Lina Morgan en una imagen de archivo
Lina Morgan en una imagen de archivo - archivo/abc

Lina Morgan, en su casa y como ella quiere

La semana pasada saltaba el rumor de la supuesta muerte de la actriz, información desmentida por su tutor y ayudante

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Estamos aún en primavera, pero las serpientes de verano ya empiezan a aparecer y hacer de las suyas en los medios de comunicación. En cuestión de rumores falsos hay dos clásicos que se repiten en los últimos tiempos. Anunciar fatalidades sobre Carmen Sevilla o Lina Morgan debería estar ya penado, puesto que son errores reiterativos que sólo hacen daño y crean una alarma innecesaria. Sin ir más lejos, días atrás un medio digital volvió a soltar como gran noticia un final no feliz para Morgan, que lleva mucho tiempo retirada de los focos por sus problemas de salud. Por suerte, al minuto de saltar ese aviso pude contactar con su hombre de confianza, quien no sólo me desmintió la información, sino que mostró su estupor ante la manera en la que algunos se lanzan a soltar al aire una historia así.

Pues Lina no es que esté para salir de fiesta, pero sí se encuentra estable dentro de la gravedad de su dolencia. Por decisión propia está viviendo esta fase de su vida a su gusto y manera y consciente de las decisiones que ha tomado, y que, hasta la fecha, no piensa modificar.

Atendida por tres enfermeras, es su ayudante, Daniel Pontes, al que nombró tutor, quien de nuevo aclara su estado actual, dentro de la discreción con la que habla de la actriz. Tras cerca de diez meses en la UCI del hospital Beata Ana María de Madrid por una neumonía, y tras estar dos semanas en planta del citado hospital, se decidió trasladarla a una residencia de Madrid de forma temporal. «Siempre dejé muy claro que sería únicamente para preparar su domicilio con las atenciones que una persona con su dolencia requiere», recuerda Pontes.

Y, tal y como anunció, dos meses después Lina volvía a su casa de Madrid.Lo hacía en una ambulancia, la misma que la semana pasada la trasladó al hospital de la Zarzuela para cambiarle un tubo que necesita para el digestivo. «Lina está consciente y suele pasar tiempo en la terraza tomando el sol. Suele ver la televisión y tiene el teléfono móvil al lado para cogerlo cuando quiera. Tomó la decisión de vivir su enfermedad alejada de los curiosos y no está molestando a nadie. Durante toda su vida ha trabajado, por eso ahora puede gastarse su dinero como quiera. No está sola en ningún momento», explica Pontes. Aunque nadie quiere poner nombre a su enfermedad, lo cierto es que Lina ingresó con una neumonía por la que actualmente necesita ir con oxígeno la mayor parte del día. No quiere salir a la calle con su mascarilla y prefiere vivir en retiro e intimidad esta etapa de su vida.

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