Nueva polémica de Cristiano Ronaldo en plena crisis sanitaria

Los portugueses le reprochan su falta de tacto al proclamar a los cuatro vientos semejantes muestras de actividades no esenciales durante la pandemia

Francisco Chacón

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Cristiano Ronaldo no para de generar polémica durante este confinamiento internacional que muchos portugueses piensan que no parece ir con él, a juzgar por sus acciones y sus detalles. Sí, porque resulta que ha cambiado de ‘look’, justo cuando miles de personas tienen que aguantarse sin acudir a las peluquerías por la sencilla razón de que están rigurosamente cerradas.

Días atrás, el jugador de la Juventus difundió unas imágenes en las que se observaba a Georgina Rodríguez cortándole el pelo y ahora se le ve con su nueva estética perfilada: los laterales más rapados y la parte de arriba peinada hacia un lado y fijada con abundante gomina.

Para cientos de sus compatriotas, no es más que otra prueba del grado de superficialidad al que ha llegado el capitán de la selección portuguesa, el mismo que lideró el combinado entrenado por Fernando Santos cuando se proclamó campeón de la Eurocopa en París. Hoy, no obstante, sus salidas de tono en plena pandemia no están sentando nada bien a los ciudadanos lusos, ni siquiera en su Madeira natal, donde permanece refugiado hasta que no se conozca la fecha del regreso a la competición de la Liga italiana.

Para colmo, la ostentación de su recién estrenado perfil se produce después de que varios miembros de su familia divulgaran fotografías y vídeos de la fiesta que celebraron el día del cumpleaños de Alicia Beatriz , la sobrina del delantero exmadridista, que alcanza los 21 años. Ronaldo salió de la mansión que alquiló al noreste de la isla y bajó hasta el edificio de siete plantas donde viven su madre, sus hermanos y sobrinos en Funchal. Hasta 17 personas se juntaron mientras reían y cantaban, algo que tampoco ha gustado nada en el contexto actual.

Hasta que no le llegue el momento de retornar a Turín, Cristiano se ha instalado en una casa de lujo en Caniçal, perteneciente al municipio de Machico. Le acompañan la joven aragonesa y sus cuatro hijos en un entorno que dispone de seis habitaciones, piscina exterior, sala de juegos y acceso directo a los acantilados del Océano Atlántico.

Los portugueses le reprochan su falta de tacto al proclamar a los cuatro vientos semejantes muestras de actividades no esenciales, justo cuando las autoridades de toda Europa ruegan a los ciudadanos que no salgan de sus casas y extremen los cuidados para evitar la propagación del coronavirus.

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