El fiscal Alberto Nisman durante un encuentro con periodistas en 2013
El fiscal Alberto Nisman durante un encuentro con periodistas en 2013 - reuters

La madre y la hermana de Nisman, investigadas por blanqueo de dinero

El fiscal también pidió la declaración indagatoria, prácticamente como imputado, de Diego Lagomarsino, el técnico informático que prestó la pistola de la que salió la bala mortal

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El fiscal Alberto Nisman, muerto de un disparo en la cabeza a mediados de enero, no descansa en paz. A estas alturas del año se desconoce si su fallecimiento fue el resultado de un suicidio o un asesinato y lo único que parece avanzar es la investigación financiera a su familia directa y a Diego Lagomarsino, el técnico informático que le prestó la pistola de la que salió la bala mortal.

El fiscal Juan Pedro Zoni pidió la declaración indagatoria, prácticamente como imputados, de la madre de Nisman, Sara Garfunkel, de su hermana, Sandra Nisman y de Lagomarsino por participar, presuntamente, de operaciones de lavado de dinero.

El juez federal Rodolfo Canicoba Corral confirmaría en las próximas horas la solicitud y ahondaría en ese camino.

El magistrado adelantó a principios de semana que analizaba investigar por «sobornos» y «lavado de dinero» a las personas mencionadas, tras conocer una serie de transferencias recibidas en una cuenta de su titularidad en un banco de Nueva York.

«Parece que varios de los depositantes son gente que anda en actividades financieras raras, que por ahí pueden justificar algún dinero en el origen y no en el pago pero me parece a mi que era para blanquear», declaró Canicoba en Radio del Plata.

Según el juez, algunos de esos giros los habría hecho Damian Stefanini, un hombre ligado a la banca desaparecido desde octubre de 2014. «Aparecen una serie de depósitos sin justificación y entre ellos de una persona como Stefanini que llamó mucho la atención», insistió el juez.

Alberto Nisman murió el 18 de enero, su cuerpo fue hallado, en ropa interior, tendido en su cuarto de baño sobre un charco de sangre, con un balazo a pocos centímetros de la oreja. La escena de los hechos no fue precintada, se denunció mala praxis, contaminación de las pruebas y hasta al presencia aparentemente injustificada del secretario de Interior Sergio Berni. Nisman había denunciado cuatro días antes a la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de organizar una red de encubrimiento para los presuntos autores del atentado a la AMIA, principal institución israelí en Argentina. Tras su muerte la causa quedó archivada en un proceso irregular. A día de hoy los informes oficiales y los de los especialistas contratados por la familia de Nisman no coinciden ni en las razones de su muerte ni en la fecha.

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