La Polaca, Caritina Fernández de Liencres, Alfonso de Hohenlohe y Manuel Lapique en Marbella
La Polaca, Caritina Fernández de Liencres, Alfonso de Hohenlohe y Manuel Lapique en Marbella - efe

Caritina Fernández de Liencres, la vizcondesa que nunca llegó a tener su título

La madre de Cari Lapique reclamó en 1972 la distinción vacante, aunque no se le concedió

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Corría el año 1972. Lola Flores daba una fiesta en su tablao flamenco, un evento al que acudieron, entre otros, Caritina Fernández de Liencres y Liniers, Manuel Lapique, La Polaca y Alfonso de Hohenlohe. Las imágenes que se recogen en los archivos de las principales agencias de la época, como la que ilustra esta información, ya denominaban a la madre de Cari Lapique como «vizcondesa de Villamiranda». La revista «¡Hola!», el pasado miércoles, volvió a utilizar el título al informar del fallecimiento de la abuela de Carla Goyanes el pasado 10 de septiembre.

Pero lo cierto es que el título -que es en realidad, exactamente, vizcondado de Villa de Miranda- no perteneció nunca a doña Caritina.

Le fue concedido el 16 de mayo de 1668 a Fernando de los Ríos y Argote por el Rey Carlos II. Desde entonces, el título fue pasando de padres a hijos según lo especificado en la carta de sucesión.

De esta forma, el vizcondado de Villa de Miranda llegó a Antonio Fernández de Liencres y Nájera (también marqués de Donadío), el abuelo de Caritina. Cuando éste murió en 1951, su segundo hijo -y tío de la madre de Cari Lapique-, Ángel Fernández de Liencres y de la Viesca, heredó los dos marquesados de su padre, así como el derecho a llevar el vizcondado de Villa de Miranda. Sin embargo, el título no fue reclamado de forma oficial y quedó vacante. Veintiún años después del fallecimiento de Antonio Fernández de Liendres, en 1972, Caritina solicitó la rehabilitación del título de su abuelo, pero no consiguió que se lo concedieran. Lo volvió a intentar en 1983, al mismo tiempo que lo solicitó su prima hermana, Maria Josefa Fernández de Liencres y Elduayen, hija inmediata de Ángel, que ya había heredado todos los títulos de su padre y a la que, por derecho, le correspondía también el de Villa de Miranda.

Evitar conflictos familiares

«Jamás el Rey concedió dicho título a Caritina, y ahora mismo nadie lo lleva, aunque yo mismo hubiera podido solicitarlo al ser el hijo mayor de María Josefa Fernández de Liencres y Elduayen», contó Eduardo Fioravanti Fernández de Liencres en el foro de Heraldaria en 2009. Y añadió: «No tenemos nada en contra de Caritina, pero no entendemos cómo puede usar un título sobre el que no tiene el menor derecho, aunque toda la prensa rosa crea que lo tiene». En este mismo portal de internet, Fioravanti también cuenta que su madre «intentó solicitar el título», pero no quiso presionar a su prima hermana, que «ya había hecho la solicitud a instancias de su marido», Manuel Lapique. «Este señor buscó todas las influencias inimaginables para conseguir dicho título, pero con buen criterio el Rey no accedió a sus pretensiones», apostilló. Al parecer, Fioravanti no quiso «ahondar más en el tema» para no buscar «enfrentamientos familiares».

Desde la Diputación de la Grandeza de España aseguran que el vizcondado de Villa de Miranda «no lo lleva nadie y se dejó de usar hace tiempo». Tal y como informan desde el Ministerio de Justicia, se puede proceder a la rehabilitación de «grandezas y títulos perpetuos» que hayan caducado al quedarse vacantes durante «un tiempo superior a cinco años y no hubieran permanecido en tal situación durante cuarenta o más años». Según esta norma, el vizcondado de Villa de Miranda dejó de existir en el año 1991.

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