Isabel Pantoja disfruta de su cuarto permiso penitenciario y vende su casa de La Moraleja

Ni sonrisas ni lágrimas. Isabel Pantoja salió de la cárcel de Alcalá de Guadaíra con el rostro serio y los ojos ocultos tras sus clásicas gafas negras para disfrutar del cuarto permiso carcelario desde que ingresó en prisión el 21 de noviembre de 2014. Serán seis días para gozar de la libertad y es muy probable que los pase encerrada en su finca de Cantora, donde la esperaba su madre doña Ana. Allí, en la tranquilidad de esas paredes que su hijo heredó del difunto Paquirri, Isabel cuenta los días que le faltan para que la cárcel decida cómo va a decretar que se organice su vida, con el tercer grado que ya ha aprobado la Audiencia de Málaga.

Es más que posible que este jueves, día que se reúne la Junta de tratamiento de la cárcel, se decida si ese nuevo grado lo hará con una pulsera telemática, acudiendo a un centro de reinserción o presentándose en la comisaría más cercana de Cantora. Eso es precisamente lo que han de deliberar los miembros de la Junta, que también podrían decidir que fuera todos los días a dormir a la cárcel o que saliera los fines de semana.

Lo cierto es que Isabel, para alegría de sus fans, que son muchos y se han activado por las redes sociales, ya empieza a probar de nuevo el sabor de la libertad.

Ha pasado encerrada más de la mitad de los dos años de condena por blanqueo de capital y ya ha abonado los 1,14 millones de euros que tenía pendiente y que se comprometió a pagar en cinco mensualidades. El último plazo lo acaba de abonar hace pocos días tras vender su casa de La Moraleja por algo menos de dos millones de euros. Aunque el primer precio de salida era cercano a los tres millones, al final ha tenido que aceptar una oferta considerablemente inferior pero todo sea con tal de no tener impedimentos para ese tercer grado y cumplir así con una Justicia que consideró su pena tenía que ser ejemplarizante, tal y como consta en la sentencia.

Y es que con Pantoja se ha roto el molde de muchas costumbres. Primero porque con un perfil como el suyo, sin antecedentes, nadie creyó que al tener dos años de cárcel iba a entrar en prisión. Segundo, porque ha sido objeto de todo tipo de campañas que iban en su contra, como cuando un grupo de funcionarias de prisiones acusó a la directora del centro de darle un trato de favor. El Ministerio de Interior concluyó que esas acusaciones no eran reales. A Isabel esos titulares no sólo no le han beneficiado, sino que ha ocurrido todo lo contrario. « Querían una sentencia ejemplarizante y han tenido una presa ejemplar», dice su abogado Carlos Esteban Romero que se lamenta de la tardanza en los plazos.

Ahora Isabel tiene que empezar a pensar en su futuro más inmediato y en recuperar el tono vital que le permitirá vestirse la bata de cola y subirse a los escenarios. Tiene en el cajón el disco que grabó en México con Juan Gabriel y que no ha podido presentar al público.