Grabado de la batalla de Alcântara, 1580.
Grabado de la batalla de Alcântara, 1580. - abc
435º Aniversario de Alcántara

En «directo»: La batalla en la que los Tercios españoles aplastaron y conquistaron Portugal

Felipe II y sus Tercios españoles conquistaron el reino de Portugal

M. p. VILLATORO/ cÉSAR cERVERA
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14:15 Hasta aquí la narración de la batalla de Alcántara que dejó el reino de Portugal en manos de Felipe II y sirvió como colofón a la carrera de uno de los mejores generales de su tiempo, Fernando Álvarez de Toledo. El 11 de diciembre de 1582, el III Duque de Alba moría en Tomar, localidad próxima a Lisboa, auxiliado por el famoso fray Luis de Granada, a la edad de setenta y cuatro años. «Ha muerto el padre de los soldados», exclamaron de Flandes a Portugal. Y lloraron.

Nuevo lemaEl mundo no es suficiente para Felipe II.Tras la unión de coronas en 1580, Felipe II asumió un nuevo lema «Non sufficit orbis» (el mundo no es suficiente), en clara referencia al emblema de su padre «Plus ultra» («Ir más allá»). Cabe mencionar que al principio del reinado, había empleado otros lemas y divisas como es el caso de la famosa «nec spe nec metu» (Ni por esperanza ni por miedo). La unificación de la península ibérica puso en manos de Felipe II el Imperio portugués, es decir, la mayor parte de los territorios explorados del Nuevo Mundo además de las colonias comerciales en Asia y África, entre ellas Filipinas y Angola. No en vano, el Rey se cuidó en mantener en manos portuguesas el comercio de esas regiones y la estructura del Imperio portugués para no despertar los recelos de sus nuevos súbditos.

Consecuencias de la batalla.Con la contienda finalizada y 2.000 fallecidos portugueses en la campiña cercana a Lisboa, todo estaba decidido. El Duque de Alba no tuvo problemas posteriormente para imponer su poder en la ciudad, a pesar del odio a los españoles que se respiraba en la zona. Por su parte, Portugal rindió pleitesía a Felipe II, que fue coronado rey en marzo del año siguiente, logrando así la ansiada unión de la Península. Al menos, hasta 1640. El Prior Antonio trasladó el combate al terreno naval con la batalla de la isla Terceira, perdiendo con igual estrépito y viendose obligado a pasar el resto de su existencia en el olvido.

Final Al ver a Hernando de Toledo –hijo del duque– y sus jinetes, la desbandada es general. La batalla ha terminado, y aproximadamente a las once. El terreno pertenece a las tropas del Duque de Alba, que tendrán que enterrar a 500 de sus compañeros

Ceden terreno Parece que la superioridad de las tropas del Duque de Alba comienza a notarse, tanto a nivel numérico (lo que ha permitido hacer este magistral movimiento de flanqueo) como en calidad, pues el puente sigue todavía disputado y los Tercios presentes en él siguen presionando al enemigo a base de sangre y sudor.

FichaSancho Dávila, un capitán de leyenda.La primera referencia importancia al capitán Sancho Dávila se encuentra en la batalla de Mühlberg, cuando nueve soldados, entre los que se encontraba el abulense, de solo 23 años, y el también célebre Cristóbal de Mondragón, cruzaron a nado y en completo silencio el helado río Elba. Después de silenciar a los exploradores, tomaron las barcas necesarias para garantizar el paso de todas las tropas. Tras la batalla, el Emperador recompensó a cada uno de aquellos nueve soldados con una vestimenta de terciopelo grana guarnecida de oro y plata, y cien ducados. Por su parte, el Duque de Alba recompensó a Sancho con mucho más, su confianza ciega a partir de entonces. Durante la estancia de Fernando Álvarez de Toledo como gobernador de Flandes, Dávila fue uno de sus capitanes más destacados e incluso sobrevivió a su marcha, encabezando las tropas del sustituto del duque, Luis de Requesens, en la batalla de Mook en 1574.Cuando el Duque de Alba fue puesto al frente de la conquista de Portugal, éste convocó a su fiel soldado para acometer la empresa. El 11 de diciembre de 1582, pacificado todo el reino, el Duque de Alba falleció a los 74 años en Lisboa y seis meses después lo hacía Sancho Dávila, como queriendo no serle más a su mentor. La muerte le alcanzó de forma absurda cuando, viendo herrar un potro, recibió una patada del animal en el muslo. El golpe no parecía grave y la herida se cerró limpia, sin embargo nueve días después la zona se infectó con un desenlace fata

