Josemi Rodríguez-Sieiro - Lo que me apetece

Ya nada volverá a ser como antes

Si no te adaptas, corres el riesgo de que te tachen de antiguo o carca

Josemi Rodríguez-Sieiro

Ya casi nada es igual que antes. Ni mejor ni peor, diferente. Y si no te adaptas a los nuevos usos y costumbres corres el riesgo de que te tachen de antiguo, carca, poco 'cool', pasado de moda e incluso de franquista.

Son los que no se ponen corbata, sencillamente porque no les apetece, aunque sea el único signo de rebeldía del que son capaces.

Son los que ya no son clientes de una imprenta, porque, habiendo móviles y guasap es más cómodo, rápido y barato. Seguramente tendrán una letra horrorosa y con una gramática deficiente.

Son los que envían una invitación de boda con número de cuenta o, en algunos casos, Bizum, para que les pagues un masaje tailandés o un guía para ascender el Kilimanjaro, porque lo de las listas de boda ya no son necesarias.

Son los que, a la hora de heredar, lo ponen todo a la venta en subasta o, como hizo la hija de una queridísima amiga mía, cuando citó a las féminas más allegadas, en casa de su difunda madre, y organizó un mercadillo con su ropa interior, entre la cual, por cierto, había unos cuantos calzoncillos bordados con la corona de marqués, de una conocida camisería de Madrid, que, sin duda, utilizaba en la intimidad y que se llevó de recuerdo el día de su divorcio. A esta la he retirado el saludo por desvergonzada, lo cuento como dato, porque no creo que le importe nada y eso espero, de que haya tomado yo esa decisión.

Son los que beben la cerveza directamente de la botella y que, cuando pides un vaso, te miran con cierta desconfianza, porque no saben nada de educación y de la diferencia entre cursilería y refinamiento. Es la vulgaridad imperante.

Son los que están locos por exponer su poco interesante vida en las redes sociales, aspirando a convertirse en influencers, que es como lo que toda la vida se ha llamado líder. Recientemente he vivido la convocatoria de dos firmas de moda de gran calidad y alto precio, con cientos de invitados jóvenes con pelos de colores, pírsines por doquier y mucho tatuaje. Una gran mayoría vestía camisas de estampado paisley, cada una de cientos de euros y mini bolsos que movían sin parar, pero la mayoría sin oficio, pero con el beneficio esperado de llegar a convertirse en mentores de moda en las redes. Otra gran firma me convocó para conocer su colección cápsula, esta concretamente inspirada en Ibiza. Cestas, ropa con tejido denim y sandalias varias. Las colecciones cápsula son limitadas en tiempo y en oferta. Si no se adquieren corres el peligro de que desaparezcan y te quedes sin ella. Una estrategia de consumo muy inteligente porque primero dan la posibilidad de acceder a lo más asequible y tratar después de conseguir una pieza más icónica y de más alto coste, ya que, entre esa masa juvenil, el consumo es mayor cada vez. Para eso están los ‘influencers’, personas de todo tipo, donde exhiben su vida personal, noviazgos, bodas, embarazos y nacimientos, separaciones, su familia, sus casas y su entorno, en general. No les una la misma educación, ni una idéntica cultura, ni pensamiento político y por supuesto ni siquiera la forma de vida, sino la moda, vivir de ella a través de su imagen.

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