Sergi Arola: «Solo soy un currante que nunca ha eludido sus responsabilidades»

El chef sigue trabajando duro para liquidar las deudas que contrajo en el pasado y remontar una etapa adversa

Sergi Arola Marcu Ovidiu
Ana Mellado

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Sorprendido, triste y sobre todo, hastiado de no poder sacudirse el sambenito de «perdedor» que se le ha colgado en España. Así amaneció ayer en Chile el chef de 51 años Sergi Arola después de volver a ver su nombre vinculado a palabras como ruina o deudas. «Se ha hablado de un nuevo embargo, simplemente es una cuestión de plazos. Contraje una gran deuda hace tiempo y sigo haciendo frente a ella. Nada más», declara el chef.

Arola acostumbra a decir que mientras tenga dos manos no le faltará trabajo. Y eso es precisamente lo que ha estado haciendo desde que sus negocios se fueron a pique. El próximo domingo se estrena en Chilevisión «El discípulo del chef», un programa en el que Arola liderará un equipo de concursantes para tratar de encontrar al mejor aprendiz del país sudamericano. «Ahora estoy publicitando la marca España en el extranjero, haciendo gala de nuestra cocina, pero de eso nadie habla. Solo soy un currante que nunca ha eludido sus responsabilidades», añade.

El cocinero compagina su faceta frente a las cámaras con los fogones del restaurante LAB by Sergi Arola (con una estrella Michelin), en el hotel Penha Longa de Sintra. Además ejerce como asesor de la parte gastronómica de V de Vegas, una sala de fiestas y juego en Madrid, y colabora con el restaurante Cormorán, en Santander.

Quizá, como él mismo comentaba a este periódico durante una entrevista el pasado año, su mayor delito en la vida ha sido ser mal empresario. «Lo que le he pasado a Sergi es el resultado de una mala apuesta empresarial. En un momento en el que parecía que aquí no llegaría la crisis, él abrió un ambicioso negocio», comenta una fuente cercana al cocinero. En 2008, en plena época de vacas gordas en España, abrió junto a su entonces mujer y socia, la jefa de sala Sara Fort , un costoso restaurante. Adquirieron en propiedad, a un precio desorbitado, el local de la calle Zurbano donde se ubicaba Gastro. Las cuentas no salían y los problemas económicos devoraron las dos estrellas Michelin que ostentaba. En 2013, Hacienda precintó la bodega y la coctelería a plena luz del día y en presencia de sus clientes. El cierre definitivo llegó en 2016. Arola se vio obligado a desprenderse numerosas propiedades y bienes, incluida su querida Harley-Davidson o su reloj. Le está costando salir de aquello , aún tiene deudas, pero todo el mundo merece una segunda oportunidad y levantarse después de tropezar.

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