El presidente François Hollande a las puertas de El Elíseo durante una visita
El presidente François Hollande a las puertas de El Elíseo durante una visita - reuters
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Ménage «à quatre» en el Elíseo de Hollande

El presidente francés reparte su tiempo entre la madre de sus hijos, su novia, Julie Gayet, y su ex novia, Valérie Trierweiler

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Con el ajetreo que tiene en el Elíseo, hay quien se pregunta de dónde saca tiempo François Hollande para hacer política. El presidente francés reparte sus horas entre las tres mujeres de su vida: la madre de sus hijos, Ségolène Royal, su ex pareja, Valérie Trierweiler, y su actual novia, la actiz Julie Gayet.

Ségolène es la madre de los cuatro hijos de Hollande, y con él comparte consejo de ministros y numerosas reuniones del más alto nivel político, ya que Royal ocupa el cargo de ministra de Ecología. A la caída de la noche, concluida la jornada política, Julie visita al presidente varias veces por semana. Y además, a diversas horas del día, Hollande también aprovecha para llamar por teléfono a Valérie Trierweiler.

Una situación que irrita, y mucho, a la periodista. Valérie ha comentado sobre este particular «ménage à quattre»: «Con el tiempo, he terminado comprendiendo que Hollande me usó para llegar al Elíseo. Instalado en la presidencia, su pareja política con Ségolène se ha reconstruido de la manera más natural. Hollande y la madre de sus cuatro hijos tienen una ambición política muy fuera de lo común, excepcional. Hicieron carrera juntos, utilizando a sus hijos para hacerse publicidad. El Elíseo los separó durante unos años. Pero el Elíseo ha vuelto a reconciliarlos. Ségolène utiliza a Hollande para consolidar sus ambiciones como ministra. Y Hollande utiliza a Ségolène para preparar la pre campaña de su posible reelección, el 2017. ¿Qué papel juega Julie Gayet? Ella sabrá».

Fue precisamente su relación con la actriz la que dinamitó la pareja que formaban Hollande y Trierweiler. Fue en enero de 2014 cuando salió a la luz la nueva relación del presidente con Julie Gayet, un episodio que llevó a su hasta entonces novia al hospital.

Por su parte, Ségolène Royal mantuvo con Hollande una relación durante casi treinta años, de la que nacieron sus cuatro hijos. Aunque no llegaron a contraer matrimonio, la pareja sí hizo una gran carrera política en común, aspirando ambos a la presidencia de la República. A ella la derrotó Nicolas Sarkozy en 2007, el mismo año en el que Hollande la abandonaba por Valérie Trierweiler. Con la periodista se instalaba en el Elíseo en 2012, tras «vengar» a su expareja derrotando a Sarkozy en las urnas.

Ségolène Royal vivió como un drama personal las relaciones de Hollande con sus dos rivales, hasta que, finalmente, la ambición e intereses políticos de la pareja Hollande - Ségolène han precipitado la reconciliación política y familiar más íntima. De hecho, el semanario socialdemócrata L'Obs recoge la celebración de comidas familiares entre Hollande, Ségolène y sus hijos.

Una nueva situación que no impide, aparentemente, que el jefe del Estado sostenga al mismo tiempo sus relaciones sentimentales con Julie Gayet. «Relaciones muy serias», según varios amigos del presidente, citados por Le Parisien.

Las infidelidades del Elíseo

La situación de Hollande podría considerarse rara y excepcional en la historia «sentimental»de la política francesa contemporánea. Y eso que los antecedentes dejaron el listón muy alto.

A finales del XIX, Adolphe Tiers, el primer presidente de la III República, tuvo relaciones sentimentales continuadas con dos hijas de su amante, Élise Dosne. Balzac se inspiró en su caso para contar la ascensión social de Rastignac, el arquetipo canónico del trepador sin escrúpulos.

A principios del siglo XX, el presidente Félix Fauremurió en su lecho, en el Elíseo, mientras su amante, Marguerite Steinheil, le hacía una apasionada y legendaria felación.

Mucho más reciente, François Mitterrand vivía con su esposa oficial en el Elíseo, mientras que su amante y su hija vivían en un palacio contiguo. Mitterrand prolongó esa relación durante catorce largos años, sin que la esposa y la amante llegasen a cruzarse nunca. Tan original cohabitación solo se hizo pública a la muerte del primer presidente socialista de la V República.

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