La expedición BBVA-Carlos Soria sale del Annapurna y está en Katmandú
La expedición BBVA-Carlos Soria sale del Annapurna y está en Katmandú - efe.
terremoto en nepal

«Todavía hay esperanzas de encontrar a los españoles desaparecidos, pero no hay que ser optimistas»

Llegan a Nepal cinco guardias civiles para preparar la búsqueda de los montañistas perdidos por parte de la Unidad Militar de Emergencias

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La esperanza es lo último que se pierde. Con esa idea fija en la cabeza, acaban de aterrizar en Katmandú cinco guardias civiles para preparar la búsqueda de los españoles desaparecidos en Nepal tras el potente terremoto de la semana pasada. De los 59 que quedaban por encontrar, ayer fueron localizados 24 porque el embajador español en la India, Gustavo de Arístegui –que está coordinando las tareas de búsqueda y repatriación de los nacionales atrapados en Nepal–, consiguió los registros de las salidas del aeropuerto de Katmandú. Así pudo saberse que habían salido ya del país y estaban a salvo.

El objetivo ahora es hallar a los 35 restantes, sobre todo a los siete que estaban haciendo senderismo en el devastado valle de Lantang, entre los que hay cuatro montañeros asturianos.

Para encontrarlos, el lunes llegará a Katmandú un equipo de 46 soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que se desplazarán a la zona y montarán un campamento.

Como avanzadilla, cinco agentes de la Benemérita del cuerpo de montaña sobrevuelan hoy el lugar. Además de su experiencia en tareas de rescate, todos ellos son consumados alpinistas que conocen Nepal porque han estado antes de vacaciones en este país practicando montañismo. «Si estamos aquí es porque hay posibilidades, pero ha pasado ya una semana y, a tenor de las imágenes que hemos visto y los datos del Gobierno nepalí, no hay que ser muy optimistas», explicó ayer a los medios el teniente Fernando Rivero, que recorrió el valle de Lantang hace tres años.

Un valle arrasado

El reto al que se enfrentan es titánico porque dicho valle, a unos 4.000 metros de altitud, ha quedado arrasado por los corrimientos de tierra que provocó el terremoto. «Es como si hubiera caído allí una bomba atómica; una ladera se ha derrumbado por completo y otra parece haber sufrido su onda expansiva», detalló el teniente coronel Fernando Olalde, agregado militar de la Embajada española en la India. A bordo de un helicóptero, Olalde ha sobrevolado hoy el lugar para comprobar su grado de destrucción y buscar el punto donde se levantará el campamento de la UME.

«Las principales dificultades serán logísticas, como llevar el agua y canalizar el transporte», señaló el teniente coronel. Una vez aterricen los 46 soldados de la UME y otros siete guardias civiles, que traen cuatro perros adiestrados para buscar personas, el dispositivo se trasladará al valle de Lantang para comenzar el rastreo lo antes posible.

Para el embajador Arístegui, «la prioridad es encontrar a estos siete desaparecidos porque se hallan en una de las zonas más afectadas del terremoto». Por su parte, a los otros 28 se les perdió el rastro en lugares menos azotados por el seísmo. Para localizarlos, Arístegui también está intentando cotejar las salidas de extranjeros del aeropuerto de Katmandú del pasado domingo, cuando se cayeron sus sistemas informáticos un día después de la catástrofe y solo se conservan las hojas de partida de los visados. «Estamos haciendo todo lo humanamente posible por encontrarlos», aseguró Arístegui, quien se congratuló que «todos los días de esta semana hemos conseguido evacuar a españoles de Nepal».

Ya son 6.800 los muertos

Mientras comienza el operativo español, la cifra oficial de muertos sigue subiendo y ya ha superado los 6.800. A ellos hay que sumar 14.000 heridos y ocho millones de damnificados en una población de 27 millones de habitantes. Además, casi tres millones de personas necesitarán comida, agua y alojamiento porque el terremoto destruyó o dañó unas 300.000 casas.

Una semana después de la tragedia, la vida vuelve a Katmandú y numerosos comercios han vuelto a reabrir sus puertas, pero aún quedan decenas de miles de personas acampadas en sus calles bajo lonas de plástico porque perdieron sus casas en el terremoto. Para los damnificados, recuperar la normalidad les llevará todavía mucho tiempo porque Nepal es uno de los países más pobres del mundo y su Gobierno se ha visto totalmente desbordado.

Además, todavía hay miles de supervivientes aislados en las remotas montañas cercanas al epicentro del seísmo, a las que solo se puede llegar en helicóptero porque en algunos casos distan varios días a pie de las ciudades más próximas. Y eso en circunstancias normales, ya que los corrimientos de tierra provocados por el terremoto han cortado sus ya de por sí abruptos caminos.

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