Conflicto en la D. O. Rioja

Andreas Kubach: «Si no se cambia el modelo actual, el futuro de la Rioja Alavesa será insostenible»

ABC habla con bodegas singulares de esta subzona sobre la pretensión del PNV de crear una denominación propia bajo el control del Gobierno Vasco, y que apuestan por modernizar la D.O. Rioja sin romper con ella

Viñedo en la zona de la Rioja Alavesa ABC
Adrián Delgado

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En diciembre de 2015, por primera vez en la historia desde que una Real Orden de 1902 regulara el origen para los vinos de Rioja , una bodega decidió salirse de la denominación de origen. La empresa Artadi fue la primera en enarbolar la bandera de la diferenciación explícita –las botellas sí permiten ahora indicar tipográficamente las tres subzonas: Rioja Alta, Baja y Alavesa– de los vinos producidos en esta pequeña área geográfica entre el río Ebro y las sierras de Cantabria y de Toloño. Fue también la punta de lanza de un conflicto que en el sector pronto definieron como una «guerra del vino» y que en 2016 se materializó con una apuesta, a priori decidida, de la Asociación de Bodegueros de Rioja Alavesa –conocida como ABRA y entonces con 42 asociados– por salir del control del Consejo Regulador.

No fue unánime y tampoco estuvo exenta de polémica, pero fue el germen del apoyo, reducido a ojos de las fuentes consultadas del sector, al plan del PNV para controlar esta región vitivinícola desde el Gobierno Vasco y alejarla definitivamente del paraguas normativo que la rige actualmente desde Logroño. La retirada, el pasado jueves 27 de noviembre por la tarde, del órdago para crear una nueva denominación no distrae la atención de un problema de fondo para esta zona vitivinícola.

La subzona de la Rioja Alavesa representa 320 kilómetros cuadrados de extensión dedicados en su práctica totalidad al monocultivo del viñedo. En esta cuadrilla forestal, una de las siete que conforman el denominado como 'territorio histórico' de Álava, se aglutina a 23 municipios, algunos de ellos reconocidos nacional e internacionalmente por la calidad de los vinos que producen: Laguardia, Elciego, Villanueva de Álava o Labastida, entre otros.

Dentro de la D.O. Rioja el movimiento de la uva es libre y en el fondo del debate, que lleva un lustro con posiciones enfrentadas entre La Rioja y el nacionalismo vasco, está un mayor reconocimiento a los vinos de paraje o de finca especificando la zona en la que es cosechado además de elaborado. Tras intentos de acercamiento desde la D.O. Rioja a las pretensiones de esta corriente, el consejo regulador nunca ha dado del todo su brazo a torcer frente a la división planteada desde el nacionalismo vasco. Siempre han defendido que la palabra 'Rioja' genera una fuerza de marca imposible de igualar. Sin embargo, quienes apoyan abiertamente esa diferenciación explícita creen que está en el polo opuesto: la acreditación de la procedencia y la singularidad del territorio en el que crece la uva es clave para seguir creciendo en el exterior como ya se ha hecho en otras regiones como Burdeos.

La fuerza que ejerce la actual marca homogénea 'Rioja' en el extranjero se defiende desde la D. O. con datos que avalan el crecimiento de sus exportaciones . En el primer trimestre del año alcanzó la mejor cifra de su serie histórica. Sus ventas aumentaron un 5,8 % en términos globales con una mejoría sustancial de la presencia de los vinos de la Denominación de Origen en mercados como el chino, con crecimientos por encima del 90 % según sus propios datos. ABC ha hablado con varias bodegas de la subzona alavesa que prefieren mantenerse al margen de la polémica de que sea el nacionalismo vasco quien se haya arrogado la reclamación de este asunto.

Desde Remírez de Ganuza, una de las más singulares, explican algunas claves para comprender el conflicto que existe.«Creo que en la zona más allá de crear una D. O. propia lo que se pretende es que se cree una 'subdenominación' que especifique que es Rioja Alavesa y tenga una regulación distinta, pero dentro del marco de La Rioja. Estas cosas dependen mucho de cómo se enfoquen. A mí me cuesta mucho en estos temas, que sin duda están impregnados de una corriente política, diferenciar lo puramente técnico de lo que es el trasfondo nacionalista. Es muy complejo», explica José Urtasun, propietario de la Bodega Remírez de Ganuza .

