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Carolina mínguez
Parejas

Motivos por los que una mujer puede plantearse congelar sus óvulos

Una intervención de siete minutos, con un coste medio de 2.000 euros, logra aumentar las posibilidades de ser madre cuando se retrasa la maternidad

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En el momento de nacer, una mujer tiene de uno a dos millones de óvulos. En la pubertad, cuando comienza el periodo, cuenta con 400.000 y con cada ciclo menstrual se pierden 1.000 óvulos. El descenso no cesa. A partir de los 35 años, una mujer solo dispone del 10% de su reserva ovárica y entre los 38 y 40 años es frecuente que haya agotado la reserva de óvulos capaces de dar lugar a un niño sano. El paso del tiempo y avanzar en edad, por tanto, conlleva alteraciones en el proceso de formación de los óvulos que hacen que puedan producirse fallos reproductivos o quedar cromosomas extra (si es el 21 dará lugar a un Síndrome de Down).

Los motivos por los que una mujer decide retrasar su maternidad son en la actualidad muy diversos y variados

: no encuentra a la pareja ideal para afrontar este reto, tener un hijo puede suponer un impedimento para ascender profesionalmente, una determinada enfermedad, como es el caso de un cáncer, que se cruza en el camino de una mujer... «Es una verdadera lástima que muchas mujeres, al encontrarse en alguna de la situaciones anteriormente mencionadas, vean negado su deseo de ser madre simplemente por la falta de información sobre la existencias de técnicas como la vitrificación o congelación de sus óvulos —asegura Marian Chávez, directora médico de Amnios In Vitro Project—. Se trata de una intervención en quirófano de tan solo siete minutos de duración e indolora, puesto que se realiza bajo una leve sedación, que supone grandes ventajas para las futuras madres».

En esta intervención se consiguen óvulos sanos y «lo mejor es hacérse la vitrificación a una edad menor de 35 años. Cuánto más jóven se realice, en mejores condiciones estará la muestra recogida», señala Marian Chávez.

Esta doctora explica que en la primera consulta se interesan por conocer las causas por las que la paciente quiere congelar sus óvulos: «no es lo mismo una mujer sana que una que tiene que someterse a un tratamiento oncológico, por ejemplo».

«A la paciente se le somete a una serie de pruebas hormonales —a través de una analítica de sangre—, a ecografías y citologías para estudiar su reserva ovárica y descartar cualquier posible problema», explica Ramón Suárez, responsable del laboratorio de reproducción asistida Amnios in Vitro Project. «Si todo va bien, en una o dos semanas se puede empezar con el tratamiento».

Cuando se aproxima el siguiente ciclo menstrual es el momento en el que se comienza un tratamiento hormonal mediante inyecciones diarias. «De esta forma, —matiza Ramón Suárez— se logra que, si en un ciclo normal se obtiene un sólo óvulo válido, bajo el tratamiento el ovario se estimula y todos los óvulos que el cuerpo iba a deshechar se siguen desarrollando. Es decir, en cada ciclo se pueden lograr entre ocho y diez óvulos aproximadamente. Muchas mujeres creen que actuando de esta forma no tendrán reserva ovárica en el futuro, pero no es cierto, cada ciclo tiene sus óvulos».

Al terminar el tratamiento de 10 a 12 días de duranción, la paciente es controlada mediante ecografías para observar cómo crece el folículo del ovario y determinar cuándo es el momento más adecuado para extraer los óvulos.

Tras la extracción en quirófano, la muestra es llevada al laboratorio «donde se sigue un delicado proceso de tratamiento hasta escoger los óvulos válidos que serán tratados para que su congelación sea perfecta. Posteriormente, se introducen en un tanque de nitrógeno a muy baja temperatura donde se conservan hasta el momento en que la paciente decide que desea ser madre», explica Ramón Suárez

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