trump presenta su campaña para la reelección, en un acto previsto para el 18 de junio en Orlando.

« No creo que lo hagan », respondió ayer Trump ante la pregunta sobre si los republicanos buscarán detener sus aranceles. «Creo que si lo hacen sería una estupidez».

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