Al margen de la polémica que ha sacudido estas semanas al sector del vino en Rioja, para este bodeguero hay cuestiones que se pueden mejorar siguiendo la estela de lo que se ha hecho en otros países europeos de tradición vitivinícola . «Burdeos por ejemplo especifica la subzona de la que procede el vino. La corriente actual es poner en valor la singularidad de un vino destacando el pueblo en el que está hecho e, incluso, la viña de la que procede. Yo no veo mal que se cree una subzona, porque la Rioja es muy amplia», opina.

Analizando los motivos por los que este problema ha llegado al cuello de botella en el que se encuentra en estos momentos, Urtasun considera que entre todos los factores hay uno que destaca: «Tal y como se hacen ahora las cosas en Rioja, la calidad y la singularidad de los vinos quedan muy diluidas. Hay un marco excesivamente grande en todos los sentidos. En el de la calidad y en el de la localización. No me parece mal que haya movimientos en los que se vaya más a lo específico. Tampoco si vienen cambios regulatorios, siempre que sean para apoyar la calidad y para restringir de alguna forma los volúmenes. Pero desconozco las intenciones políticas que hay detrás. Yo nunca apoyaría una separación total de la D.O. Rioja», subraya.

El problema del precio

José Urtasun

Para bodegas como Remírez de Ganuza, que se dedica a un segmento de gama alta con precios elevados, el efecto que la marca D. O. Rioja ejerce en el exterior no les beneficia del todo. «Nosotros carecemos de vinos de volumen. Nuestros vinos saltan rápido a reserva y están posicionados a un nivel alto. Para nosotros la marca Rioja es un arma de doble filo . Por un lado, es la denominación de origen más conocida de España y todo el mundo la conoce en el extranjero. Pero cuando presentamos nuestros vinos fuera, aunque les gusten, nos hacen referencia siempre al precio. Suelen comentar que hay riojas por la cuarta parte de lo que valen los nuestros. Se asocia a vinos económicos. Eso tira para abajo de los productores que hacemos las cosas un poco mejor», opina. 

«Esa diferenciación, destacando la subzona y aportando más información, puede ayudar a paliar ese efecto sobre nuestros vinos», explica. «Aunque la denominación de origen haya introducido cambios en los últimos años que permiten destacar los viñedos singulares en la etiqueta, sigue siendo relativamente fácil para grandes bodegas sumarse a esa diferenciación con fines comerciales. Incluso más fácil que para las pequeñas que solo tienen viñedos singulares. Nos cuestan más los requisitos administrativos que los de calidad, algo que a una bodega grande no le cuesta por la estructura empresarial que tienen con administrativos, abogados, etc», apunta.

En un contexto más amplio de lo que está sucediendo en Rioja, Urtasun considera que el modelo de las denominaciones de origen está presentando algunas grietas en otros puntos de España. «Está habiendo disrupciones en todas las denominaciones de España . En Cava, en Ribera del Duero... Siempre que sea algo que presente el PNV va a ser imposible separarlo del tema político y el tema nacionalista, pero creo que habría que intentar por el bien del vino analizarlo primero desde el punto de vista técnico lo que pueda aportar o no lo que propongan», concluye.

«Hay una personalidad vínica que es diferente»

Andreas Kubach, cofundador de Península Viticultores

Andreas Kubach es un de los expertos más respetados del sector y está detrás de uno de los proyectos más singulares dentro de la zona de la Rioja Alavesa. En concreto, dentro de Península Vitucultores, en la que se engloba Badiola, fundada en 2018 tras adquirir una bodega existente. El Master of Wine defiende en ella «vinos de pueblo y de parcela» en las faldas de la Sierra Cantabria –300 parcelas entre Villabuena de Álava , Leza, Samaniego , Laguardia, Navaridas y Baños de Ebro–. Algunas de sus parcelas singulares fueron plantadas en los años 20, 30 y 40 del siglo pasado.

«Como elaborador en esta zona, necesito normas que nos permitan comunicar esto y decir cosas que son completamente ciertas sobre de dónde procede la uva. Creo que el Consejo Regulador es muy consciente de esta necesidad pero se mueve muy lento. Todo el mundo tiene mucho miedo pero estamos avanzando aunque no al ritmo que nos gustaría», explica. «No obstante, el consejo funciona como funciona y no deja de haber una visión un poco monolítica, que ha sido un éxito histórico ciertamente , pero que no recoge la inquietud o el descontento actual de muchos productores de Rioja Alavesa y que emana precisamente de esa visión inmovilista», añade.