Aparece Dávila ¡Increíble! Cuando todo parecía en tablas, Sancho Dávila ha cruzado el río por el flanco izquierdo español (el derecho portugués) con 2.000 hombres entre piqueros y arcabuceros. Ha aprovechado el momento justo, cuando estaba más desprovisto de defensores. El Prior no puede contener su asombro. Puede ser el movimiento que decida la lucha.

Tablas El centro está bloqueado, nadie es capaz de tomar el puente de Alcántara y más tropas llegan en ayuda de la que están combatiendo a pica y espada por preservar el lugar y sus vidas

13:16

El conde de Vimioso no se queda atrás. Es partidario de que la contienda se va a decidir en el puente de Alcántara y manda a la refriega a las tropas que se ubican en su flanco derecho, que queda levemente desprotegido. Su finalidad no es otra que expulsar de una santa vez a los de Alba y evitar que crucen por el puente

¡Ya están en su destino! Contra todo pronóstico, estos aguerridos soldados han llegado hasta la otra orilla y, ahora, están apoyando con su fuego a las tropas del Duque de Alba que tratan de desbaratar la defensa portuguesa en el puente. Además, han conseguido expulsar a los arcabuceros ubicados en los molinos

Cruzan el río Mientras los alemanes socorren a los italianos en el puente, una compañía de arcabuceros del Tercio de Antonio Moreno (ubicados en el flanco derecho español, frente a los molinos) están cruzando el río sin que los defensores puedan impedirlo. Apenas se han percatado de ello debido a que estaban disparando sus armas contra el bullicio acaecido en el puente.

FichaSobre la leyenda del regreso de Sebastián I.Incluso Felipe II intentó persuadir a su primo Sebastián de Portugal de que no acudiera a una cruzada en el reino de Marruecos. No hubo manera de conseguirlo. El Rey contestó a la llamada del sultán Muley Ahmed pidiendo ayuda para recuperar su trono perdido y organizó una expedición militar. Al frente de 17.000 soldados, el portugués perdió la vida en la conocida por los marroquíes como la batalla de los Tres Reyes, dado que además de Sebastián murieron los dos sultanes que se disputaban el trono de Marruecos. El hecho de que los restos del Monarca nunca fueran encontrados dio lugar a la leyenda de carácter mesiánico de que el Rey regresaría algún día a salvar a su pueblo de sus males. Valiéndose de la leyenda, varios farsantes intentaron hacerse pasar por Sebastián. El primero de ellos fue el llamado Rey de Penamacor, que terminó sirviendo en galeras como castigo. En 1585, un tal Matheus Alvares pagó con su vida la farsa de nombrarse Rey aprovechándose del parecido físico, e incluso llegó a acumular un amplio séquito. Por su parte, el español Gabriel de Espinosa, «el Pastelero de Madrigal», se hizo pasar por Sebastián a pesar de tener 60 años, cuando el soberano en esos años habría tenido 40.

¡Retirada! La valentía del Prior ha logrado aumentar la moral de los defensores del puente. Tras minutos de encarnizada lucha los portugueses han logrado que el Tercio italiano se retire hasta en dos ocasiones. Por su parte, desde los molinos, los arcabuceros colaboran para que los hombres de Colonna tengan que abandonar sus posiciones… ¡El primer revés de España!

12:15

¡El Prior carga! Sangre, picas, espadas… Todo eso se sucede en el puente de Alcántara, frente a una Lisboa desde la que los ojos de cientos de personas de agudizan para discernir lo que frente a ellos se sucede. En esas, el Prior se percata de que sus combatientes flaquean y, llamando a la resistencia, se lanza él mismo a la carga contra el Tercio de Colonna.

