Un niño nepalí mira desde la ventana del autobús
Un niño nepalí mira desde la ventana del autobús - reuters

Inminente crisis para la salud emocional de los niños de Nepal

Unicef alerta sobre las graves conscuencias que el terremoto y sus réplicas están teniendo en los más pequeños

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Han pasado más de veinte días desde que se produjo el devastador terremoto y Nepal trata de seguir adelante. Lo hace entre el sufrimiento y la desesperación, que aumentan ante una situación en la que, además, las réplicas no ayudan a que se pueda superar lo sucedido.

En este contexto se lucha también porque los niños nepalíes vivan su día a día con la mayor normalidad posible y rodeados de cariño. No es tarea fácil. De hecho, Unicef debaja claro, el pasado miércoles, cuál es la situación real: los más pequeños se enfrentan a un daño emocional sin precedentes.

«No podemos subestimar el impacto psicológico que estos potentes temblores repetidos tienen sobre los niños», ha manifestado Rownak Khan, representante adjunto de UNICEF Nepal.

«Yo estaba muy cerca del epicentro del terremoto del martes. Los niños se abrazaban unos a otros y estuvieron llorando durante horas, mientras la gente abandonaba sus casas. Sabemos que muchos niños tienen pesadillas, algunos están muy nerviosos y no pueden dormir, y otros no se separan de sus padres», ha añadido Khan.

De ahí que Unicef esté reforzando sus operaciones en las áreas afectadas, incluyendo los distritos de Dolakha y Sindhulpachok, los más dañados por el terremoto del pasado martes. Lo que está tratando la organización es de priorizar el apoyo psicológico a los niños que están sufriendo un gran estrés.

«Necesitamos estar muy alerta para proporcionar primeros auxilios emocionales a los niños cuando y donde se necesite. Es obvio cuando un niño no tiene comida, refugio o agua potable. Sin embargo, los síntomas de una angustia emocional, como la ansiedad, pueden no ser visibles y causar graves daños a largo plazo si no se tratan», ha manifestado Khan.

Esto es lo que la organización está haciendo desde que se produjo el primer seísmo. Así se lo explicaba a ABC.es María Paula, oficial de educación de primera infancia en Unicef Nepal: «Las necesidades varían de acuerdo al territorio, ya que algunas zonas rurales quedaron devastadas. Sin embargo, también focalizamos nuestra atención en lograrespacios amigables y seguros para los niños y ninas, ¡la educación salva vidas!».

Ella estaba en Nepal aquel fatídico 25 de abril. «Estaba caminando por un barrio llamado Old Patán, en el Distrito de Lalitpur. Cuando comenzó el terremoto me tuve que desplazar hasta la mitad de la calle y me acompañé de un hombre que estaba cerca. Fue una situación escalofriante, en la que tu cuerpo, mente y espíritu se concentran en sobrevivir».

Con todo, y pese a la adversidad, esta trabajadora de Unicef recuerda la capacidad de los más pequeños para seguir adelante: «He tenido la oportunidad de dirigirme hacia uno de los campos de desplazados y estar con los niños y ninas en los espacios que hemos construido para ellos, espacios amigables para la infancia. Es maravilloso la manera en que los niños y niñas afrontan la adversidad. Estaban jugando, cantando, dibujando y practicando algunos deportes. Nuestra responsabilidad es facilitarles esos espacios que permiten canalizar sus emociones y potencializar actitudes resilientes».

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