El jefe del equipo negociador, Humberto de La Calle (i), Juan Manuel Santos (c), y Sergio Jaramillo (d), comisionado de paz del Gobierno colombiano
El jefe del equipo negociador, Humberto de La Calle (i), Juan Manuel Santos (c), y Sergio Jaramillo (d), comisionado de paz del Gobierno colombiano - efe

Santos abre la puerta a un alto el fuego del Gobierno con las FARC

El presidente de Colombia aspira a alcanzar un acuerdo de paz antes del otoño

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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha pedido a menudo paciencia en el proceso de paz que desde hace dos años desarrolla con la guerrilla de las FARC, pues considera que un conflicto de 50 años no se negocia en dos. Pero ahora Santos arrancó el comienzo de este año con un discurso muy distinto: hay que acelerar, concretar, terminar e incluso cambiar de estrategia frente a la guerrilla.

Santos, quien logró debilitar a las FARC cuando era Ministro de Defensa del anterior Gobierno, había insistido en que negociaría en medio del conflicto y en que las Fuerzas Armadas no dejarían de atacar mientras se hablaba de paz en La Habana.

Pero Santos ha cambiado su discurso tras cuatro días de «retiros espirituales» en Cartagena de Indias en los que ha estado rodeado de «gurúes» en negociaciones de este estilo, como Joaquín Villalobos, ex comandante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador; Shlomo Ben Ami , excanciller de Israel y uno de los artífices de los acuerdos de Camp David entre Israel y Palestina; William Ury, experto en negociación de la Universidad de Harvard; Jonathan Powell, ex jefe del gabinete del primer ministro británico Tony Blair y Dudley Ankerson, doctor en Historia de la Universidad de Cambridge.

Tras reconocer que las FARC «han cumplido» con el cese unilateral de la violencia declarado el pasado 20 de diciembre y después de pedir a su equipo «acelerar el paso para terminar de una vez con todas con este conflicto armado», el presidente abrió la puerta a la posibilidad de que el Gobierno declare también un alto el fuego.

«Hasta ahora hemos seguido la máxima de Isaac Rabin donde decía que había que negociar como si no existiese la guerra y había que mantener la ofensiva militar como si no hubiese proceso de paz, pero los avances en la negociación indican que ahora son otras las circunstancias y que esa desconexión ya no procede» señaló. Hasta el momento el Gobierno y la guerrilla han alcanzado preacuerdos en los tres primeros puntos de los cinco que componen la agenda de negociación –propiedad de la tierra, participación política y narcotráfico–. Actualmente está sobre la mesa el cuarto punto, sobre el reconocimiento y reparación de los casi siete millones de víctimas que dejó la guerra.

Elecciones regionales

Los analistas consultados se mostraron optimistas con el giro dado por Santos a las negociaciones. Se vislumbra que su objetivo es firmar el fin del conflicto este mismo año, y –de ser posible– antes de las elecciones regionales de octubre. El presidente necesita ampliar sus actuales apoyos y ganar adeptos.

«Con esto comienza una desescalada del conflicto, incluso en el ámbito militar. El Gobierno está contemplando acciones y decisiones que lleven a consolidar el proceso. Se está avanzando de manera decidida», opinó Piedad Córdoba, directora de la ONG Colombianos por la Paz. Para el analista León Valencia, el cambio dado en la negociación tiene como único fin blindar el diálogo ante cualquier eventualidad. «La mesa dio como fruto un cese indefinido de hostilidades, y la respuesta de Santos es cambiar la estrategia de la negociación, ya que al Gobierno le corresponde desescalar el conflicto para proteger la negociación en su recta final», precisó.

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