Un niño sobre el monumento a las víctimas de las Torres Gemelas
Un niño sobre el monumento a las víctimas de las Torres Gemelas - reuters

El recuerdo al 11-S, entre el silencio y los turistas

Nueva York conmemora el atentado a las Torres Gemelas con sobriedad y baja asistencia. Obama decreta tres días de oraciones en recuerdo a las víctimas.

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Pasan los 11 de septiembre, y, excepto en años redondos -el décimo aniversario fue un ejemplo-, quienes se congregan en el lugar de los atentados a las Torres Gemelas son sobre todo familiares a los que impactó la tragedia. Ayer, unos cientos de personas acudieron a la plaza del Memorial del 11-S, donde una ceremonia sobria recordó a las víctimas. Como es tradición, se leyeron los nombres de las casi tres mil muertes que dejaron los ataques en Nueva York, Washington y Pensilvania. La noche anterior, el presidente de EE.UU., Barack Obama, había decretado tres días «de oración y conmemoración nacional».

El acto arrancó con un minuto de silencio a las 8.46 de la mañana -2.46 de la tarde en España-, el momento en el que el primer avión tripulado por terroristas islámicos se estrelló contra la torre Norte del World Trade Center.

A continuación, arrancó la lectura de los nombres de las víctimas, interrumpida solo por otros minutos de silencio en recuerdo de los otros momentos de la tragedia: el impacto contra la otra Torre Gemela (9.03 de la mañana), el ataque contra el Pentágono (9.37 horas), el avión comercial que se estrelló en Pensilvania (9.59 horas) y el desplome de las Torres Gemelas (10.03 y 10.28 horas).

La mañana fue ayer sombría, cubierta de nubes, muy diferente al azul radiante con el que Nueva York se despertó el mismo día de 2001. Los cambios más importantes no son los meteorológicos. La reconstrucción avanzada de la Zona Cero ha transformado un paraje donde los efectos del ataque eran evidentes en un espacio público invadido por los turistas. El año pasado abrió el museo de los atentados del 11-S, sepultado bajo la plaza que conmemora los ataques y que ha sido criticado por el exhibicionismo del horror y la comercialización de la tragedia. Este verano se ha inaugurado el observatorio del One WTC, el rascacielos que ha sustituido a las Torres Gemelas, donde los turistas desembolsan 32 dólares por subir. El multimillonario intercambiador de transportes del arquitecto español Santiago Calatrava avanza después de muchos retrasos, al igual que el resto de torres y espacios públicos del complejo. Da la sensación de que, menos los más cercanos, Nueva York ha pasado la página del 11-S.

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