Memorias de Miguel Bosé: «Lucía, el niño va a ser maricón si lee tanto»

El cantante adelanta uno de los capítulos de su biografía en el que detalla como el desprecio de su padre desde los diez años le paralizaba

A la izquierda, un adolescente Miguel Bosé discutiendo con su padre en presencia de su hermana GTRES
Pilar Vidal

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Que la relación entre Miguel Bosé y su padre el torero Luis Miguel Dominguín no fue idílica era algo que se sabía y que incluso el propio cantante se había encargado de explicar en alguna entrevista pero no de una forma tan detallada como en su biografía ‘El hijo del Capitán Trueno’ (Espasa) donde Bosé relata su infancia y adolescencia. Como pasó de ser Miguelón a Miguel, la primera vez que puso un pie en el escenario del Florida Park en agosto de 1977.

Como aperitivo antes de que este próximo miércolés dedique toda la jornada a entrevistarse con los medios para hablar de su libro y no de sus 25 años de convivencia y no de pareja con Nacho Palau , tal y como reveló a la revista mexicana ‘Quien’ hace unas semanas, Bosé ha querido adelantar un capítulo entero en el que relata su traumática experiencia con tan solo diez años cuando su padre le obligó a ir de safari con él a Mozambique. A Miguelón no le gustaba cazar, ni pescar, preferia leer algo que Dominguín no entendía hasta el punto de que desafío a Lucía Bosé diciéndole que si seguía leyendo tanto «¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón! ..¡Seguro!».

El cantante saca a relucir las carencias intelectuales de su padre al que su madre consideraba retrógrado, paleto y machista. Y para demostrar quien mandaba en casa Miguelón se vio en un abrir y cerrar de ojos en medio de la selva y sin que le dieran la quinina , una medicina de la época, que le hubiera salvado de enfermar como sucedió. Ni siquiera la presión de los amigos que les acompañaban en la aventura consiguió hacer entrar en razón al torero. Todos estaban preocupados al ver que el paludismo hacia mella en el pequeño Miguel a medida que pasaban los días. Pero para Dominguín «la quinina es una mariconada que no sirive para nada»,ponía como excusa para no dársela. Según él, su hijo no tenia malaria sino mamitis. Bosé no protestó jamás, para no decepcionar a su padre aunque la aventura en la selva le dejó claro que nunca estaría a la altura de sus expectativas y decidió no esforzarse nunca más. También Dominguín llegó un momento en el que se arrepintió de haberselo llevado. Era un estorbo y se lo hacía pagar a diario.

Pero Miguelón que se había propuesto escribir un diario de África , jamás reflejó una sola plabra sobre lo mal que lo estaba pasando, ni el maltrato de su padre, para evitar que su madre al leerlo la emprendería contra él y discutiesen. Se fue a Mozambique pesando 30 y pico kilos y regresó pesando apenas quince . Y con un bicho en el hígado que fue según escribé Bosé «otra de las desgraciadas herencias que recibí de mi padre», tal y como cuenta en el libro. Y es que confiesa que el desprecio con el que este le trataba, le paralizaba. Unas memorias que nos van a permitir conocer mejor las vivencias personales del artista siempre celoso de su intimidad hasta ahora y que como se puede ver en este avance han marcado el resto de su vida. El libro termina el día en que pone un pie por primera vez en la televisión para cantar «porque dejo de ser Miguelito y empiezo a ser Miguel Bosé», explica. También encontraremos entre sus paginas sus amores adolescentes y sus amistades. Andrés Amorós, íntimo amigodel torero y crítico taurino de ABC es el autor de su biografía ‘Luis Miguel: el número uno’ mantiene la teoría de que la culpable de que sus hijos le odiasen fue su esposa Lucía Bosé, que les educó en el odio a su padre. Y mantiene que Miguel era especial al ser clavadito a su padre, misma arrogancia, talento y personalidad trasgresora, aunque la influencia de su madre hizo que rechazará sus aficiones machistas.

A sus 60 años, y con sus mellizos Diego y Tadeo , Miguel Bosé se siente en un momento pleno en el que cree que el conocimiento y la experiencia le han dado autoridad y credibilidad. Y algo más importante, la necesidad de desnudar su alma para descubrirnos al verdadero Miguel, con sus luces y sus sombras, y no solo al cantante.

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