Destrucción de un santuario chií en territorio controlado por Estado Islámico
Destrucción de un santuario chií en territorio controlado por Estado Islámico - abc

¿Por qué obtiene apoyo Estado Islámico en los territorios conquistados de Siria e Irak?

Parte de la población acepta los castigos y el terror, a cambio de la disciplina y la lucha contra la corrupción que garantizan los yihadistas

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Cada vez que los titulares de los medios dan noticia de las brutalidades de Estado Islámico (EI), la reacción occidental es inmediata: el horror que producen las decapitaciones, crucifixiones o ejecuciones llevadas a cabo por niños debería -creemos en buena lógica- producir un visceral rechazo en las poblaciones donde se registran esas crueldades. No obstante, los informes indican lo contrario. El autoproclamado califato, que comprende hoy por hoy los territorios que controlan los yihadistas suníes en Irak y Siria, echa raíces y trata progresivamente de adoptar una forma de Estado, con sus servicios de seguridad, sanidad, educación y funcionariado.

Nadie duda de que el “califato” utiliza el terror como instrumento para hacerse respetar y obedecer. Pero eso produce en las poblaciones árabes una sensación virtual de estabilidad y de autoridad, que en no pocos casos es la paz del camposanto.

Las resistencias mayores al EI provinieron al principio de las minorías cristiana y yazidí, que fueron adecuadamente martirizadas: los que no han muerto o huido, ya no tienen capacidad de reacción.

Para la mayoría de las poblaciones musulmanas conquistadas en Irak y Siria -suníes y chiíes-, la llegada de los yihadistas ha comportado una reducción notable de las prácticas de corrupción endémicas bajo las dictaduras de Sadam Husein y Hafez al Assad. Con el "califato yihadista" no se han reducido las detenciones y las torturas, pero este un paisaje familiar para sirios e iraquíes. Ahora, al menos, las reglas están claras. Los ladrones son mutilados, las mujeres infieles lapidadas, los homosexuales defenestrados, y saltarse el ayuno en ramadán se paga con varios días de crucifixión. El código de conducta es la Sharía, la ley islámica. Ya no hay lugar a equívocos.

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