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Consejos para combatir y prevenir los resfriados de tus hijos

Los síntomas y cuidados son parte clave de este tipo de dolencias

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El frío es sinónimo de catarros y enfermedades respiratorias que en muchos casos son transitorias, pero en otros pueden convertirse en verdaderos problemas. Con la llegada el otoño elresfriado común, la faringitis y la bronquitis son dolencias más que habituales entre niños y niñas.

«El problema no es que un niño tenga una infección respiratoria, sino la capacidad que tiene de contagiar a otros», explica María Elena Maza, neumóloga pediátrica del Hospital Sanitas La Moraleja.

Faringitis, resfriados e infecciones

Los refriados comunes son el principal motivo de consulta y evitarlos es prácticamente imposible debido a la facilidad de contagio. Algo que se produce por contacto cercano. Para evitar las molestias derivadas de los catarros hay que ingerir líquido abundante, realizar lavados nasales con suero fisiológico, inclinar la cuna para dormir —en el caso de los bebés— y, sin abusar, tomar paracetamol.

Otras enfermadedes habituales del otoño y el invierno son la faringitis y la amigdalitis. Normalmente su causa es un virus, pero también pueden estar causadas por una bacteria (casos que tienen que ser tratados con antibiótico) y su contagio se produce por contacto con personas afectadas. Ambas tienen como síntomas principales dolor de garganta, que puede aparecer acompañado de fiebre, y malestar. «Cuando solamente se trata de una irritación de la faringe, producida por cambios de temperatura o ingesta de bebidas frías, es conveniente tomar analgésicos e hidratarse de manera adecuada», apunta la doctora Maza.

La bronquiolitis es una de las enfermedades respiratorias con mayor incidencia entre los bebés. Los síntomas principales son tos, dificultad para respirar y mucosidad abundante, en ocasiones acompañadas de fiebre y rechazo alimentario. «En otoño hay más casos debido la presencia del Virus Sincitial Respiratorio», señala la doctora Maza. «Para tratar esta patología, es necesario mantener una adecuada hidratación y nutrición en el bebé, inclinar el cabecero de la cuna y, en caso de que precise visita hospitalaria, aplicar oxígeno y broncodilatadores», añade.

Por último, la gripe esotra de las enfermedades respiratorias más comunes entre los niños con la llegada del frío. Sus principales síntomas son mucosidad abundante, malestar general, fiebre y, en ocasiones, tos. «Para su tratamiento, como para el de otras enfermedades de las vías respiratorias, se recomienda tomar medidas generales como hidratación y antitérmicos».

En cuanto a la vacunación «sólo está indicada en niños considerados como grupo de riesgo, como aquellos que sufren enfermedades pulmonares crónicas, enfermedades cardiovasculares graves, enfermedades metabólicas como diabetes, pacientes oncológicos, o pacientes inmunodeprimidos», concluye.

Asma y complicaciones

Hay ocasiones en las que infecciones respiratorias virales pueden complicarse con infecciones bacterianas secundarias, casos como la otitis media aguda, las neumonías o la bronquitis. «Algunos de los síntomas para detectar la neumonía son la fiebre elevada que no remite, tos persistente sin mejoría, dificultad respiratoria y decaimiento generalizado», explica la Dra. Maza. Además, en el caso de niños con hiperactividad bronquial o asmáticos hay más complicaciones, por lo que hay que vigilar el comienzo de síntomas aunque sean menos llamativos. «En niños con asma es fundamental extremar las medidas preventivas como la administración de la vacuna antigripal, iniciar el tratamiento de base y las medidas generales citadas anteriormente», apunta.

Por su parte, el principal síntoma de la bronquitis es la tos persistente —con o sin expectoración— con vómitos provocados por la tos, y también puede aparecer fiebre, malestar general, ronquera, dolor torácico o dificultad al respirar. «Al ser los síntomas parecidos a los de la neumonía y el asma, es importante descartar cualquiera de estas dos enfermedades». «Para su tratamiento se recomiendan medidas generales como mantener una hidratación adecuada, aplicar suero fisiológico para mantener la permeabilidad nasal y aspirar las secreciones, así como aplicar antitérmicos si hay fiebre», concluye Maza.

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