La policía francesa frente a la fábrica de Isère
La policía francesa frente a la fábrica de Isère - efe

El terrorista francés dice que estaba harto de su jefe y de su mujer

Yassin Salhi declara ante la Policía que quería dar un golpe de efecto con apariencia de acto «terrorista»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En el caso de Yassin Salhi, que ha aterrorizado a Francia, tras la decapitación del empresario que le dio trabajo y el intento de explosión de una fábrica de productos químicos, se confunden la barbarie islamista, la locura criminal y la manipulación de lo íntimo con fines terroristas.

Manipulación de lo íntimo con fines terroristas. Según la cadena de información permanente iTelé, Yassin Salhi habría declarado a la policía que, en verdad, se había propuesto «dar un golpe mediático maquillado de acto terrorista».

Según la misma fuente, Salhi habría intentado justificar la decapitación de su patrón y el intento de explosión terrorista afirmando que, en verdad, ambos actos criminales eran la «consecuencia» de «tensiones con su esposa y el director de la fábrica donde trabajaba».

Varios empleados de la fábrica donde trabajaba el asesino han confirmado que, efectivamente, Salhi y su patrón sostuvieron hace días una «disputa verbal», tras una manipulación desafortunada de una paleta de material informático.

Según uno de los relatos de Salhi a la policía que lo interroga, el criminal decidió «zanjar» esa disputa decapitando a su patrón, colgando su cabeza degollada en la verja metálica de la empresa de productos químicos que deseaba destruir a bombazos.

Locura criminal. Tras decapitar a Hervé Cornara, el pequeño empresario que le dio trabajo como conductor de una camioneta de transporte, Salhi se hizo un «selfie», cogiendo por los pelos la cabeza ensangrentada del hombre decapitado. Y envió ese «selfie», con su teléfono móvil, a través de WhatsApp, a otro teléfono con un número canadiense cuyo propietario pudiera encontrarse en algún lugar entre Siria e Irak, en tierras controladas por la chusma criminal del Estado islámico.

Barbarie islamista. El diario «Le Parisien» ha conseguido entrevistar al profesor en artes marciales de Yassin Salhi, que prefiere guardar el anonimato. Ese especialista en artes marciales ha confirmado que, efectivamente, el asesino es un «musulmán piadoso».

«Piedad musulmana» perfectamente compatible con la violencia física más brutal, esquizofrénica y cruel, que el profesor de artes marciales describe de este modo: «Yassin Salhi quiso que le enseñase los rudimentos del "free fight", una forma de combate ultraviolento que permite todos los golpes. Me pareció que era algo muy peligroso. Lo convencí que "estudiase" artes marciales más clásicas. Pronto me dio mucho miedo. Durante los combates de entrenamiento, dejaba pasar el tiempo sin responder. Hasta que, repentinamente, estallaba con una cólera escalofriante, para comenzar a golpear con una rabia inaudita que no había visto nunca, en toda mi vida. Comprendí que esa violencia podría estallar algún día de manera ultraviolenta».

«Cerebro lobotomizado»

El mismo profesor de artes marciales entrevistado por «Le Parisien» confirma la «piedad musulmana» del asesino: «El islam era su conversación preferida. Siempre hablaba de "amor", de "paz" y de "fe". En sus entrenamientos estaban presentes unos amigos que se presentaban como imanes, a los que conoció en Siria el 2010. Al final, me daba la impresión de ser como una bomba manipulada por otros que le habían lobomotizado el cerebro».

Los especialistas en lucha antiterrorista que estudian el ensangrentado caso de Yassin Salhi intentan comprender el funcionamiento práctico de ese coctel de barbarie islamista, locura criminal y manipulación de la vida íntima con fines terroristas.

El envío del «selfie» del asesino al teléfono de un «soldado» o «dirigente» terrorista, en algún lugar de Siria o Irak, parece confirmar la relación directa entre la barbarie asesina y la guerra de las imágenes. El loco criminal envía la «prueba» de su crimen, para su difusión a través de los medios informáticos utilizados por el Estado islámico y otros grupúsculos islamistas.

La relación del asesino con varios «imanes» reales, presumidos o autoproclamados, en el Valle del Ródano, confirma el inquietante crecimiento de las filiales islamistas en los suburbios y guetos urbanos franceses.

Crecimiento bien conocido y estudiado, en vano. Las fuerzas de seguridad conocen la conversión de muchos guetos suburbanos en pudrideros criminales, donde «lobos solitarios» o bandas de «lobos solitarios» se mueven con inquietante impunidad. No es necesario que los «lobos solitarios» tengan una relación directa con el Estado Islámico u otras cofradías islamistas. Los asesinos son reclutados y adoctrinados masivamente a través de internet. Un cuchillo de carnicería o una navaja son suficientes para decapitar a un inocente. Varias bombonas de gas pueden provocar una matanza.

Ver los comentarios