El presidente de Ruanda, Paul Kagame
El presidente de Ruanda, Paul Kagame - REUTERS

Las heridas abiertas del genocidio de Ruanda

La detención de Emmanuel Karenzi Karake (re)destapa una caja de Pandora que muchos pretende cerrar

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La detención en Londres del militar Emmanuel Karenzi Karake, reclamado en España por genocidio y crímenes de guerra, así como por el asesinato de tres cooperantes españoles de la ONG Médicos del Mundo en Ruanda, vuelve a reabrir las heridas de los crímenes cometidos entre 1994 y 2000 en el país africano.

A pesar de que la ministra de Exteriores ruandesa, Louise Mushikiwabo, ha calificado el arresto de «atrocidad», la mayor parte de los 40 militares ruandeses acusados por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu continúan disfrutando de plena libertad. No obstante, en algunos casos, los intereses cruzados de las últimas dos décadas han pretendido socavar las huellas del pasado.

En junio de 2010, el ex jefe del Ejército de Ruanda Faustin Kayumba Nyamwasa sufría un intento de asesinato mientras conducía de regreso a su residencia de la sudafricana Johannesburgo.

El ex general (a quien la Justicia francesa acusa del derribo, en 1994, del avión que transportaba al ex mandatario ruandés Juvenal Habyarimana, hecho desencadenante del posterior genocidio que asoló la región) recibió un disparo en el estómago. Posteriormente, los servicios de Inteligencia sudafricanos frustrarían un nuevo ataque en el hospital y un segundo en marzo de 2014. Entonces, Etienne Mutabazi, vicepresidente regional del opositor Congreso Nacional Ruandés, acusó directamente en ABC al presidente (y antiguo aliado) Paul Kagame de planificar su deceso.

No en vano, la relación entre Nyamwasa y el mandatario africano se había agriado en los últimos años tras las críticas explicitas del primero contra la prácticas dictatoriales del régimen. Precisamente, Nyamwasa reside en territorio sudafricano, pese a ser reclamado por la Audiencia Nacional por crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio.

De hecho, y poco antes de iniciar su exilio dorado en Sudáfrica, el Gobierno de Kigali ya vinculaba a Nyamwasa con una serie de ataques terroristas en la capital del país. Y, lo cierto, es que tiene mucho que contar.

Asesinatos frente a huellas

Un caso similar al de Patrick Karegeya. El pasado año, este antiguo aliado del presidente Paul Kagame hasta su caída en desgracia, fue encontrado estrangulado en un hotel de Johannesburgo (Sudáfrica), donde vivía exiliado desde 2007. En este sentido, Theogene Rudasingwa, coordinador del partido opositor Congreso Nacional Ruandés describió el crimen como un asesinato que se ajusta al patrón de ataques contra prominentes disidentes del mandatario.

«Al matar a sus oponentes, el régimen de Kigali busca intimidar y silenciar a la gente de Ruanda», aseguraba en un comunicado Rudasingwa, ex embajador en Estados Unidos.

Y cadáveres en el armario no parecen faltar. En 1998, Seth Sendashonga, antiguo ministro del Interior y quien mandara hasta 600 memorándums pidiendo a Kagame que contuviera a sus tropas tras el genocidio, era tiroteado en la capital de Kenia, Nairobi, junto al empresario Augustin Bugirimfura. También en la capital keniana sería asesinado Theoneste Lizinde, de la inteligencia ruandesa pre-genocidio.

Ver los comentarios