Tras un tiempo interminable de intercambio de arcabuzazos, comienza el frío baile de aceros, y a cargo de un Tercio italiano. La batalla es cruenta y los lusos, faltos de entrenamiento, ceden un poco al principio.

Portugal La caballería portuguesa responde al fuego. Al menos, así lo explica el cronista español: «La caballería portuguesa a este tiempo baxava por unas laderas de los olivares donde habían estado emboscados, los quales trayan cantidad de arcabuceros a caballo, y escaramuzando daban su carga a nuestra infantería y luego se volvían a subir por donde havian baxado, y se tornaban a emboscar por hazer otra carga, y desta manera peleavan sin parar, alsando grande alarido»

¡Al ataque! Los primeros proyectiles han caído sobre la posición de Don Antonio, causando pavor entre sus poco aguerridos defensores. En palabras de Antonio de Escobar, «una bala de cañón llega incluso a pasar a escasos metros del Prior», cuyo caballo no puede evitar dar un respingo y un bufido.

FichaDestierro del III Duque de Alba.Los consejeros de Felipe II se mostraron unánimes al recomendar al Rey que fuera el veterano Duque de Alba, de 72 años, quien encabezara la campaña portuguesa. Intimidado por sus consejeros, Felipe II volvió a llamar a Fernando Álvarez de Toledo al servicio activo tras casi 7 años alejado del frente y desde hace un año desterrado en Uceda, Guadalajara.«Sois el único monarca de la tierra que sacáis de la prisión a un general para daros otra corona», afirmó el Duque, que por su edad y causa de la gota debía trasladarse en litera en todo momento. La caída en desgracia del Gran Duque tuvo como fondo la mala relación entre el Rey y el noble tras ser relevado del mando en Flandes y como detonante el comportamiento del hijo y heredero del castellano. Fadrique dio promesas de matrimonio a Magdalena de Guzmán, dama de la Reina Ana de Austria, pero no las cumplió, lo que le costó el arresto y encarcelamiento en el Castillo de La Mota, en Medina del Campo (Valladolid), aunque fue puesto en libertad al poco tiempo. En 1578 Felipe II ordenó reabrir el proceso contra Fadrique, en el transcurso del cual se descubrió que a fin de evitar su boda con la reclamante, Fadrique se había casado, por tercera vez, en secreto y por poderes con María de Toledo, hija de García Álvarez de Toledo, valiéndose de una autorización emitida para tal fin por su padre el Duque de Alba. Fadrique quedó confinado en su prisión, en el Castillo de la Mota y su padre fue desterrado de la Corte, por un período de un año, de donde partió al exilio a Uceda con la prohibición de salir de la población

Ha pasado media hora, la artillería de Don Antonio sigue cercenando las vidas de los leales a Felipe II a base de zurriagazos. Parece que el Prior se siente confiado, pues ordena a sus tropas que salgan de sus escondrijos tras los olivares. Los soldados de Alba le imitan.

¡Fuego! Según Antonio de Escobar, bien entrada la mañana comienza la contienda. En palabras del cronista, los primeros en disparar son los portugueses. Desde la orilla contraria del Alcántara, las tropas de Alba observan como varias bolas metálicas cruzan el cielo. Una de ellas cae al suelo y rebota, acabando en su camino con tres soldados y un alférez del Tercio de Nápoles. Este, sin vida, deja caer la bandera de la unidad, que es recogida inmediatamente por otro combatiente. El balazo se salda, además, con otros cuatro contusos. Como respuesta, la unidad cierra filas.

