Luchadores «Seleka»
Luchadores «Seleka» - reuters

Seleka exige su recompensa millonaria

El movimiento insurgente exige los 5 millones de premio que ofrecía EE.UU. por la detención de un comandante de alto rango del LRA

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Por años, uno de los rebeldes africanos más buscados del continente, la mística de Dominic Ongwen, comandante de alto rango del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), no parece terminar con su encuentro.

La pasada semana, el Departamento de Estado afirmaba que Ongwen se había entregado a las fuerzas estadounidenses en República Centroafricana.

«Si el individuo resulta ser Ongwen, su deserción representaría un golpe histórico a la estructura de mando del LRA (guerrilla acusada de matar, secuestrar y violar a miles de personas en la región de los Grandes Lagos)», confirmó la portavoz del organismo, Jen Psaki.

Precisamente, para frenar al grupo armado y a su líder, Joseph Kony, el Gobierno de Estados Unidos había enviado a 150 miembros de las fuerzas especiales a esta región a comienzos del pasado año.

Sin embargo, en un giro de acontecimientos, el grupo rebelde Seleka asegura ahora que fueron ellos quienes capturaron a Ongwen, por lo que deben recibir la recompensa de 5 millones de dólares que pendía sobre su cabeza.

Según el movimiento insurgente, el arresto del comandante se produjo tras una batalla de sus fuerzas contra milicianos del LRA al noroeste del país.

No obstante, desde un punto moral, la entrega de la dádiva no parece tan fácil.

A comienzos de 2013, el movimiento Seleka -un paraguas rebelde formado por facciones disidentes de la Unión de Fuerzas Democráticas para la Integración (UFDR), la Convención de Patriotas para la Justicia y la Paz (CPJP) y el Frente Democrático de los Pueblos de África Central (FDPC)- llevaba a cabo un golpe de Estado en República Centroafricana.

Desde entonces, el país se encuentra sumergido en una evidente crisis política y humanitaria.

El caso de Somalia

El tema de las recompensas terroristas ha dado para no pocas paradojas en el África Subsahariana.

Ya en 2012, el Gobierno de Estados Unidos anunciaba que ofrecería cuantiosos emolumentos a aquellos delatores con información para la captura de siete destacados líderes de la milicia somalí Al Shabab.

Entre los principales implicados en esta subasta terrorista, de coste total 33 millones de dólares, se encontraba Ibrahim Haji Jama, cofundador de la milicia.

Curiosamente, a mediados de 2013, un enfrentamiento interno de los rebeldes somalíes se cobraba la vida de Jama, conocido como «Al Afghani» y que fallecía a manos de la propia milicia.

Pese a ello, al contrario que ahora Seleka, ningún miembro de Al Shabab osó en intentar el cobro de la recompensa.

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