El origen histórico del «¡No pasarán!», el grito compartido entre la izquierda y Falange

La expresión más emblemática de las fuerzas republicanas en la Guerra Civil es muy anterior a este conflicto, como recuerda el nuevo libro ‘Diccionario de símbolos políticos y sociales del siglo XX español’

César Cervera

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El día 7 de julio de 1822, un grupo de militares afines a Fernando VII marcharon a la desesperada sobre Madrid tras sublevarse contra el orden constitucional. La batalla definitiva se produjo en los alrededores de la Plaza Mayor , donde se oyeron gritos de «¡No pasarán!». Los ciudadanos armados, la Milicia Nacional y otros voluntarios liberales derrotaron a los batallones absolutistas.

La expresión más emblemática de las fuerzas republicanas en la Guerra Civil es muy anterior a este conflicto, como recuerda el nuevo libro ‘Diccionario de símbolos políticos y sociales del siglo XX español’ , publicado por Alianza Editorial y coordinado por Juan Francisco Fuentes y José Carlos Rueda Laffond. El capítulo dedicado a este símbolo en el libro sugiere que su uso más temprano, o al menos más parecido al significado cobraría en la Guerra Civil, estuvo en esta revuelta del Trienio Liberal, y que el primero en dejarlo registrado fue un clérigo liberal que lo pronunció en una ‘Oración fúnebre’ en homenaje a las víctimas de la refriega. Las frases las tomó literalmente del Libro de Job : «Hasta aquí llegaréis, y no pasaréis de aquí».

Verdún fue una batalla de la Primera Guerra Mundial en la que los franceses lograron, en 1916, frenar el avance de los alemanes y que dio lugar a una infinidad de ecos patrióticos

No obstante, «el origen real de la expresión, lejos de emparentar con la tradición revolucionaria española, es el grito de ‘Verdún, On ne passe pas!», como bien recuerda el autor del capítulo, el historiador Juan Francisco Fuentes . Verdún fue una batalla de la Primera Guerra Mundial en la que los franceses lograron, en 1916, frenar el avance de los alemanes y que dio lugar a una infinidad de ecos patrióticos, entre ellos una canción que terminaba con las frases «C’est ici la porte de France/ Et vous ne passerez jamais». Por toda Europa se popularizó la expresión como equivalente de una resistencia numantina.

«¡El fascismo no pasará!»

La expresión se popularizó en el panorama político español de la Segunda República, pero no asociado únicamente a la izquierda. En un artículo publicado en 1934, José Antonio Primo de Rivera , fundador de la Falange Española , anunció al grito de «¡No pasarán!» que, «contra todas las indiferencias, contra todas las inasistencias, frente a todos los peligros», las escuadras falangistas recorrerían España de punta a punta y no darían tregua ni «a los asaltantes ni a los traidores». En febrero de 1936, el líder falangista volvió a usar el lema para alertar de los peligros del Frente Popular : «Moscú no pasará», «el separatismo no pasará».

También la CEDA y el Bloque Nacional de Calvo Sotelo lo emplearon de forma frecuente en sus discursos y cartelería. No fue hasta el estallido de la Guerra Civil cuando la expresión quedó fijada casi en exclusiva a las fuerzas de izquierda. El mismo día de la sublevación militar del 18 de julio, la diputada comunista Dolores Ibárruri se dirigió a sus huestes por radio desde el Ministerio de Gobernación al grito de «¡el fascismo no pasará! No pasarán los verdugos de octubre». Desde entonces se convirtió en un lema recurrente entre las columnas milicianas y traspasó las fronteras españolas como grito revolucionario vinculado, sobre todo, a la defensa de Madrid ante el avance de Franco.

Cartel francés de la Primera Guerra Mundial.

Si bien la mayoría de dirigentes del Frente Popular la incluyeron en sus discursos, Manuel Azaña no lo hizo «tal vez por identificarlo con el lenguaje de la izquierda obrera y miliciana y considerarlo ajeno a la República del 14 de abril», en palabras de Juan Francisco Fuentes. La derrota en la guerra restó vigencia y sentido a la expresión, de la cual el bando ganador del conflicto incluso haría chanza. En la posguerra se popularizó un chotis de Celia Gámez que proclamaba que «¡Ya hemos pasado!».

En España la expresión pasó a la clandestinidad de los círculos de izquierda, quienes, a su vez, la desecharon en la Transición por dar paso a lemas menos bélicos y revanchistas. Fuera del país, la prensa norteamericana, británica y francesa sí la usaron en la Segunda Guerra Mundial en su lucha contra el Tercer Reich .

«Ya en plena democracia, los ciclos de crispación política y movilización social favorecieron su recuperación frente a una derecha a la que se negaba toda legitimidad democrática», explica uno de los autores de ‘Diccionario de símbolos políticos y sociales del siglo XX español’. Un ejemplo de ello fueron las elecciones generales de 1996, cuando el socialista Felipe González fue recibido en el Palau Sant Jordi de Barcelona con el grito de «¡No pasarán!», en referencia al avance electoral del PP. Desde entonces, la izquierda la desepolva de manera regular para trazar sus líneas rojas.

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