PADRES E HIJOS

Ignacio Arsuaga: «Hemos cerrado una fase pero queda mucho #HOBus por delante»

El presidente de HazteOir hace balance de lo conseguido hasta ahora con la polémica campaña

MADRID Actualizado: Guardar
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Recién terminada hoy esta primera fase del #HOBus, iniciada el 27 de febrero pasado, Ignacio Arsuaga, fundador, presidente y la cara más visible de HazteOir.org, hace balance de lo conseguido con esta polémica campaña. En ella se han intentado dirigir a la sociedad en general, pero «a los padres en particular, para informarles sobre el adoctrinamiento de género en las aulas que once comunidades autónomas han impuesto ya por ley, y a los políticos, para pedirles que no experimenten con la educación sexual y afectiva de los niños porque son demasiado valiosos», especifica este joven y comprometido abogado.

—¿Por qué se inició esta campaña? ¿Cuáles son los objetivos de HazteOir.org para conseguir la defensa de la familia en España?

—Inicialmente, la campaña pretendía responder a una publicidad difundida en las capitales vascas y en Pamplona.

Eran imágenes de niños y niñas con los órganos genitales cambiados e iba dirigida a menores a los que se les invitaba a tener una identidad sexual diferente a la que mostraba su biología. Además, queríamos explicar qué eran las leyes de adoctrinamiento de género difundiendo un libro gratuito.

Para HazteOir.org la defensa de la familia pasa por fortalecerla jurídica, social, cultural y económicamente. La familia natural sigue siendo el entorno ideal para el desarrollo integral de las personas y constituye un bien para toda la sociedad. De ahí que sea necesaria su protección y cuidado.

—¿Cómo califica la respuesta obtenida por parte del poder político y de los medios de comunicación a la hora de juzgar su campaña?

—La respuesta de muchos políticos, de todos los partidos, ha sido desproporcionada si nos atenemos a las amenazas, insultos, descalificaciones e incluso actuaciones ilegales como la paralización del autobús sin notificación escrita en Madrid o Cataluña. Lo más grave es que los políticos nos han puesto en el punto de mira y, a continuación, los radicales nos han apedreado. Los medios de comunicación que nos han dado la oportunidad de explicarnos, que no son todos, han contribuido a cambiar la imagen negativa del #HOBus y se han hecho eco del mensaje de fondo.

—¿Por qué?

—En el caso de los políticos ha sido llamativa la actuación de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que ha sometido a una persecución insólita al autobús, obligando incluso a cometer irregularidades a los agentes de la Policía Municipal, que incluso se han rebelado. Y en todas las localidades en las que ha habido insultos y ataques al #HOBus nos hemos encontrado, entre los radicales y violentos, a algún dirigente de Podemos o de alguna de sus marcas locales.

—Usted cree que la familia se está destruyendo en España, ¿por qué?

—Es evidente que hay ideologías, políticas y actuaciones que tratan de desestructurar y deconstruir la familia. Basta citar la legislación española que favorece el aborto y deja sin salida a la mujer y sin futuro al niño que no llega ni siquiera a nacer. Las leyes que imponen en las escuelas el adoctrinamiento en la ideología de género, sin contar con los padres, vulneran el derecho fundamental de éstos a educar a sus hijos. Son algunos ejemplos que reflejan que nuestros políticos han dejado a la familia fuera de su agenda. Algunos, incluso, directamente la atacan. Sólo les interesa si se traduce en votos a corto plazo. Las medidas que ignoran a la familia o la desnaturalizan pasan factura en términos demográficos, económicos y culturales.

—Mañana termina la primera etapa del #HOBus. ¿Qué se puede decir que sacan de esta campaña?

—Ha servido para abrir un debate que los políticos han tratado de ocultar a la sociedad para decidir por ley cómo debe ser el comportamiento sexual de los niños y adolescentes y para imponerles la ideología de género. También ha sido útil para explicar que se ha establecido por ley un modelo educativo ideológico que invita a los niños a probar todo tipo de «identidades» sexuales y a cambiarla cuando lo deseen. Y por último, la campaña ha alertado a los padres de lo que supone que el gobierno de turno decida sobre un tema tan delicado como el desarrollo afectivo y emocional de los hijos sin tener en cuenta los valores de la familia y el derecho fundamental de los padres a educarlos.

