Un grupo de niños con problemas de malnutrición esperan asistencia médica en Sudán del Sur
Un grupo de niños con problemas de malnutrición esperan asistencia médica en Sudán del Sur - afp
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Grupos rebeldes de Sudán del Sur lanzan una ofensiva al norte del país

La región del Alto Nilo es estratégica por sus explotaciones petrolíferas y padece la violencia de la guerra civil

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Sudán del Sur nació en julio de 2011, pero la guerra civil hirió a la nación africana de inmediato. Desde diciembre de 2013, el conflicto que sufre el Estado más joven del mundo continúa. Este sábado con un nuevo episodio. Las tropas rebeldes de Riek Machar han atacado Malakal, la capital de la región septentrional del Alto Nilo y clave por sus explotaciones petrolíferas.

Según testimonios recogidos por AFP, la ofensiva comenzó el viernes por la noche. Los rebeldes se trasladaron hasta la zona en barcos. Después de desembarcar en el Nilo Blanco, a cuyas orillas se eleva Malakal, empezaron los ataques. En palabras de fuentes ministeriales y humanitarias, esta acción responde a la operación militar lanzada por las fuerzas gubernamentales en la misma región hace semanas.

Un territorio estratégico, dado que sus explotaciones petrolíferas son las únicas que todavía funcionan en Sudán del Sur.

«Los rebeldes de Riek Machar han atacado Malakal desde todas direcciones, desde el este, el oeste, el norte y el sur, y los combates continúan por ahora», ha declarado esta mañana a AFP el ministro de Información de Sudán del Sur, Michael Makuei.

Violencia contra civiles

La guerra civil que arrasa al país africano ha provocado una «situación de inseguridad permanente», según un informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Como recoge el documento, la sociedad civil es la principal afectada por la violencia. La organización también lamenta los riesgos a los que se enfrentan los trabajadores humanitarios y advierte contra el riesgo de hambruna. Una preocupación que comparte la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS), una operación destinada a «consolidar la paz y la seguridad» del país y que ha denunciado que «más de 2 millones de personas han sido desplazadas y más de 2,5 millones sufren inseguridad alimentaria».

El drama del reclutamiento de niños soldado agrava las consecuencias del conflicto. Según la UNMISS, «más de 1.700» menores «han sido liberados de los ejércitos en los que combatían forzosamente». También las violaciones masivas. La oficina de Naciones Unidas encargada de luchar contra violencia sexual en conflictos denunció en marzo de 2014 que «miembros del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA), el servicio nacional de policía de Sudán del Sur y las fuerzas de oposición» llevaron a cabo este tipo de ataques contra civiles.

El conflicto estalló en diciembre de 2013. El presidente del joven país, Salva Kiir, acusó al vicepresidente Riek Machar de preparar un golpe de Estado. Las diferencias entre ambos políticos adquirieron un giro violento marcado por las diferencias étnicas. Los Dinka, a los que pertenece Kiir, luchan desde entonces contra los Nuer de Machar.

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