Estos son los 12 motivos por los que se malvive en pareja y se rompe una relación

El tramo de edad en el que se producen más rupturas es entre los 40 y 50 años, según apuntan los abogados de familia

Laura Peraita

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Vivir en pareja no es fácil, y los abogados, acostumbrados a recibir en sus despachos a personas decididas a acabar definitivamente con su relación, lo saben. Óscar Martínez, abogado y vocal de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) , explica a ABC que durante los primeros meses del confinamiento, y sobre todo al final, se produjo un incremento significativo de consultas de parejas decididas a romper con su relación y, en el caso de las ya divorcidas, se interesaron por saber cómo modificar ciertas medidas referidas fundamentalmente a las prestaciones económicas, las guardias y custodias. «El confinamiento ha provocado en muchas parejas una convivencia a la que no estaban acostumbradas a la que se han sumado situaciones de gran incertidumbre, estrés, problemas laborales y económicos que muchas no han podido superar. En los ya divorciados , las modificaciones de sus condiciones se han derivado principalmente por culpa de que una de las partes ha tenido que cerrar su negocio, entrar en un Erte, ajustarse a nuevas medidas de conciliación..., lo que ha hecho necesaria nuestra actuación al respecto».

Según el IV Observatorio del Derecho de Familia, realizado por la AEAFA, el grupo de edad que concentra más divorcios está entre los 40 y los 50 años, que es cuando se está inmerso de lleno en la crianza de los hijos y se generan más conflictos . «Con la llegada de de un bebé, la pareja debe saber amoldarse a un cambio importante en su vida, ajustarse a nuevas rutinas, renunciar a parte de su tiempo de ocio para el cuidado del recién nacido, ponerse de acuerdo en la forma de educar... Son muchas cuestiones que generan mucho conflicto en muchos hogares. No obstante —prosigue Óscar Martínez—, los motivos por los que se separan ahora no difieren demasiado de los que motivaban las separaciones antes de la pandemia».

Concretamente, desde esta asociación de abogados señalan las doce razones principales por las que la mayoría de las personas malvive en pareja y se divorcia:

1. El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.

2. Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una tercera persona.

3. Infidelidades.

4. Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.

5. Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.

6. La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan. Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.

7. Irritabilidad o mal carácter. En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones. ¿Nuestro verdadero yo?

8. Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro.

9. Adicciones.

10. Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.

11. Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.

12. Cuando uno de los miembros de la pareja «sale del armario» aceptando su verdadera orientación sexual.

Óscar Martínez explica que como abogados «siempre es importante conocer los motivos por los que una pareja decide separarse porque, de este modo, nos ayuda a comprender la causa del conflicto y encaminarnos hacia la búsqueda de la solución más adecuada . Desde el punto de vista legal, el motivo de la ruptura no es importante, pero sí necesario para lograr una salida satisfactoria».

Sistema no causal

De hecho, desde 2005 la separación conyugal o el divorcio en España están basados en un sistema no causal. Para solicitarlo y decretarlo no es necesario alegar ni acreditar causa alguna . «Antes había que referirse al abandono injustificado del hogar, a la infidelidad, al alcoholismo, las toxicomanías o a los trastornos mentales, entre otras causas legalmente previstas», explica el vocal de AEAFA, Álvaro Iraizoz.

Sin embargo a partir de 2005, basta que hayan transcurrido al menos tres meses desde la celebración del matrimonio para separarse o divorciarse de mutuo acuerdo. «En caso de divorcio contencioso, no será preciso el transcurso del plazo de tres meses para la interposición de la demanda cuando se acredite la existencia de un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera de los miembros del matrimonio».

Transcurrido el plazo de los tres meses, si se interpone divorcio contencioso es irrelevante la causa que haya llevado a ese matrimonio o pareja a la ruptura. «Basta que uno lo pida para que el juez lo conceda. Además, el juez no permitirá, en relación al motivo por el que la parte inste el divorcio, alegaciones ni pruebas al respecto para verificar la existencia o no la causa por la que se ha decidido instar el divorcio, salvo que alguna de las causas tenga alguna relevancia en aspectos delicados, por ejemplo, la custodia de los hijos, detalla Iraizoz.

Las 10 reglas de oro de un buen divorcio

Desde la asociación de abogados han recopilado, además, las buenas prácticas para un buen divorcio en 10 reglas de oro. Son consejos que recogen todo el conocimiento de sus más de 2.500 profesionales en 40 años de experiencia asesorando a exparejas en proceso de ruptura:

1. Mantenga al margen del divorcio a los hijos. Nunca utilice a los hijos como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.

2. No delegue en los niños y adolescentes la toma de decisiones esenciales.

3. Intente racionalizar la situación. Evite dejarse llevar por los sentimientos.

4. Intente alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. Es más económico que un procedimiento contencioso y le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.

5. Evite tratar con su cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo porque acabarán discutiendo. Déjelo para su abogado. Hable únicamente de aquellas cosas sobre las que no hay discusión.

6. Trate de agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.

7. Evite comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerde que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de veces, no son comparables. Recuerde que el objetivo de un buen abogado de familia es confeccionar un traje a medida para su familia huyendo de clichés o fórmulas estereotipadas.

8. Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.

9. Si hay patrimonio, como la vivienda, repártalo. No es bueno mantener bienes en común una vez divorciados. Es foco de conflicto.

10. Recurra a un buen abogado especializado en Derecho de Familia con habilidades multidisciplinares. Le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. A la larga será más económico.

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