Kubach cree que el modelo actual que defiende la D.O. Rioja y las aspiraciones de los proyectos singulares pueden «coexistir perfectamente». «No hay intereses encontrados entre una bodega que se encuentre en Rioja y otra que se encuentre en Álava. El mercado ya ha demostrado que no es un problema. Si vas a un restaurante en Nueva York en su carta conviven pacíficamente los grandes vinos de estilo de Rioja, Prado Enea o Tondonia por ejemplo, con vinos como Las Beatas de Telmo Rodríguez que es un vino de paraje», ejemplifica. «Los dos se venden a precios altos, los dos se agotan. No hay problema en hacer más grande el pastel, pero hay que encontrar formas de poder expresar los diferentes modelos. Hay que dejar de decir que son modelos enfrentados».

La motivación de diferenciar la región alavesa emana, según sus defensores, de las trabas históricas del modelo, que ha puesto siempre el énfasis en la marca Rioja y en su homogeneidad. «Lo que está ocurriendo es que, como este modelo que ha sido tan exitoso, genera una idea preconcebida –"Rioja es crianza, es reserva y su precio es equis", incide– que no cuadra con la otra idea de que exista un viñedo histórico que no se pueda mecanizar y que no puede competir hoy contra los grandes», opina. «Si no se cambia el modelo actual el futuro de la Rioja Alavesa será insostenible económicamente. Sus viñedos históricos necesitan una forma de diferenciar sus vinos que explique por qué merecen ser comprados», asegura. «Lo que hace más daño ahora mismo a la D.O, son los vinos de volumen, de muy baja gama, que invitan a asociar Rioja con vinos económicos», coincide con la opinión de José Urtasun.

«Me da mucha pena que no haya debate»

Telmo Rodríguez, a quien Kubach menciona por sus grandes vinos entre sus argumentos, lamenta que el asunto se haya politizado y es mucho más crítico que sus colegas. «A mí no me interesa hablar de los independentistas ni del PNV. Lo que me da mucha pena es que no haya debate sobre según qué temas por quién los exponga. Sea el PNV, Vox o Podemos... Creo que la administración vasca solo quiere proteger a sus representados», avanza antes de entrar en materia. «Estamos en un momento muy importante para España en el mundo del vino en el que, realmente, tenemos que aspirar a más. Cuando Ferran Adrià dijo que hacer gran cocina era no copiar a los demás, la gastronomía española entró en mundo muy interesante, llegando a ser un fenómeno internacional que cambió la historia. España está en ese momento clave para el vino», explica.

Telmo Rodríguez y Pablo Eguzkiza de Bodegas Lanzaga, en Lanciego (Álava)

Telmo, entre otros proyectos singulares dedicados al vino en varios parajes de España –desde las laderas del Sil en Galicia hasta los barrancos de Cómpeta en Málaga–, tiene Bodegas Lanzaga en Lanciego (Álava). «Creo que no se comprende bien el sentido de las denominaciones de origen cuyo cometido es proteger un determinado gusto. Esto es muy importante. Y los franceses nos han enseñado a que puede haber denominaciones de cuatro hectáreas, de diez o de lo que sea. En zonas como Burdeos, Borgoña o el Ródano se han dado cuenta de que tiene que haber diferentes realidades y diferentes formas de negocio en torno al vino».

Entre los principales problemas del modelo actual, este bodeguero considera que «Rioja intentanta acaparar una denominación de origen muy grande en el que solo el tiempo en barrica y la propia barrica da gusto al vino». «Eso está obsoleto y no ampara a los que hacemos cosas más singulares», considera y defiende que este asunto ha de ser al menos «discutido». «En Logroño creen que solo ellos son riojanos, pero en la D.O. hay vinos que proceden de Navarra, Burgos y Álava ... Creo que la administración vasca se ha dado cuenta de que muchos alaveses estamos fuera, de que algunos como yo consideramos que la D.O. nos ha empujado casi a la vía de salida. A mí no me amparan. Cualquier cosa que hacen no me favorece y yo no participo porque me doy cuenta de que mi opinión no vale para nada», señala.

Y concluye: «El problema es que la denominación está controlada por quince bodegas. Ese grupo dice que representa al 80% del vino que se vende. Pero tenemos que luchar por contarle al mundo que en España se hace algo más que vinos genéricos. Estoy convencido de que podemos hacer algunos de los mejores vinos». Telmo Rodríguez subraya la competencia que existe en este momento y las tendencias que siguen los consumidores actuales que quieren que se le hable de «pueblos, parcelas y gustos». «A un consumidor internacional que sabe que, por ejemplo en Burdeos, hay más de 50 denominaciones propias y en la que cada 'château' es casi una denominación en sí misma, no se le puede convencer de que es el tiempo y la barrica lo que marca la diferencia. Eso solo beneficia a las bodegas industriales, contra las que no tengo nada en absoluto», matiza.

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