11:22

Portugal Por su parte, los portugueses hacen un despliegue sencillo, pero –en principio- sumamente eficaz. En su flanco derecho (frente al izquierdo de Alba) ubican a parte de su infantería, bien pertrechada en las trincheras excavadas tras el río.El centro queda reservado para el resto de sus combatientes a pie (los cuales protegían también el puente) y para los jinetes lusos. Todos ellos, ubicados al abrigo de un olivar cercano para no ser vistos por los cañones del Duque. Frente a estos soldados, a su vez, están las piezas de artillería del Prior dispuestas a repartir disparos por doquier entre los Tercios.El flanco izquierdo (frente al derecho español) lo toman para varias compañías de arcabuceros, las cuales se protegen en los molinos de viento cercanos a la desembocadura del Tajo para molestar lo más posible a las tropas de Felipe II. La batalla va a comenzar.

España Llegado el día de la batalla las fuerzas españolas expanden sus líneas para así aprovechar su superioridad numérica. Y es que, según pensaban, llegado el momento este despliegue les permitiría flanquear a un enemigo que, por falta de efectivos, debería concentrar más a sus hombres.A la izquierda de la línea española, bastante al norte, se ubica la caballería española al mando de Fernando, el hijo del Duque de Alba. Su objetivo sería atravesar el molesto riachuelo por un lugar en el que no hubiese enemigos. De esta forma, se evitarían bajas innecesarias y no tendrían que cargar colina arriba por las cuestas de tierra.En el centro y parte del flanco derecho, el Duque de Alba comanda a seis Tercios de infantería española (entre ellos, los de Nápoles y Lombardía) y a los alemanes del regimiento de Don Jerónimo Lodrón. Sin duda, es una de las posiciones más fuertes de los asaltantes. En palabras de Antonio de Escobar, la mayoría de los militares optan por ubicarse tras algunas elevaciones del terreno para así evitar que los cañones enemigos les manden al infierno.Finalmente, en el flanco derecho se destacan los soldados italianos.La artillería, por su parte, se ubica frente a los infantes, ocupando buena parte del flanco derecho

FichaAsí era el campo de batalla.El lugar donde acaeció la batalla fue a ambos lados del río Alcántara, una pequeña corriente de agua ubicada inmediatamente al oeste de la ciudad de Lisboa. Concretamente, la contienda se sucedió en la desembocadura de este arroyo en el Tajo (cerca de la cual había, además, un puente de dimensiones considerables). Sus aguas eran escasas durante la mayoría del año y, cuando las tropas de Alba llegaron –en pleno agosto- la cuenca estaba casi seca.La orilla en la que se situaron los defensores contaba con una serie de trincheras construidas por los portugueses -con mucho acierto- a la derecha del puente. Y es que, fueron edificadas inmediatamente después del lecho del río. Este sencillo hecho hacía que los españoles que pretendieran cruzarlo se tuvieran que enfrentar a una doble dificultad. En primer lugar, subir la pendiente de arena creada por la erosión del agua y, en segundo término, superar las defensas ideadas por los lusos. A la izquierda de la pasarela, casi a orillas del Tajo, se ubicaban varios molinos de viento. Finalmente, a una ligera distancia tras el río se destacaba un olivar.De la orilla desde la que atacaron los españoles poco hay que decir, salvo que contaba en su flanco izquierdo con unas pequeñas colinas que permitieron protegerse, en un principio, a las fuerzas del Duque cubrirse de la artillería enemigaPuedes ver un esquema del campo de batalla en el siguiente enlace

Las tropas se arman Ahora le toca el turno a la infantería. Los soldados de los Tercios se atan la espada al cinto, mientras que los arcabuceros cogen el «recado» y hacen acopio de munición. La lucha va a comenzar

Las tropas se arman Dos horas antes de que amanezca. Un solitario jinete recorre el campamento. Con una trompetilla, llama a los soldados a caballo a armarse, a formar sus unidades y, finalmente, a seguir al abanderado de su unidad hacia el campo de batalla

25 de agosto Aproximadamente a las tres de la mañana del 25 de agosto, el Duque de Alba se despierta y escucha misa. El día promete. La conquista de Lisboa está solo a unos metros de distancia.

10:34 ¡Comienza el día de la batalla!

