El ministro de Economía, Emmanuel Macron,, escucha el discurso pronunciado por el primer ministro Manuel Valls
El ministro de Economía, Emmanuel Macron,, escucha el discurso pronunciado por el primer ministro Manuel Valls - efe

El Gobierno francés aprueba sin pasar por el Parlamento su ley liberalizadora

El texto prevée la liberalización de las tarifas de algunas profesiones, la apertura dominical de algunos comercios, entre otras reformas que la izquierda socialista ve «intolerables» y el centro derecha denuncia por puramente «cosméticas»

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Manuel Valls, primer ministro, ha recurrido al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar sin debate parlamentario la Ley Macron, que debiera aportar un barniz de tímida «liberalización» a la economía francesa, ultra reglamentada.

La oposición conservadora ha presentado inmediatamente una moción de censura que debiera votarse el jueves.

Se trata de una tragicomedia clásica en la historia política de Francia.

Desde hace medio siglo, los gobiernos de izquierda y derecha han recurrido en incontables ocasiones al artículo 49.3, que permite a cualquier gobierno evitar el debate parlamentario para imponer una ley que considera «urgente e imprescindible».

Ante el proyecto de Ley de «reforma y liberalización» de la economía francesa, presentado por Emmanuel Macron, ministro de Economía; el presidente Hollande y su jefe de gobierno, Manuel Valls, temían que los diputados hostiles a esa reforma prolongasen indefinidamente el debate.

La pareja Hollande – Valls ha preferido el recurso a un procedimiento de excepción para imponer su proyecto sin discusión parlamentaria.

La oposición de centro derecha ha aprovechado al ocasión para dar una «lección» al gobierno socialista, presentando una moción de censura. Salvo acontecimiento espectacular y poco previsible, la moción de censura será rechazada con mayoría simple.

La Ley Macron prevée la «liberalización» de las tarifas de algunas profesiones, la apertura dominical de algunos comercios, entre otras reformas que la izquierda socialista considera «intolerables» y el centro derecha denuncia por puramente «cosméticas».

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