Coronavirus

El miedo al «bicho», detrás del rechazo a la vuelta al cole de algunos niños

Qué hacer y qué no hacer si tu hijo pequeño no quiere volver al cole tras la pandemia

Carlota Fominaya

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Igual que sus padres tienen temor a volver al trabajo, hay niños que manifestan su miedo al «bicho» después de haberse visto obligados a abandonar sus rutinas escolares por el letal coronavirus. Han pasado seis meses sin pisar las aulas , incluyendo un largo periodo de confinamiento en el que no pudieron salir a la calle. Todos disponen de toneladas de información sobre las especiales precauciones que deben poner en practica para no contagiarse: distancia social, grupos burbuja, lavado de manos y mascarillas el 100% del tiempo...

Aun así, «"la nueva normalidad" en los centros ha generado rechazo o inquietud en una parte del alumnado, especialmente en los más pequeños, y los miedos que muchos sintieron al volver a pisar la calle se traducen ahora en un temor por la vuelta a la convivencia física con maestros y compañeros», indica Rocío Barrachina, psicóloga y miembro del equipo de orientación del Colegio Internacional de Sevilla San Francisco de Paula , de Sevilla.

Ya hay, de hecho, confirma Barrachina, especialista en infantil, «padres que han pedido indicaciones en este sentido porque sus hijos no quieren ir al colegio. A estas familias les diría que lo más importante es hablar con nuestros hijos del tema. Lo primero sería preguntarles: "¿qué saben ellos del virus?", "¿qué piensan?". Cuando son menores de 5 años la realidad todavía no la dominan y pueden estar confundidos con la fantasía ».

Esta experta también incide en la importancia de la educación emocional. «Es importante saber qué es el miedo, por qué existe, que es algo con valor adaptativo, y que no nos podemos paralizar ante ese miedo, podemos superarlo y gestionarlo. Como dice el refrán: "ningún mar en calma hizo experto al marinero". Las adversidades nos hacen más fuertes. Podemos salir fortalecidos y que nuestros hijos salgan con mayor resiliencia, se fortalezca su autoestima y su capacidad de regulación emocional», indica.

Y solo nos deberíamos preocupar, concluye Barrachina, «si ese miedo que los niños puedan tener a la vuelta e vacaciones pudiera condicionar su vida, en el sentido de que no pudiera gestionarlo. Eso sería una alerta, un indicador de que es necesario recibir ayuda de un especialista o acudir a una terapia psicológica».

Para dotar de herramientas a las familias para que puedan combatir esos miedos, esta psicóloga, junto con sus compañeros del servicio de orientación del Colegio Internacional de Sevilla San Francisco de Paula han preparado una serie de recomendaciones de lo que se debe y no se debe hacer en la gestión de estas situaciones , de modo que los niños no solo puedan superarla, sino que les sirva para fortalecer su autoestima y capacidad de regulación emocional.

El equipo del Servicio de Orientación del Colegio ha diseñado y compartido con las familias una serie de recomendaciones para que sepan cómo afrontar el posible miedo de algunos peques a regresar a las aulas tras meses sin poder hacerlo:

Qué NO debemos hacer

1. Ridiculizarlo o burlarse . Decirle que no tiene sentido lo que siente.

2. Presionarle para que se enfrente al miedo (Ej: «ya eres mayor, esto para ti no es nada»).

3. Regañarle. No es conveniente obligarles a que cambien de actitud (EJ. ¡No llores más!)

4. Alimentar el miedo, asustar o atemorizar. (Ej: «si sigues llorando, en vez de hacer caso a lo que te decimos, vendrá el virus y te contagiará»).

5. Ver dibujos, películas, cuentos o actividades relacionadas con pandemias, virus, situaciones apocalípticas…

6. Darle demasiada importancia y orillar las recomendaciones. Olvidar el tema para que el niño no tenga que enfrentarse a sus miedos.

7. Transmitir nuestros temores personales. Somos modelos para ellos y el miedo también se aprende. Si tenemos miedo de que nuestro hijo se contagie, él también lo tendrá.

Qué debemos hacer

1. Calmar al niño. El vínculo que une al niño con sus padres hace que su sola presencia y apoyo incondicional ayuden a que el niño se tranquile. Siempre que el adulto proporcione una base que genere seguridad, que transmita un apoyo incondicional y que valide las emociones que el niño está sintiendo.

2. Mostrar afecto y protección tanto verbalmente como con acciones no verbales. Por ejemplo, agacharse, ponerse a su altura mostrar afecto y protección. Es una forma de aprovechar y construir un vínculo seguro con el niño.

3. Procurar que el niño exprese su emoción y validarla. Que se atreva a hablar del virus que lo atemoriza. Hay que transmitirle que es lógico que sienta miedo y que se puede enfrentar a lo que teme, transmitirle que puede sentir miedo y enfrentarlo.

4. Nombrar la emoción y explicarle que lo que siente es desagradable , pero que le prepara para enfrentarse a lo que teme. Es decir, darle sentido a su miedo: explicarle en qué consiste y para qué sirve. Por ejemplo, el miedo es útil para que se acuerde de guardar las medidas de higiene y distancia social y así no contagiarse ni contagiar a sus compañeros.

5. Desarrollar una narrativa respecto a aquello temido que esté a su alcance según su nivel cognitivo. Crear un relato sobre el coronavirus que le ayude a conocer el virus, pero no a tenerle miedo, enfrentándose a él no con temor, sino con información, sabiendo lo que hay que hacer para que el virus tenga menos probabilidad de contagiar y hacer daño.

6. Normalizarlo: decirle que es una situación que vive toda la sociedad, que afecta a todos los alumnos y todas las familias y que probablemente tendrá un carácter temporal, si somos responsables y todos tenemos un comportamiento adecuado, respetando las medidas de precaución.

7. Cuando el niño se exponga al temor, reforzar siempre sus intentos, aunque no logre mantenerse en la situación (por ejemplo, quedarse en el aula con sus compañeros o, si es un intento previo, quedar en una casa a jugar con los amigos).

8. Retomar el contacto con los compañeros de acuerdo con las recomendaciones sanitarias. Preparar al niño exponiéndolo a situaciones similares, y haciendo la vuelta al colegio menos extraña y distante cuando se produzca.

9. Creer que son capaces de superar su miedo y transmitírselo , a través de la empatía «es lógico sentir cierto miedo ante el coronavirus, yo también lo siento/lo sentí en el regreso al trabajo, pero los dos lo superaremos, tenemos que ayudarnos»).

10. Acompañarle a explorar aquello que realmente le infunde temor : la posibilidad de contagiarse y ponerse malo, la de contagiar a los mayores que viven en casa…

11. Autorrevelación: que los padres desvelen a sus hijos los miedos que tuvieron en su infancia constituye una herramienta muy potente, ya que el niño siente que se empatiza con él y se le comprende, al tiempo que se le envía el mensaje de que lo que le ocurre se puede superar.

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