10:31

- La reunión ha acabado. Antes de despedir a sus oficiales, el Duque ordena que todo lo dicho en aquel «consejo de guerra» sea puesto por escrito. Antes de disolver la tertulia, Alba se encomienda al apóstol Santiago. Finalmente, se despide de sus oficiales y establece que «pongan en buen orden a su gente con todas las demás cosas que fuesen convenientes para la ocasión».En esta misma tarde, el Duque de Alba empieza a mover las piezas de este macabro y sangriento juego. Durante la noche, sus soldados se dedican a aullar y a hacer disparos al aire para asustar a las ya acobardadas fuerzas del Prior de Crato

24 de agosto Durante la tarde, el Duque se reúne con los capitanes de caballería y los «maeses» de campo. A lo largo de varias horas, les informa del plan para acabar con el ejército de Don Antonio. A su vez, les recuerda que Su Majestad no quiere excesos con la población civil en el caso de que se venza al enemigo y se tome la ciudad. Al fin y al cabo, la idea es atraer a los ciudadanos portugueses (muchos de los cuales odian a España, todo sea dicho) para que sean posteriormente buenos súbditos de Felipe II. Según explica Antonio de Escobar (un vecino de Valladolid que, además de luchar del lado español, lleva un diario de lo sucedido) el de Alba está confiado de su victoria

FichaHospital de campaña y epidemias.Conocedor de los problemas de higiene que se podían ocasionar en una campaña militar del siglo XVI, Felipe II ordenó, en un alarde logístico fuera de lo común en ese periodo, que se creara un hospital de campaña y no se descuidara el abastecimiento de las tropas. Sin embargo, lo que no pudo evitar es que las enfermedades asaltaran su propia comitiva. Mientras el Rey seguía el transcurso de las operaciones desde Badajoz, la Reina Anna y muchos de los cortesanos murieron de una epidemia de catarro, e incluso Felipe II enfermó de gravedad. Cuando el 5 de diciembre de 1580 montó en caballo para entrar en su nuevo reino vestido de herreruelo, los cronistas observaron que «manifestaba en el color de su rostro lo que la soledad y enfermedad le causaban» y en su ánimo estaba de luto.

- Tras reconocer la ciudad y percatarse de que su enemigo está formando un ejército, el Duque de Alba sitúa a sus hombres en la margen derecha del río.

- El Prior de Crato ya ha llegado a Lisboa y empieza a reunir soldados para enfrentarse a los españoles. A su vez, guiado por los consejos de sus generales, decide presentar batalla fuera de los muros de la ciudad, a orillas del Alcántara, para así aprovechar las ventajas estratégicas que le ofrece

8 de agosto Tras una marcha de menos de una semana, el ejército de Alba llega hasta San Julián de Oeiras, 12 kilómetros al este de Cascais, desde donde habían partido. Alba tarda tres días en tomar la región, la cual es considerada la entrada natural por mar hasta Lisboa. Si quiere que la flota de Bazán le ayude en la posterior toma del corazón de Portugal, no puede hacer más que conquistarla. Los Tercios le secundan y la región cae en manos españolas

1 de agosto Cascais cae tras un asedio de dos días. Diego Meneses, el portugués encargado de defender la ciudad por orden del Prior, es encontrado dentro, escondido. Alba no muestra piedad y le cuelga. En las jornadas posteriores, la región es saqueada hasta los cimientos por los Tercios

FichaLas galeras de Álvaro de Bazán.Para acompañar las operaciones terrestres, Felipe II puso al veterano Álvaro de Bazán al frente de una flota de al menos 59 galeras procedentes sobre todo de las Armadas de la Península Itálica y de la Armada Real de las Galeras de España. Desde su participación en Lepanto, Bazán se había convertido en un héroe de la cristiandad y un experto en operaciones anfibias. Sus órdenes eran llegar a Setúbal a tiempo de suministrar víveres a las tropas del Duque de Alba y, juntos, conquistar las fortificaciones portuguesas en la desembocadura del Tajo con el objetivo de aislar Lisboa. Las galeras de Álvaro de Bazán, que incluían los tercios embarcados de Rodrigo de Zapata y Martín de Argote, cumplieron con su tarea asignada y fueron tomando una a una las fortificaciones remontando desde el sur. El veterano marino, además, consiguió capturar varios galeones portugueses, la mejor flota oceánica del mundo. Esos 11 gigantescos galeones de altura, de entre 700 y 1.000 toneladas, servirían para vertebrar las fuerzas españolas en la batalla de islas Terceiras y más tarde en el malogrado ataque de Inglaterra en 1588

