El circuito atraviesa el parque nacional Nahuel Huapi
El circuito atraviesa el parque nacional Nahuel Huapi

La Ruta de los Siete Lagos: un camino de ensueño y leyendas en el sur de Argentina

Bosques de arrayanes, especies en extinción y delicias salvajes dan vida a los 160 kilómetros más atractivos de la Patagonia

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Una leyenda local dice que la Ruta de los Siete Lagos, en la Patagonia argentina, debe recorrerse en sentido Sur-Norte: quien lo haga en la dirección contraria, perderá un año de vida. Si se transita como recomienda el mito, en cambio, el viajero se beneficiará con un año de ganancia vital.

Más allá de las supersticiones, la ruta nacional 40, entre las ciudades de Bariloche y San Martín de los Andes, es uno de los circuitos más espectaculares del sur de la Argentina, con una oferta turística apta para todo público: familias, parejas, grupos de amigos y/o mochileros solitarios.

Los lagos de aguas heladas que dan nombre al circuito son el Lácar, el Machónico, el Falkner, el Villarino, el Escondido, el Correntoso y el Espejo.

Sin embargo, los conocedores del terreno sugieren tomar también desviaciones y atajos de la ruta principal hacia otras perlas patagónicas, como el Traful, el Espejo Chico, el Hermoso y el Meliquina. Y aunque no se contabiliza entre los «siete», el gigantesco lago Nahuel Huapi también forma parte del trayecto. Otra leyenda: se dice que en sus profundidades habita «Nahuelito», una versión criolla del monstruo del lago Ness.

La Ruta tiene una extensión total de unos 160 kilómetros y atraviesa dos de los parques nacionales argentinos más ricos en flora y fauna: el Lanín y el Nahuel Huapi. La circulación es fácil, ya que la carretera 40 se encuentra casi completamente asfaltada. Quienes dispongan de un automóvil correrán con la ventaja de ver más en menos tiempo; pero los minibuses que transitan entre lago y lago también son una excelente y regular opción para los turistas sin vehículo propio.

Solo quedan 500 ejemplares del huemul, ciervo patagónico
Solo quedan 500 ejemplares del huemul, ciervo patagónico

Entre siete y diez días son suficientes para disfrutar al máximo las delicias del paisaje típico de la Patagonia: inabarcables bosques en los que aún es posible encontrar arrayanes con varios siglos de vida; lagos y lagunas tan calmos como helados, con aguas que fluyen desde lo alto de las montañas y a las que sólo los valientes se animan en verano; picos nevados y con alturas récord. Los afortunados llegarán a ver algún condor andino, y sólo los muy suertudos asistirán al espectáculo del huemul, cérvido en extinción, del que sólo quedan quinientos ejemplares en la Argentina.

Las opciones de alojamiento son muy variadas en modalidad y precio: van desde los campings «libres» –sin luz ni agua corriente– para jóvenes aventureros, hasta sofisticadas hosterías y cabañas al mejor estilo de los Alpes europeos. La oferta gastronómica es imperdible: por la mañana, facturas y mate; por la noche, carne asada de ciervo, jabalí y otras delicias salvajes.

Nadie que recorra la Ruta debe perderse la oportunidad de cruzar el río Limay, límite entre las provincias de Río Negro y Neuquén, en la estepa patagónica. Ni de visitar el arroyo Partido, el único en el mundo que forma parte de dos cuencas oceánicas: la del Pacífico, a través de su brazo derecho, el arroyo Pil Pil; y la del Atlántico, a través del arroyo Culebras. Un siglo atrás, ambos sitios fueron algunos de los valuartes geográficos de los tehuelches y los mapuches, pueblos originarios de la Patagonia, de los que hoy solo quedan descendencia e historias de dioses y lunas.

En cuanto a los «siete», el viajero debe estar prevenido: no siempre es posible visitarlos todos. Según la época del año, algún acceso puede verse ocasionalmente bloqueado por las lluvias. Y algunas de los senderos de ingreso atraviesan propiedades privadas, por lo que es prudente averiguar si el tránsito está permitido antes de verse de repente frente a un perro guardián o una escopeta. Hechas estas salvedades, la entrada a los lagos suele ser ágil y placentera.

A ambos extremos de la Ruta, San Martín de los Andes y Bariloche integran la lista de ciudades imprescindibles de la Patagonia, aquellas a las que vale la pena dedicarles varios días. Pero ese ya es otro capítulo del viaje.

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