La Reina Isabel II de Inglaterra este 24 de junio
La Reina Isabel II de Inglaterra este 24 de junio - efe

Buckingham teme que los nacionalistas escoceses corten su financiación a la Reina

Cree que al transferir al Gobierno regional el control de las propiedades escocesas de la Corona dejarán de aportar su cuota para la monarquía

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Una conversación de un funcionario de Palacio con un grupo de periodistas ha puesto sobre la mesa la preocupación de Buckingham sobre que la devolución de poderes autonómicos a Escocia pueda traducirse en una merma de los ingresos del fondo que sostiene a la Corona, el llamado «Sovereign Grant». Según las promesas de devolución de poderes que hizo Cameron a los escoceses para salvar la campaña del referéndum, el Gobierno escocés pasará a hacerse con la gestión del patrimonio de la Corona en Escocia.

El modelo de financiación de la Casa Real se basa en que recibe el 15% de los beneficios que generan sus enormes propiedades (Isabel II es una de las mayores propietarias del Reino Unido). Por ejemplo, el año pasado en Escocia los bienes de la Corona aportaron 20,4 millones de euros en números negros, de los que se destinaron 2,9 millones a costear a la monarquía, conforme a la regla del 15%.

El problema ahora es que la nueva primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, es una apasionada republicana, y se teme que si se hace con la gestión de los fondos de la Corona en Escocia cortará el grifo a Buckingham y dedicará ese dinero a «fines sociales», según han dejado caer ya personajes secundarios del SNP. Sin embargo, formalmente el Gobierno escocés lo ha negado en una declaración: «Escocia continuará haciendo la misma contribución a la monarquía que hasta ahora. No habrá una reducción de los fondos por la devolución de los bienes de la Corona».

Los nacionalistas escoceses aclaran que seguirían pagando de un modo u otro a la Reina, a través de los impuestos que el Estado recauda en Escocia. El anterior primer ministro escocés, Alex Salmond, aunque impulsó el referéndum separatista y era un paladín de la independencia, se declaraba monárquico. Durante la campaña de la consulta que al final perdió, Salmond prometió que si ganaba la ruptura Escocia seguiría teniendo a Isabel II como su Reina. Pero Sturgeon, que vive un idilio con su electorado, tras obtener 56 de los 59 escaños escoceses en las pasadas elecciones generales, es mucho más dura y radical que su predecesor.

La Reina está señalada por el separatismo escocés debido a que en la campaña del referéndum hizo un gesto a favor de la unión, cuando a la salida de un oficio religioso dijo una frase tan corta como influyente, que se interpretó como su apoyo al «no» a la independencia: «Creo que la gente debería pensar muy cuidadosamente en su futuro».

Pase lo que pase al final con el Gobierno escocés y la financiación, Palacio ha querido dejar claro que la Reina mantendrá sus vínculos con Escocia y sus largas estancias en sus propiedades de Balmoral.

Este año la monarquía tendrá una financiación de 56,4 millones de euros a través de su fondo y el año que viene subirá en más de tres millones. A esas cantidades hay que sumarles lo que cuesta la seguridad de la Reina y su familia. Palacio, que acaba de presentar las cuentas anuales de la Corona, pone en valor que solo cuesta a los británicos 56 peniques por persona y año.

Al hilo de la presentación de las cuentas, se ha sabido que el Palacio de Buckingham, que no ha sido remozado desde mediados de los años 50, necesita una reforma que costará unos 211 millones de euros. La propiedad sufre problemas de amianto, la pintura necesita un buen repaso y hacen falta reformas que vuelvan las estancias acordes a la movilidad reducida que van teniendo sus inquilinos. Las obras obligarían a la Reina a mudarse a alguna otra de sus propiedades. El poco relevante republicanismo inglés ha pedido que se aproveche la ocasión para que los monarcas dejen de vivir en Buckingham y se convierta en un museo, opción bastante absurda, porque el hecho de que la Reina viva allí es lo que convierte al Palacio en una de las mayores atracciones de Londres.

La letra pequeña de las cuentas reales tiene sus datos morbosos, que radican en las enormes cantidades que han gastado en viajes algunos de sus miembros. El montante total en desplazamientos es que 7,1 millones de euros. Pero algunos viajes son difícilmente justificables: el Príncipe Andrés, apodado «Air Miles Andy» por la prensa popular por su gusto por los aviones, gastó 88.400 euros en un viaje a Kuwait y 60.968 en ir a Arabia Saudí. La gira del Príncipe Carlos y su esposa Camilla a México y Colombia supuso 627.580 euros; y la del Príncipe de Gales en solitario a Estados Unidos, 337.000. El Príncipe Harry viajó a Brasil y Chile con un coste de más de 148.000 euros.

Isabel II se encuentra estos días de viaje oficial en Alemania, una gira que siempre tiene un doble morbo: ella vivió de joven la guerra con los alemanes y los bombardeos de Hitler sobre Londres y además es una monarca inglesa de sangre germana.

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