9:56

30 de julio La flota de Bazán cumple su primer objetivo al llegar a Cascais por mar. El Duque de Alba desembarca junto a sus soldados y procede al asedio de la ciudad. Pisa tierra en una de las primeras oleadas y, tras ser preguntado por la posibilidad de morir al no quedarse en retaguardia, se limita a decir: «Hay que dejar algo a la fortuna cuando no existe el riesgo»

27 de julio Una vez tomada la región costera de Outao, a unos 60 kilómetros de Lisboa, el Duque de Alba reúne a sus oficiales para decidir la mejor forma de acometer la conquista de la plaza fuerte. Finalmente, se decide que el plan de actuación será embarcar al ejército en la flota de Álvaro de Bazán y llegar hasta Cascais, al oeste de Lisboa. Desde allí, el ejército marchará bordeando la costa y tomando a la fuerza las posiciones de San Julián y la Torre de Belém (las dos fortalezas más destacadas de los lusos en el camino hacia la ciudad)Puedes ver la ubicación de Cascais en el siguiente enlace

13 de junio En los dos meses siguientes, el Duque de Alba toma varias ciudades portuguesas sin apenas combatir. Su mera presencia y la de los Tercios tras de sí es factor suficiente para desmoralizar a los lusos, que se dan por vencidos antes incluso de recibir un arcabuzazo. Por el contrario, el ejército de Felipe II se enfrenta a enemigos más peligrosos como las epidemias (un extraño «catarro» que se llevó a la muerte a decenas de soldados, según narra William S. Maltby en su obra « El Gran Duque de Alba»), la falta de moral de sus hombres debido al calor, y el abrupto terreno que hizo que muchas carretas de bueyes acabasen destrozadas sobre la tierra. Sin embargo, se mantiene estoico con un solo objetivo: llegar hasta Lisboa para enfrentarse al Prior.

FichaLas tropas que partieron hacia Lisboa.Aunque se desconoce el número exacto de soldados que partieron junto al Duque de Alba, se hace una primera estimación (ofrecida el catedrático en Historia Enrique Martínez Ruiz en su obra « Los soldados del rey») de 23.900 soldados de infantería, unos 1.300 a caballo y 57 piezas de artillería.En lo que respecta a la infantería, el ejército del Duque de Alba abandonó la patria con (aproximadamente) los siguientes soldados:1-Tercios de infantería española. 16.200 hombres.Tercio de Nápoles.Tercio de Lombardía.Tercio de Rodrigo Zapata.Tercio de Martín Argote.Tercio de Luis Enríquez.Tercio de Antonio Moreno.Tercio de Gabriel Niño de Zúñiga.Tercio de Pedro de Ayala.Tercio de Francisco Valencia.2-Tercios de infantería italiana. 4.200 hombres.Tercio de Próspero Colonna.Tercio de Carlos Spinelli.Tercio de Carlos Caraza.3-3.500 infantes alemanes del regimiento de Don Jerónimo Lodrón.Además, el Duque de Alba seleccionó un reducido grupo de caballería para la contienda con el objetivo de abaratar el coste de la campaña (pues es más caro alimentar a un hombre y a un animal, que únicamente a un infante). Así pues, salió para Portugal 12 compañías de Guardas Viejas de Castilla (846 jinetes) y 7 compañías de caballos ligeros (otros 400). Finalmente, movilizó 57 piezas de artillería entre cañones de gran calibre, medios cañones, medias culebrinas, falconetes y esmeriles.En cuanto a los oficiales, el Duque otorgó el mando de la caballería a Hernando de Toledo (su hijo) y a Francés de Álava el de la artillería. Como «maese» de campo general, el líder estableció a Sancho Dávila con el objetivo de organizar los lugares en los que «se hubiera de alojar, estar y residir toda dicha infantería y caballería en cualesquier partes»