—Pero, ¿han conseguido sus objetivos iniciales?

—En gran medida hemos conseguido que cientos de miles de personas conozcan que en once comunidades autónomas españolas las leyes obligan a educar a los niños en la ideología de género, sin contar con los padres. El #HOBus invita a solicitar el libro ‘¿Sabes lo que van a enseñarle a tus hijos en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual en el que explicamos estas leyes. Desde que el autobús empezó su recorrido hemos distribuido más de 300.000 ejemplares de esa publicación.

—¿Por qué han cambiado tantas veces los mensajes?

—Hemos hecho un esfuerzo por explicar lo que queríamos transmitir. La reacción de la gente y las aportaciones de muchas personas nos han ayudado a formular mejor los mensajes evitando términos y expresiones que pudieran interpretarse de forma inadecuada. El lema ‘Dejas a los niños en paz’, que compartimos muchísimos ciudadanos, define muy bien lo que queremos expresar.

—¿Cree que su mensaje ha llegado como debiera?

—Es indudable que en las primeras semanas del #HOBus algunos medios y numerosos políticos, de todos los partidos, descalificaron la campaña e incluso nos insultaron y amenazaron. Y en varias ciudades no han faltado grupúsculos de radicales que nos han llegado a apedrear. Pero también hay que recordar que en las encuestas realizadas por varios periódicos sobre si debía o no prohibirse el autobús, más del 70% de las respuestas fueron favorables a la libertad de expresión y apoyaban la campaña del autobús.

—¿Lo ha entendido la sociedad?

—Por otra parte, hay miles de personas que nos han escrito y llamado para apoyarnos. Por ejemplo, muchos nos dicen que gracias al #HOBus se han enterado de que algunas leyes autonómicas de adoctrinamiento sexual incentivan a los niños y adolescentes a que utilicen el cuarto de baño y el vestuario escolar de acuerdo con el sexo que ‘sientan’ en ese momento. A pesar de todo, creemos que buena parte de la sociedad ha entendido lo que decíamos aunque, por supuesto, debemos seguir trabajando para explicar un tema tan relevante.

—Homófobos, transfobos, huevos, frutas, piedras, amenazas de muerte, y hasta «hackeos», según denuncian… ¿Por qué cree que ha ofendido su mensaje de que "Los niños tienen pene y las niñas tienen vulva"?

—Así es. Hemos recibido todo tipo de insultos y amenazas, incluso de muerte. Y no han faltado las agresiones físicas. He manifestado en varias ocasiones que nuestros mensajes no han querido ofender ni menospreciar a nadie. Condenamos todo tipo de violencia y discriminación y hemos sido sensibles a los comentarios de personas que han criticado nuestro mensaje. La frase «los niños tienen pene y las niñas tienen vulva» está tomada de un libro de biología. Con ella manifestamos una realidad evidente que se aprende en el colegio y que no tiene nada que ver, como se ha dicho, con los niños transexuales. Éstos, como todas las personas, merecen todo respeto. En todo caso, la violencia desatada contra el # HOBus o contra representantes de HazteOir.org no tiene justificación alguna. Sería deseable que en democracia debatiéramos con argumentos y no con piedras.

—Esta semana el #BusHO cierra su primera etapa de recorrido. ¿Se han rendido ustedes ante la ideología de género? ¿O tienen pensadas otras campañas?

—Así es. Han sido cuatro meses de #HOBus y toca cerrar su primera etapa de vida. No sólo no nos hemos rendido ante la ideología de género sino que nos hemos convencido aún más de la urgencia de explicarla y advertir acerca de sus implicaciones y sus amenazas.

—¿No cree usted que se ha agotado ya el autobús?

—No, para nada. Hemos cerrado una fase pero queda mucho autobús por delante. Nos lo exige nuestro compromiso con la familia, la dignidad de la persona y las libertades. Y miles de ciudadanos nos piden que sigamos adelante.

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