3 de junio Para conquistar Portugal, Felipe II ha organizado una fuerza expedicionaria formada por tres contingentes con los que lanzarse sobre el Prior de Crato y llegar hasta la mismísima Lisboa. La primera, la del Duque de Alba, será la más cuantiosa y avanzará desde Extremadura a través del Alentejo. La segunda, dirigida por Don Álvaro de Bazán, partirá desde Sevilla con órdenes de molestar lo máximo posible a los enemigos por mar. Finalmente, la tercera estará al mando del Duque de Medina Sidonia y debería ocupar el Algarve.

3.6.1580 En un día 13, característico por su mal fario en el calendario, Felipe II se desplaza a Badajoz para pasar revista al glorioso ejército que, al mando de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel -III Duque de Alba- se dispone a invadir Portugal

8:34 Empezamos a contar los momentos previos a la batalla de Alcántara. Puedes comentar con nosotros la narración en @ABC_Historia

8:20 Sigue a partir de las 10:30 la narración en directo de la histórica batalla de Alcántara donde Felipe II y sus Tercios españoles conquistaron el reino de Portugal el 25 de agosto de hace 435 años

Enero de 1580 Pero… ¿Por qué se había iniciado la batalla por la corona lusa? En la batalla de Alcazarquivir (1578) falleció Sebastián de Portugal, el instigador de una demencial incursión cristiana en África, y prácticamente la totalidad de la nobleza de armas lusa, entre muertos y prisioneros. Portugal quedaba herida de muerte y Felipe II, que había enviado tropas a Alcazarquivir al frente del militar y poeta Francisco de Aldana, aprovechó el contexto para elevarse como el principal aspirante a la Corona. Pero no era el único candidato: —Felipe II era hijo de Isabel de Portugal, la hija mayor del Rey Manuel I (abuelo de Sebastián).—Ranuccio Farnesio de Parma, de 11 años, hijo de la primogénita de Eduardo de Avís, el hijo menor del Rey Manuel I. Siendo Alejandro Farnesio –el padre de Ranuccio– sobrino de Felipe II y uno de sus principales generales, nadie defendió sus derechos. —La Emperatriz María de Habsburgo, hermana de Felipe II. —El Duque Manuel Filiberto de Saboya, el general victorioso de Felipe II en la batalla de San Quintín, era hijo de Beatriz de Portugal, la hija menor de Manuel I. —La Duquesa Catalina de Braganza era la segunda hija de Eduardo de Avís. —El Infante don Antonio, prior de Crato, era nieto por vía masculino de Manuel I, pero era hijo bastardo de Luis de Avís. Con la muerte del Cardenal-infante don Enrique –senil y demasiado mayor para tener un hijo– se precipitó una carrera por el trono de Portugal que Felipe II no estaba dispuesto a perder. Había comenzado una guerra, y el «Prudente» hizo llamar a una buena parte de sus Tercios.

FichaAquel bastardo que quería ser Rey.Hijo ilegítimo del duque Luis de Beja –hermano del Rey Juan III de Portugal– y de una hija de judíos conversos, don Antonio también fue capturado en la batalla de Alcazarquivir donde murió Sebastián I. A su regreso a Portugal, el prior de la orden de San Juan de Jerusalén reclamó el trono, pero las cortes portuguesas nombraron Monarca a su tío, el anciano cardenal Enrique. Don Antonio conspiró en las sombras para postularse como el heredero de Enrique, del cual nadie esperaba que tuviera descendencia, pero Felipe II presionó para que no se considerasen en serio sus aspiraciones al ser un hijo bastardo. Sin apenas apoyos entre la nobleza portuguesa –favorable al Rey de España–, el Prior de Crato se alió con Francia e Inglaterra para levantar un ejército. Confiando en que recibiría el apoyo popular, se autoproclamó Rey en su fortaleza de Santarem con el nombre de Antonio I, cuando las tropas españolas ya habían iniciado las operaciones militares.

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